Por tierra y por aire, en autovías y en ciudad, en un punto concreto, en cascada y capaces de controlar un tramo de varios kilómetros. Los radares y las cámaras de tráfico vigilan que no cometamos infracciones en la carretera. Y no sólo de velocidad, también el uso del teléfono móvil o del cinturón de seguridad. Sin olvidar los de semáforos.
Los tres de siempre
Radar fijo
Es el más habitual, el que todo el mundo conoce. Una caja situada en uno de los laterales de la carretera controla que los conductores no sobrepasen la velocidad máxima de la vía. Todos ellos tienen que estar avisados con anterioridad pero no todos ellos funcionan.
Tal y como reconoció Pere Navarro, director de la DGT, hace algunas semanas, no todas las cajas que pueden albergar un radar fijo continenen uno. Desde el organismo creen que la sola presencia de la caja es suficiente para que el conductor levante el pie del acelerador, por lo que cuentan con algunos radares que van rotando por el territorio español.
Pese a ello, no caigas en el error que han vivido algunos conductores en los últimos tiempos. La tecnología de los radares se ha renovado y ya no necesitan de flash para multar, por lo que se acabaron los destellos que nos confirmaban la multa. El uso de tecnología infrarroja permite detectar a los vehículos de noche y registrar el paso del vehículo sin alertar al resto de conductores.
Radar de tramo
Una variante del radar fijo es el radar de tramo. Este tipo de radares intenta que la velocidad media de los conductores se mantenga siempre dentro de los límites permitidos durante varios kilómetros.
Para conseguirlo, el radar de tramo tiene un pórtico de entrada y otro de salida. En ambos queda registrado el momento exacto en el que pasa el vehículo. Obtenidas las dos horas, el radar hace un cálculo rápido y resuelve la velocidad a la que circulaba el conductor. Si es superior a la debida, la multa nos llegará a casa.
Radar móvil
Son aquellos instalados por la Guardia Civil en las carreteras estatales o las Policías Locales en los municipios. En ambos casos hablamos de artilugios adquiridos por la administración, aunque algunos de los comprados por la DGT son rotados por los distintintos ayuntamientos.
De este tipo de radar, cabe destacar el uso de los llamados Velolaser. Esta tecnología de última generación consiste en un aparato de pequeño tamaño (puede ser sujetado con una sola mano) y que destaca por su versatilidad, pues puede ser transportado fácilmente, incluso es posible instalarlo en un guardarraíl, y puede ser controlado a distancia vía Wifi por una patrulla situada en otro lugar cercano.
Y, además, hay otra cosa que debes tener en cuenta. Este tipo de radares están siendo utilizadas por las administraciones en los últimos tiempos como un “radar en cascada". A los primeros que vimos utilizarlos fue a la Policía de Navarra. Esta actividad se reduce a poner un radar móvil unos pocos kilómetros después de un radar fijo. El objetivo: controlar a quienes levantan el pie en un radar fijo y poco después recuperan la velocidad perdida pensando que ya ha pasado el peligro.
Por el aire
Pegasus
No todos los radares los encontramos a pie de carretera. Uno de los más temidos es el Pegasus. La DGT cuenta con 10 helicópteros operativos en los que se monta un radar de gran alcance para vigilar a todos aquellos que superen la velocidad permitida, pero también el uso del teléfono móvil o del uso del cinturón de seguridad.
Con él se puede llegar a volar a 300 metros de altura, por lo que es difícil de ver mientras se circula y gracias a un sistema láser puede medir la distancia del vehículo respecto al helicóptero y, así, realiza tres pruebas para conocer con exactitud la velocidad a la que circula el automóvil.
En ciudad
Radar de semáforo
Dentro de una ciudad también podemos encontrarnos con los tres semáforos que hemos descrito al principio, los radares fijos, móviles y de tramos. Sin embargo, hay otro tipo de radar que está muy extendido en las urbes, el radar de semáforo.
Este tipo de radar sincroniza su funcionamiento con las luces semafóricas, por lo que es capaz de fotografiar a aquellos conductores que rebasen el mismo mientras la luz se encuentra en fase roja. De ser así, estamos cometiendo una infracción grave con 200 euros de multa.
Las cámaras
Cinturón y teléfono móvil
La vigilancia del uso del teléfono móvil y el cinturón de seguridad se ha intensificado en las últimas fechas. Desde hace tiempo, las cámaras situadas en arcos sobre la carretera permiten vigilar si los conductores o los pasajeros llevan puestos el cinturón de seguridad. De no ser así, tendrás que enfrentarte a una sanción.
Lo mismo sucede en el caso de que vayamos hablando por el teléfono móvil. El procedimiento para detectar conductores que no respetan las normas es el mismo en un caso o en el otro. Las cámaras fotografían a todos los conductores. Mediante un software, el sistema es capaz de discriminar las instantáneas y cuando éstas son sospechosas las envían a un centro de control que, esta vez sí, controlan humanos. Ellos deciden si la multa puedeo no prospear.
Y lo que podría llegar
Los drones
Una de las últimas adquisiciones de la DGT son drones. El organismo se ha hecho con este aparato con el objetivo de controlar las incidencias ocurridas en carretera. Con ellos se puede llegar antes a una zona de accidente, por ejemplo, y avisar al personal sanitario con las imágenes que envía a los agentes.
De momento, desde la DGT señalan que este tipo de aparatos no multan, pero habrá que verlo en un futuro, ya que parecen ideales para ser pasados por alto por los conductores, debido a su pequeño tamaño.
Radar de contaminación
Ya los hemos visto en funcionamiento, pero no hay constancia de que hayan empezado a multar. Como una medida más para controlar la contaminación en las grandes ciudades, este tipo de radares permite comprobar las emisiones contaminantes que está expulsando cada vehículo a la atmósfera.
De momento, se ha hablado de que el sistema sancionaría únicamente a los casos excesivamente graves y que, anteriormente a esta multa, se mandaría una carta al propietario del mismo avisando de que debe arreglar su automóvil. Si esto no se produjera, el conductor sería multado.
Radar de ruido
Al igual que sucede con los radares de contaminación, los radares de ruido también podrían llegar muy pronto a nuestras calles. Según algunos investigadores suizos, la tecnología ya está disponible y no es más cara que un radar convencional. Para un correcto funcionamiento, una máquina debería ser capaz de medir el ruido emitido por un automóvil y, al momento, fotografiar a los vehículos que superaran los niveles permitidos.
Y es que en Suiza ya estarían próximos a su implantación y estudian qué limites de ruido deberán emitir los automóviles. Tal y como señaló Auto Motor und Sport, en Alemania también se ha planteado su implantación. ¿Quién dice que no los veamos en el futuro en nuestro país.