Última hora sobre la prohibición de coches diésel, gasolina e híbridos, ¿qué sucederá en la UE?

La UE planea prohibir la venta de vehículos nuevos con motor de combustión a partir de 2035. Sin embargo, como venimos advirtiendo, existe resistencia a esta próxima normativa. ¿Qué opinan ya los fabricantes, políticos y asociaciones? ¿Qué puede ocurrir finalmente?

Última hora sobre la prohibición de coches diésel, gasolina e híbridos, qué sucederá en la UE
Última hora sobre la prohibición de coches diésel, gasolina e híbridos, qué sucederá en la UE

Tras la última cumbre del sector automovilístico, donde se llegó al acuerdo de que antes de final de año la Comisión Europea revisaría y tomaría la decisión definitiva en torno a la prohibición (o no) de la venta de coches de combustión en la UE, el canciller de Alemania, el siempre influyente Friedrich Merz, fue tajante: “No debe haber recortes drásticos en 2035”. El Gobierno de Alemania, el país con la mayor industria automovilística, dejaba clara su postura de impulsar una mayor flexibilidad en Bruselas. Pero no todos los países lo iban a secundar.

A pesar de que Italia se posicionó también rápidamente a favor de la prórroga o eliminación de esta medida, otros importantes estados miembros, como España y Francia, se apresuraron a presionar del modo contrario: enviando conjuntamente una carta a todos los líderes de la Unión Europea, afirmando que estos objetivos de emisiones deben “mantenerse” y solicitando eso sí nuevos incentivos “made in Europe” para ayudar a una industria del automóvil que consideran que está efectivamente en dificultades. Sin embargo, pese a ello, estos países consideran que hay que “mantener el rumbo” y que los vehículos de cero emisiones son “indispensables”.

En este contexto casi de guerra interna, también entre fabricantes y asociaciones, a un lado las de defensa de automovilistas, al otro las ecologistas, el vicecanciller de Alemania, Lars Klingbeil, se ha mostrado abierto en las últimas horas a la conciliación y a buscar soluciones de transición como los vehículos híbridos enchufables (PHEV) y los vehículos eléctricos de autonomía extendida (REEV), siempre que se cumplan los objetivos climáticos. La UE, a esta hora, está revisando toda la normativa, pero, hasta el momento, no se ha anunciado ningún cambio de rumbo formal. ¿Qué sucederá?

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Bruselas comunicará antes de final de año si revisa la prohibición de venta de los coches de combustión, ya prevista para 2035.

¿Qué se debate en la mesa política?

En Berlín, se discuten ya hasta tres opciones: una mayor flexibilidad en la acreditación de vehículos híbridos enchufables (PHEV) y vehículos eléctricos de autonomía extendida (REEV) más allá de 2035; incentivos específicos para la compra de coches eléctricos a hogares de ingresos bajos y medios; y la ampliación de la exención fiscal para vehículos eléctricos.

Desde Bruselas, por su parte, se marcará la normativa final, con objetivos de CO₂ en principio ya fijados y aprobados en el Parlamento europeo. La previsión, ahora, es que con la revisión anunciada por la propia presidenta de la Comisión, Úrsula von der Leyen, la regulación pueda aclararse, pero no modificarse por completo.

Para los compradores, esto significa que el rumbo está marcado, pero la implementación podría ajustarse gradualmente… o quizá aprobarse una prórroga inclusi. La tensión reside entre la competitividad y el empleo, por un lado, y el cumplimiento normativo del Acuerdo de París sobre el Clima y la seguridad de las inversiones, por otro.

Industria: diversos sectores abogan por la apertura tecnológica

Desde Alemania comienza así a surgir un denominador común: abandonar las prohibiciones rígidas y avanzar hacia una combinación más flexible. El director ejecutivo de Bosch, Stefan Hartung, ha criticado también la prohibición de la UE a la venta de motores de combustión, calificándola de “invención europea” que perjudica a los fabricantes continentales. Argumenta que los vehículos híbridos enchufables y los extensores de autonomía siguen desempeñando un papel importante en China y contribuyen a la protección del clima, mientras que su desarrollo ya no resulta rentable en Europa. En lugar de prohibiciones, se necesitan incentivos y un enfoque claro en la creación de valor futuro, asegura.

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Desde distintos sectores se piden más incentivos a los coches eléctricos, en lugar de prohibiciones a los de combustión.

Por su parte, en un congreso organizado por Auto Motor und Sport, el director ejecutivo de Bentley, Frank-Steffen Walliser, también ha abogado por la apertura tecnológica. El objetivo, afirma, es la reducción de CO₂, no un compromiso predeterminado con un único sistema de propulsión. Los combustibles sintéticos deben desempeñar un papel fundamental, según sus palabras, y los proyectos piloto han demostrado la viabilidad técnica; ahora el enfoque está en la ampliación de la producción.

Qué opina Mercedes, BMW, Volkswagen...

Mientras tanto, el CEO de Mercedes-Benz, Ola Källenius, combina una aparente contradicción con un firme compromiso: a más tardar en 2030, la compañía contará con una oferta eléctrica en todos los segmentos. Al mismo tiempo, se necesita electricidad libre de CO₂ para garantizar que la transformación sea también financieramente viable. La industria se enfrenta a una década de mundos paralelos, en la que es necesaria la inversión continua en motores de combustión eficientes, junto con nuevos modelos eléctricos, incluyendo un modelo de entrada ya confirmado en la marca basado en el CLA/MMA tras la discontinuación del Clase A.

Antes del congreso, Källenius, en su calidad también de presidente de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), ya había dirigido una carta abierta a la presidenta de la Comisión Europea, en la que criticaba la falta de condiciones de mercado para una transición fluida hacia la movilidad eléctrica pura y calificó los objetivos de CO₂ para 2030/2035 de poco realistas, afirmando que la eliminación gradual de los motores de combustión para 2035 ya no es factible. La carta abierta también aseguraba que “el mundo ha cambiado drásticamente desde que se adoptó el rumbo actual, y la estrategia de la UE para el sector automovilístico debe cambiar en consecuencia”.

Imelda Labbé, presidenta de la Asociación Internacional de Fabricantes de Vehículos Automotores de Alemania (la VDIK) ha apostado en este mismo congreso por la previsibilidad en la demanda y el uso cotidiano. El debate en torno al objetivo de 2035 no debería generar más incertidumbre entre los compradores y lo que se necesita, según sus palabras, es un plan maestro para la electromovilidad que integre sistemáticamente los incentivos a la compra y la infraestructura de recarga, con especial atención a las zonas rurales y las grandes ciudades con alta densidad de vehículos eléctricos de batería (VEB). Sin subsanar las deficiencias en la red de recarga, cualquier avance tecnológico sigue siendo vulnerable.

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La mayoría de fabricantes apuestan por la neutralidad tecnológica y por una mayor flexibilidad en las regulaciones.

Fuera del recinto ferial, el tono es igualmente claro. En la inauguración del Salón IAA de Múnich de 2025, el CEO de Volkswagen, Oliver Blume, aseguró por su parte que “considero poco realista que para 2035 solo exista la movilidad eléctrica. No debemos asfixiar a la industria. También están en juego los puestos de trabajo”. Con esta declaración, Blume cuestionó específicamente la prohibición de los motores de combustión y expresó su deseo de mayor flexibilidad. Sin embargo, no se pronunció en contra de la movilidad eléctrica, confirmando que “tenemos la responsabilidad y la obligación de descarbonizar”.

El CEO de BMW, Oliver Zipse, en declaraciones paralelas a una presentación ante periodistas, calificó el sistema actual por su parte de “desastre”. En el Salón del Automóvil de París de 2024, ya solicitó también entonces una “revisión del objetivo del 100% de vehículos eléctricos de batería (BEV) para 2035”, señalando que esta revisión podría reducir la dependencia de los fabricantes europeos con respecto a China.

Stellantis, bajo la dirección de su nuevo CEO, Antonio Filosa, también se aleja de una postura rígida. Una prohibición total de la venta de vehículos nuevos con motor de combustión a partir de 2035 “no es realista”, según ha afirmado, argumentando que la UE necesita neutralidad tecnológica y flexibilidad con transiciones prácticas hasta 2030. Filosa aboga por impulsar el mercado mediante incentivos en lugar de prohibiciones y por establecer objetivos intermedios realistas.

Por su parte, el CEO de Skoda, Klaus Zellmer, pide más tiempo y flexibilidad, declarando en una entrevista reciente que, “para mí, la fecha de eliminación gradual de 2035 no es una cuestión ideológica”, afirmando que el factor decisivo es la realidad de la demanda de los clientes y la infraestructura, mientras que la electromovilidad sigue siendo la tecnología objetivo. Al mismo tiempo, Zellmer defiende los vehículos híbridos enchufables (PHEV) y los combustibles alternativos más allá de 2035 y prevé que el punto de inflexión para los vehículos eléctricos de batería (BEV) en Skoda se produzca hacia finales de la década.

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El precio de los coches eléctricos y la deficiente infraestructura general de recargas son los grandes problemas de la nueva movilidad.

Audi, en contra de la eliminación gradual de los motores de combustión

Sin embargo, Gernot Döllner, CEO de Audi, tiene una visión muy distinta a la de la mayoría de altos ejecutivos de la industria. En otra reciente entrevista, califica de “contraproducente” el renovado debate sobre la eliminación gradual de los motores de combustión, ya que, para él, el coche eléctrico es la mejor manera de impulsar la reducción de CO₂ en el futuro.

El nuevo CEO de Renault, François Provost, ha comentado por su parte sobre los objetivos de CO₂ de la UE que “no deberíamos centrarnos en 2035. Los precios de los coches eléctricos son actualmente prohibitivos para la gente; por eso emitimos más CO₂ del necesario”, y aboga por una menor regulación para que los coches sean más asequibles. “El camino hacia el futuro pasa por la neutralidad tecnológica, que impulsará los coches eléctricos”, afirma Provost, ofreciendo una solución casi milagrosa.

¿Qué significa esto para el mercado y los consumidores?

Para los compradores, esto significa que la transición podría llegar a ser gradual. Junto a los coches totalmente eléctricos, seguirán estando disponibles modelos de transición como los híbridos enchufables y los de autonomía extendida, según apuntan en las últimas horas desde Alemania. Estos modelos podrían seguir siendo importantes durante un tiempo mientras los fabricantes amplían su gama de vehículos eléctricos y los clientes terminan por demandarlos definitivamente. Esto reduce el temor a equivocarse en la elección, pero hace que la información fiable sobre consumo, valor de reventa y opciones de recarga sea aún más crucial.

Por otro lado, se han anunciado nuevas subvenciones e incentivos fiscales para los coches eléctricos. Los detalles aún se están ultimando. Sin embargo, se ha aprobado la prórroga de la exención del impuesto de circulación para los coches eléctricos en Alemania, aunque la red de recarga, como en casi todos los estados miembros de la UE, sigue siendo un factor crítico.

Sin suficientes estaciones de recarga de fácil acceso, el uso diario de un coche eléctrico va a seguir siendo complicado por lo general en toda la Unión Europea. Por lo tanto, la presidenta de VDIK, Imelda Labbé, solicita un plan maestro que aborde específicamente las carencias, en particular en pequeñas comunidades y grandes ciudades con un alto número de vehículos eléctricos. Para el mercado, esto significa que la verdadera certidumbre en la planificación solo se logrará cuando las subvenciones, los impuestos y los puntos de recarga estén alineados. Algo que, por el momento, parece alejado.

 

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