No corren buenos tiempos para el diésel… ni ya tampoco para sus propietarios. De un total de más de 840.000 matriculaciones de coches en lo que llevamos de 2023, apenas 205.000 corresponden a vehículos diésel, un combustible que no hace tanto acaparaba casi el 70% del total de ventas y que, en el último mes, ha sido el único sistema de propulsión que ha caído respecto al año anterior, al retroceder de nuevo un 11% en sus matriculaciones respecto a las de septiembre de 2022.
Ante esta realidad, causada posiblemente también por el anuncio ya de la Unión Europea de prohibir la venta de coches de combustión a partir de 2035, salvo que empleen unos combustibles sintéticos que están ahora mismo por las nubes, el futuro del diésel pinta muy negro. Negro también por las restricciones que se avecinan a los coches con etiquetas B y C de la DGT en muchas ciudades de España, y negro como el petróleo.
Y es que la última estocada definitiva al diésel parece que vendrá, precisamente, por el precio del carburante en los mercados debido a la situación actual del petróleo. Si atendemos a las últimas cifras del día, extraídas del portal dieselogasolina.com, el diésel cotiza ahora mismo a 1,695 euros el litro de media en las gasolineras de España, marcando una curva en continúa ascensión en los últimos meses. Desde julio, el crecimiento ya es de más de 10 céntimos por litro.

Frente al gasóleo, y aunque también tiene un alto precio de 1, 739 € de media, la gasolina en cambio no solo no muestra esa misma línea creciente, sino que al contrario incluso ha rebajado su tarifa en los últimos días con ligeras caídas en las gasolineras. Y el problema amenaza al diésel con agravarse.
El precio del barril de petróleo ya roza los 100 euros
La explicación la encontramos, en primer lugar, en el alto precio que vuelve a alcanzar el barril de Brent, el de referencia en Europa, en los mercados. En las últimas semanas ha subido ya claramente de los 90 euros por barril, aproximándose muy peligrosamente a la barrera de los 100 euros que hace años que no observábamos. Y esto sin duda es consecuencia directa de los recortes de producción que están provocando los grandes productos del mundo.
Tanto la OPEP+, como otros grandes productores como Arabia Saudí o Rusia (con el agravante del conflicto bélico que sigue provocando embargos e inestabilidad en su exportación), llevan semanas recortando unas producciones que ahora confirman que se mantendrán, al menos, hasta el mes de diciembre, pero con visos incluso de prolongarse también durante 2024.

Las reservas se agotan y la demanda no cesa: grave problema a la vista
Este hecho, sumado a la alta demanda de petróleo que se prevé para este otoño/invierno, ha causado ya, según han denunciado expertos de Bloomberg, que las reservas se encuentren hoy bastante por debajo de otros años a estas alturas, lo que es una muy mala señal para los pronósticos de los precios en los próximos meses, especialmente cuando hay que recordar que, a nivel mundial, los transportes siguen funcionando mayoritariamente con diésel, y no solo los coches, sino también por ejemplo en el transporte marítimo.
A toda esta situación se ha sumado otra importante amenaza que termina por preocupar en el sector: el director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (IEA), Fatih Birol, acaba de declarar en el prestigioso medio Financial Times, que “el tope de demanda de combustibles fósiles se producirá en esta década, encontrándonos ya en un momento histórico para el sector de la energía a nivel global, debido a que se acelera el proceso del ‘peak oil’”. Este término se acuña al momento previsto a medio plazo en el que la demanda de petróleo será demasiado alta en el mundo comparado con las reservas que quedan. Y las declaraciones van ya en la misma línea que alerta Bloomberg.