Volvo ha superado ya el punto de inflexión que marca el rumbo de su próxima década. Con una estrategia centrada en la electrificación total, una nueva arquitectura modular de vehículo y una ambiciosa apuesta por el software y la seguridad, la marca sueca se prepara para desafiar a los gigantes del sector con una propuesta técnica y conceptual más robusta que nunca. La transformación no es simplemente una reacción a la tendencia eléctrica del mercado, sino una reconfiguración completa del ADN de la marca.
En esta etapa, Volvo se convierte en un integrador de movilidad eléctrica inteligente, segura y conectada, con coletazos térmicos, sí, aunque abocado a una acelerada transición hacia el coche enchufado. Esta evolución encuentra su fundamento en tres grandes pilares: electrificación radical, arquitectura estructural de nueva generación y supremacía tecnológica en software.
Volvo, ¿una marca totalmente eléctrica en 2030?
Volvo anunció oficialmente su intención de convertirse en una marca totalmente electrificada en 2030. Aunque ha matizado este objetivo para permitir un pequeño margen de ventas electrificadas no completamente eléctricas, la dirección es inequívoca. Ya para este 2025, espera que entre el 50 % y 60 % de sus ventas globales correspondan a vehículos electrificados, con la eliminación progresiva de los motores de combustión interna convencional. Para alcanzar sus metas, Volvo está desplegando una estrategia de producto que contempla la introducción de al menos un nuevo modelo eléctrico por año hasta 2030.

En este plan destacan productos como el SUV de gran tamaño EX90, el sedán de representación ES90, el SUV compacto EX30, avalado por un éxito sin precedentes, y muy especialmente, el futuro EX60, que debutará en 2026 y que será el primer modelo en usar la nueva plataforma SPA3. Esta ofensiva se complementa con modelos como el EM90, un monovolumen pensado para el mercado chino, y el nuevo XC70 con propulsión híbrida enchufable sobre arquitectura CMA Evo, lo que permitirá mantener opciones transitorias en mercados menos maduros en infraestructura de carga. Continuando con la tradición de carrocerías familiares, el ES90 podría diseñarse también como EV90, es decir, como una ranchera de gran tamaño y volumen interior —son, precisamente, las ilustraciones que podéis ver en este mismo artículo, representando, junto al EM90, el máximo exponente de la plataforma SPA2.
Punto y seguido en Volvo
El núcleo conceptual de la futura etapa es la plataforma SPA3, una arquitectura diseñada desde cero para vehículos eléctricos. A diferencia de las plataformas anteriores de Volvo, SPA3 no es una adaptación de estructuras térmicas, sino una base modular que se construye en torno a las necesidades específicas del vehículo eléctrico. Su escalabilidad permite desarrollar berlinas, SUV, crossover y eventualmente derivados comerciales utilizando un mismo esqueleto técnico. Esta modularidad, sin embargo, no compromete el rendimiento: los modelos basados en SPA3 se beneficiarán de una arquitectura eléctrica de 800 voltios que permite cargas ultrarrápidas superiores a 300 kW, además de sistemas de baterías estructurales, también llamadas “cell-to-body”, en las que el paquete de baterías pasa a formar parte de la estructura portante del coche. Esta solución técnica, además de mejorar la rigidez torsional, reduce peso y permite aprovechar de forma más eficiente el espacio disponible en el piso del vehículo.

Otra innovación técnica fundamental que Volvo incorpora en SPA3 es el uso de megacasting en aluminio, una tecnología que permite fundir piezas estructurales de gran tamaño en una sola unidad. Esta técnica simplifica la producción, mejora la rigidez estructural y reduce los costes. Volvo estima que esta innovación, aplicada inicialmente al subchasis trasero, permitirá un ahorro de hasta el 15 % en peso estructural y mejorará el tiempo de ensamblaje en un 30 %. Este tipo de soluciones son clave para asegurar márgenes operativos sostenibles en un mercado de eléctricos donde los costes aún son elevados y las escalas de producción críticas.
El software, el factor diferencial de la nueva Volvo
El componente de software será, sin duda, el factor diferenciador más fuerte para Volvo en la próxima década. Bajo la arquitectura Superset, Volvo está desarrollando un ecosistema digital propio que combina hardware de alto rendimiento con software de conducción autónoma, infoentretenimiento e inteligencia artificial. En el apartado de hardware, todos los modelos nuevos contarán con procesadores NVIDIA Orin, lo que permite desplegar sistemas de asistencia avanzada y conducción autónoma de nivel 3, además de gestionar múltiples capas de datos en tiempo real. El software de conducción, que anteriormente dependía de proveedores externos, ahora se desarrolla internamente a través de Zenseact, una firma que Volvo controla al 100 % y que colabora estrechamente con universidades tecnológicas y proveedores como Luminar, desarrollador del sensor Lidar Sentinel que permitirá, en un futuro, conducción autónoma sin supervisión en entornos controlados.
En paralelo, Volvo ha creado HaleyTek, una empresa dedicada al desarrollo del sistema operativo de infoentretenimiento basado en Android Automotive OS, lo que permite una experiencia de usuario integrada con servicios Google, pero adaptada a las necesidades específicas de la marca. Todo esto se ejecuta sobre la misma infraestructura Superset, lo que permite un flujo de actualizaciones OTA (over-the-air) constante, aprendizaje basado en datos recogidos por las flotas en circulación y una gestión total del ciclo de vida del software del vehículo. En este sentido, Volvo se aproxima al modelo de “vehículo definido por software”, en el que la mayor parte del valor añadido del coche ya no reside en su mecánica, sino en sus capacidades de evolución digital.

En el ámbito de los proveedores, Volvo ha estructurado una red de alianzas estratégicas que le permitirá asegurar suministro incluso en entornos geopolíticamente inciertos. En lo que respecta a baterías, los acuerdos con CATL y LG Chem aseguran suministro a gran escala con química NCM de alta densidad energética. Tras la salida de Northvolt de la empresa conjunta Novo Energy, Volvo adquirió el 100 % de esta firma con la intención de relanzar la producción local de baterías en Gotemburgo. Aunque el plan inicial era que Northvolt suministrara celdas de nueva generación para modelos de SPA3, la marca sueca está ahora en negociaciones con varios socios potenciales para sustituir esa pieza clave del ecosistema. En paralelo, Volvo trabaja con Breathe Battery Technologies para desarrollar algoritmos de carga que optimicen la velocidad de carga sin comprometer la durabilidad de las celdas.
Fortalezas de Volvo frente a sus competidores
Frente a sus competidores, Volvo presenta una serie de fortalezas distintivas que la posicionan con ventaja en el ciclo 2025–2035. En primer lugar, su historial en seguridad, ahora amplificado por sensores Lidar y un ecosistema digital predictivo, refuerza su valor diferencial. En segundo lugar, su apuesta por el control vertical del software le permite evitar las limitaciones que encuentran marcas como BMW, Audi o Mercedes, más dependientes de integradores externos. Además, Volvo ha logrado mantener una identidad de marca coherente: premium, sostenible, familiar, alejada de la espectacularidad de Tesla o de la fría funcionalidad de los fabricantes chinos. Por último, su red de producción distribuida en Europa, Asia y América le otorga flexibilidad ante aranceles, cuellos logísticos o cambios regulatorios.

No obstante, el camino hacia la electrificación total no está exento de retos. Volvo deberá reconfigurar su red de proveedores para acelerar la industrialización de SPA3, incrementar sus márgenes operativos en un contexto de altos costes y competir en software con empresas como Tesla y Apple, que tienen ventaja en escalabilidad digital. También enfrentará presiones para mantener su posicionamiento en el segmento premium mientras nuevos actores entran al mercado con propuestas eléctricas más accesibles.
Nuestra opinión: Volvo, una marca con coherencia
Volvo no solo se adapta al nuevo paradigma de la movilidad eléctrica, también está construyendo un modelo de futuro que prioriza la seguridad, la sostenibilidad y la capacidad de evolución constante. La industria se podrá estar transformando a un ritmo vertiginoso y puede que la apuesta de Volvo no sea la más "uidosa", pero sí puede ser una de las más sólidas.