La normativa ya se aprobó y parece que no había vuelta atrás para la eliminación de prohibición de venta de los coches de combustión, es decir, los diésel, gasolina e híbridos, a partir de 2035. Los debates iniciales, incluso, se resolvieron con acuerdos que implicaron añadir una excepción no prevista inicialmente para que estos vehículos pudieran seguir comercializándose a partir de la próxima década si empleaban exclusivamente combustibles sintéticos o neutros en carbono. Sin embargo, ni así se han calmado las aguas.
En las últimas semanas importantes voces políticas y del sector piden ya abiertamente de nuevo la eliminación de esta prohibición aprobada, debido a la crisis que atraviesa hoy el sector del automóvil europeo, acuciado por las nuevas marcas chinas, con un mercado eléctrico en claro retroceso y con la amenaza incluso de cierre de plantas en el continente, como ya han insinuado grandes fabricantes como Stellantis o Volkswagen, esta última amenazando incluso con eliminar, por primera vez, fábricas en Alemania.
La Comisión Europea abrirá nuevas audiencias en noviembre
Ante toda esta situación, la Comisión Europea se ha abierto a realizar audiencias en el Parlamento Europeo con el objetivo de debatir y justificar la medida. Y, según anuncia hoy el Financial Times, ya hay fecha para estos encuentros: se producirán casi inmediatamente, durante el próximo mes de noviembre. ¿Significa eso que la UE se abre a negociar y prorrogar quizá la medida? Parece difícil, desde luego.

De hecho, estas mismas importantes fuentes informativas aseguran que el comisario europeo de Acción por el Clima, el neerlandés Wopke Hoekstra, será el encargado de defender la posición de la Comisión Europea en estas audiencias, manteniendo en principio su objetivo de seguir prohibiendo las ventas de coches de combustión en toda la UE en 2035 pese a la oposición frontal de casi todo el sector, que sigue abogando reiteradamente por suavizar o prorrogar esta medida.
Según Financial Times, la Comisión Europea mantendrá la postura oficial de que “no se puede ni se debe dar marcha atrás" en los planes de prohibición de venta de vehículos de combustión de gasolina, diésel e híbridos, reafirmando la posición legislativa de 2021. Y eso que en las últimas horas las presiones por intentar revertir esta normativa han crecido exponencialmente por Europa.
BMW pide que la UE cancele ya la prohibición de venta de los coches de combustión
Con motivo de la celebración del actual Salón de París, por ejemplo, el CEO de BMW, Oliver Zipse, ha sido probablemente el más tajante, pidiendo directamente que la UE cancele esta prohibición como representante de una coalición que alerta de los daños que causarán esta prohibición en la industria europea. El responsable alemán expresó así su gran preocupación por la viabilidad de muchas marcas comunitarias si la norma sigue vigente.

El CEO de BMW alerta además de que, como importante proveedor de baterías, esta prohibición implicará ya la cooperación con China para impulsar el coche eléctrico, advirtiendo de las malas relaciones que actualmente mantienen estas administraciones, la del país asiático y la de la UE. Además, Zipse apunta también la disminución de ventas de vehículos eléctricos y considera que será inviable el camino hacia la electrificación total. Para el mandatario, “una corrección del objetivo del 100% de vehículos BEV totalmente eléctricos para 2035 como parte de un paquete integral de reducción de CO2 también permitiría a los OEM europeos una menor dependencia de China para las baterías”.
Pero BMW no está sola. El director financiero de Porsche, Lutz Meschke, ha asegurado también este año que “espera que la prohibición se retrase o termine por completo”, mientras que Volkswagen ha anunciado que sigue impulsando el desarrollo de motores de combustión y advierte de las consecuencias que tendrá la medida en empleo en todas sus fábricas. Y eso solo a nivel de fabricantes.
Italia lidera la oposición a la norma en el ámbito político
En ámbitos políticos, ya te contamos que Italia ha encabezado en los últimos meses una nueva corriente de oposición a la prohibición de venta de los vehículos de combustión, pidiendo ya oficialmente a Bruselas una revisión exhaustiva de la normativa ante el temor de que la medida pueda provocar el "colapso" de la industria automovilística comunitaria.
El Gobierno italiano confirma la inferioridad en la que jugarán desde 2035 los fabricantes automovilísticos europeos, asegurando que las empresas locales chinas llevan a cambio años beneficiándose de una auténtica avalancha de subsidios estatales que han financiado la transformación de sus industrias. "Europa necesita una visión pragmática, la visión ideológica ha fracasado. Tenemos que reconocerlo", ha llegado a anunciar en las últimas horas el propio ministro italiano de Industria, Adolfo Urso. Veremos que sucede en las próximas semanas y si las audiencias previstas en el Parlamento europeo tienen alguna nueva repercusión, o no.