Los coches diésel, gasolina e híbridos no se prohibirán finalmente, pero sí se limitarán mucho

Ya es oficial: finalmente, la Comisión Europea da marcha atrás y propone ya eliminar la prohibición de venta de los vehículos de combustión a partir de 2035, pero apostando solo “por una producción limitada”. Te damos todos los detalles de la nueva normativa.

Los coches diésel, gasolina e híbridos no se prohibirán finalmente, pero sí se limitarán mucho
Los coches diésel, gasolina e híbridos no se prohibirán finalmente, pero sí se limitarán mucho

Era mucho más que un secreto a voces y los principales medios de comunicación de Alemania, el país más crítico con las próximas normativas de emisiones de la UE, llevaban semanas anunciándolo: la Comisión Europea iba esta semana a rectificar y a eliminar la prohibición de venta de los vehículos de combustión, ya acordada a partir del año 2035. Dicho… y finalmente hecho.

Aunque la medida aún debe ser ratificada formalmente por el Consejo de la UE y el Parlamento Europeo, ya nadie duda que se aprobará: la Comisión Europea propone ya abiertamente el fin de la prohibición de venta de los motores de combustión a partir de 2035, para que puedan seguir comercializándose más allá de ese año. Sin embargo, bajo este titular también hay letra pequeña que conviene conocer. No todo va a ser tampoco un camino de rosas para los fabricantes automovilísticos.

La prohibición no será total, pero habrá una producción limitada de vehículos de combustión

La Comisión Europea, en realidad, abandona ahora oficialmente la más estricta prohibición de venta, reduciendo el objetivo de rebaja de CO2 al 90% en comparación con el año base 2021. Eso significa que, como dice textualmente el organismo, en la práctica apuesta por una “producción limitada” de este tipo de automóviles diésel, gasolina e híbridos, debiendo los fabricantes emitir solo un 10% de las emisiones de CO2 que estaban permitidas hace solo 5 años. El ajuste por tanto va a ser no total, pero sí considerable.

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Las mayores emisiones de CO2 resultantes de la nueva propuesta deberán, según la Comisión Europea, también compensarse eso sí con el uso de acero ecológico y combustibles más respetuosos con el medio ambiente, es decir, con combustibles sintéticos y e-fuels, principalmente. Según esta institución comunitaria, las exenciones deberían aplicarse con carácter general a todos los vehículos lanzados después de 2035.

El fin de la era del motor de combustión aún no está decidido

Las propuestas de la Comisión Europea se presentan como hemos avanzado ahora al Parlamento Europeo y a los Estados miembros de la UE, que también podrían introducir cambios. Aún es posible tanto la flexibilización como el endurecimiento de las medidas, teniendo en cuenta las tensiones y los bloques políticos contrapuestos que se suceden en Europa, con Alemania e Italia aplaudiendo la nueva propuesta de la Comisión Europea, pero con países como España y Francia solicitando que se mantengan los vetos iniciales acordados. En todo caso, se requerirá desde ahora una mayoría en ambas instituciones para tomar una decisión final y no está claro cuánto tiempo llevará lograrlo.

El núcleo del acuerdo formulado ahora por la Comisión Europea es el abandono del objetivo de neutralidad total en emisiones de CO₂ para los vehículos nuevos. En lugar de una reducción del 100%, se propone aplicar un objetivo de reducción del 90% a partir de 2035. Y tampoco se prevé un objetivo de cero emisiones para 2040, tal y como se venía rumoreando en las últimas horas, lo que significa que se seguirá permitiendo una proporción limitada de motores de combustión, siempre que se cumplan los objetivos generales.

La Comisión destaca que los objetivos adoptados siguen contribuyendo al camino hacia la neutralidad climática, pretendiendo crear al mismo tiempo un marco más flexible para la innovación y para estabilizar la base industrial europea.

Ursula von der Leyen durante su intervención en la COP25.
El Consejo de la UE y el Parlamento deben aún ratificar la propuesta anunciada por la Comisión Europea. En la imagen, su presidenta, Úrsula Von der Leyen.

Los fabricantes aplauden la rectificación

Para los fabricantes de automóviles, esta decisión supone una mayor seguridad en la planificación. No será necesario por tanto ya convertir bruscamente las capacidades de producción existentes y, en particular, las empresas que sigan invirtiendo en el desarrollo de motores de combustión de bajo consumo se beneficiarán así de un periodo de transición más largo.

Desde Bruselas, el cambio también se percibe como un intento de reducir las tensiones políticas. Según varios eurodiputados, la prohibición de los motores de combustión ya no debería ser un blanco de ataque para los partidos populistas de derecha. El presidente del PPE, Manfred Weber, enfatizó que el automóvil en Europa no es un símbolo ideológico, sino un bien cultural y un factor económico. La solución ahora acordada elimina el caldo de cultivo para posturas radicales y, al mismo tiempo, permite que la política climática se desarrolle con pragmatismo.

A pesar del compromiso, la transformación de la industria del automóvil sigue siendo un objetivo central de la estrategia climática europea. La expansión de la electromovilidad, el desarrollo de combustibles sintéticos y las mejoras en la eficiencia energética seguirán formando parte de las futuras regulaciones. Los fabricantes deben seguir alineando sus políticas de modelos con los objetivos de CO₂, pero obtendrán mayor flexibilidad en la elección de tecnologías.

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En definitiva, las instituciones de la UE han decidido alejarse gradualmente de la prohibición total de la matriculación de nuevos vehículos emisores de CO2 a partir de 2035. El nuevo objetivo de reducción del 90% de CO2 busca combinar la transición hacia una movilidad respetuosa con el medio ambiente con la estabilidad económica. El aumento de las emisiones de CO2 se compensará con acero verde y combustibles respetuosos con el medio ambiente.

 

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