Hace unos días publicábamos un pequeño tour para presentaros al nuevo Honda Prelude. Con este modelo los japoneses vuelven a contar en su gama con un coupé, tipo de modelo por el que han sido vanagloriados en el pasado, y que de alguna manera rompe con una gama claramente dominada por los SUV. Por tanto, como entonces ya hicimos la presentación de todos sus detalles estéticos, en este artículo vamos a centrarnos en las sensaciones que nos transmitió al volante.
Las sensaciones de un coupé
Como probadores de coches no somos ajenos al auge de los SUV tanto en los compradores como en la oferta de las marcas, por lo que poder montarte en un coupé muy de vez en cuando se agradece mucho. Lo sé, su maniobra de entrada no es tan cómoda como en aquellos, pero a mí particularmente la sensación de ir más pegado al suelo es algo que me agrada mucho.
Hablando de cosas que cautivan, hay que felicitar al diseñador que pensó en ofrecer dos tipos de asientos para las plazas delanteras (las traseras como comenté en el otro artículo son testimoniales). Es una característica que valorarán los amantes de la conducción, porque el de la izquierda, que es el primero que probé, te agarra muy bien el cuerpo y además los materiales utilizados tienen calidad.
Delante de nosotros tenemos un panel de instrumentación que cumple, pues tampoco ofrece una gran personalización, aunque brinda los datos principales. A su lado queda la multimedia anclada al salpicadero, con ese diseño ya clásico en la marca de los últimos años. La verdad que no tuve mucho tiempo de “tocarla” mucho, pero en las pocas cosas que la exigimos cumplió sin problemas.
Pero vamos ya con el turrón, aunque antes de empezar un pequeño detalle. Dentro de los elementos que este Prelude ha heredado de sus hermanos de gama está la solución por botones de la caja de cambios automática. Son grandes, como el resto de los mandos físicos repartidos por el salpicadero, pero le restan algo de rapidez cuando realizamos maniobras rápidas.
Arrancamos… en silencio
Para esta primera prueba del nuevo Prelude nos trasladamos hasta la ciudad de Niza. Y la estética de nuestro coupé llamó poderosamente la atención de unos gendarmes que nos estuvieron siguiendo una buena parte de nuestro recorrido. Lo que quizás no se esperaban ellos, tras una parada que hicimos para estirar las piernas, es que nuestro protagonista al arrancar lo hace en silencio, aprovechando su naturaleza híbrida, cuando quizás nuestro “público” esperaba más fuegos de artificio.
No hay que preocuparse demasiado por esto, porque lo que viene va a ir “in crescendo”. Estos primeros metros con el modelo japonés los realizó con el modo Comfort activado. En él las suspensiones adaptativas heredadas del Civic Type R se “amansan” para convertirlo en un auténtico GT. Incluso se atenúa la respuesta del acelerador, por lo que es ideal para rodar por ciudad mientras presumes de tu montura.
A partir de aquí contamos con otras tres posibilidades más. Lo normal es que en cuanto salgas de la ciudad pases al GT, que deja al coche en una configuración perfecta para poder disfrutar de él y que tampoco tiene unas diferencias muy notables con el Sport en cuanto al tarado de las suspensiones o la respuesta. Aunque claro con el último el panel de colorea en rojo y el sonido del S+ Shift, del que ahora te voy a hablar extensivamente, aumenta. Aunque si te gusta cuidar los detalles, lo tuyo será investigar el Individual, en el que podremos ajustar la respuesta del motor, la dirección, la suspensión, el sonido del motor, el ACC y el indicador.
El S+ Shift, la clave de la diferenciación
A muchas personas el hecho de que este Prelude haya heredado tal cual el sistema híbrido de los Civic o ZR-V con sus 184 CV les ha decepcionado un poco, pero para mí tiene un detalle, como indicaba de los asientos, especial para conductores de verdad, el S+ Shift.
Justo al lado de los botones con los que controlas la caja de cambios tenemos uno circular que pone “S+”. Indispensable en cualquier momento, tras apretarlo lo primero de lo que te percatarás es que cambia la esfera izquierda del panel de instrumentación para mostrarse como un cuentarrevoluciones clásico. Y dentro de él encontraremos un número con la supuesta marcha engranada, hasta un máximo de ocho.
Lo segundo que sentirás es un sonido (interior) tanto en las aceleraciones con los saltos entre las diferentes marchas, como también cuando dejamos de acelerar o en las reducciones. Es capaz de simular el punta-tacón perfectamente e incluso el coche llega a dar pequeñas sacudidas que se notan mientras vamos conduciendo. Y encima, como aspecto positivo, es que el ruido en cuestión no tiene un volumen muy alto, por lo que no te provocará un dolor de cabeza en rutas más largas.
Otros detalles sobre esta “chuche” del Prelude es que se puede activar en cualquiera de los modos antes comentados, aunque claro en el Sport se nota un poco más el sonido. También podemos actuar sobre esa caja de cambios simulada con unas levas de metal colocadas detrás del volante, lo que en conjunto te hace meterte mucho más en la conducción pura y dura. Un acierto sin duda.
La dinámica de conducción del Honda Prelude
Explicado ya su parte eléctrica que nos permitirá adaptar al Prelude a cada momento, toca analizar cómo va en conjunto. Para mí transmite perfectamente la buena dinámica que suelen tener los Honda, su tacto de conducción, a lo que debemos sumar que al contar con una menor distancia entre ejes comparado con un Civic le vuelve un poco más “ratonero”.
Su dirección es una delicia para disfrutarla, obedeciendo fielmente y siendo bastante directa. Sobre la suspensión ya lo he comentado arriba, puede llegar a ser cómoda como en un GT con el Comfort activado o un poco más atrevida en los otros modos, aunque sin llegar nunca a la dureza que sí percibirías en un Civic Type R. De todos modos, el coche vira muy plano. Hablando del compacto deportivo, de él también hereda el sistema de frenado creado por Brembo. Y mientras en los híbridos suele ser un aspecto criticado, aquí no podemos poder ninguna queja en la mordida en las zonas de curvas.
Volviendo al tema de las críticas por su potencia, recordemos 184 CV, revisando su 0 a 100 km/h en 8,2 segundos no es que sea abrumadora, aunque a mi parecer creo que hay potencia más que suficiente para divertirse en tu carretera preferida. La clave son los 315 Nm de par del coche, que te dará empuje desde que pises el acelerador, pues son los aportados por el motor eléctrico.
Las ventajas de un coche híbrido
A este conglomerado estético y dinámico, hay que analizar también las ventajas que le proporciona su naturaleza híbrida. Más allá de la etiqueta Eco, cuenta con un ajuste de la retención. Se puede actuar sobre ella con las levas (cuando no tenemos activo el S+ Shift) contando con hasta siete niveles diferentes que van desde los -0,02 G hasta -0,20 G. También me he percatado en estos primeros kilómetros que se mueve bastante a vela si mantenemos ritmos constantes.
Su batería eléctrica se ha colocado bajo los asientos traseros y quizás sea una de las culpables de que el peso total del conjunto se haya establecido en poco más de 1.400 kg, que no me parece excesivo en los tiempos actuales. Lo mejor de ella es que se recarga muy rápido en cuanto usas un poco más el freno o en bajadas más pronunciadas.
Todas estas características le permiten, aunque es algo que no se suele destacar de un coupé, conseguir unos consumos que pueden llegar a ser ínfimos. En nuestros diferentes recorridos por todo tipo de carreteras (lo que menos fueron autovías) estuvimos en una horquilla entre los 5,1 y los 6,3 litros, lo que no está nada mal. Al ataque durante más rato quizás podría subir algo más.
¿Cuándo llega el Honda Prelude?
Como te adelantamos en el primer artículo del Prelude, la idea que tienen en la marca es que las primeras unidades se empiecen a entregar en los concesionarios en el mes de febrero de 2026. Para entonces solo estará disponible con el acabado Advance, cuyo equipamiento encontrarás en el otro texto, con un precio de partida de 49.500 euros.













