Los coches pequeños y asequibles pueden renacer tras prácticamente desaparecer del mercado debido a su poca rentabilidad y a las dificultades de los motores térmicos. En su “discurso sobre el estado de la Unión”, el pasado día 10 de septiembre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, pidió directamente que “Europa lance su propio coche eléctrico”. Y, aunque dejó sin una respuesta clara quién producirá realmente este "coche eléctrico propio" para un nuevo segmento en Europa, las primeras reacciones no han tardado en llegar.
Un nuevo enfoque para los coches pequeños, por 15.000 € o menos
La realidad hoy es que cada vez menos personas pueden permitirse un coche nuevo, sobre todo porque los vehículos eléctricos suelen costar más de 30.000 euros por norma general. Ahora, la Comisión de la UE aparentemente quiere crear esta nueva clase de vehículo que se supone que cambiará eso: la llamada categoría “e-car” y que, en realidad, se inspira en la exitosa clase kei-car que ya triunfa en Japón. Su objetivo es allanar el camino para los coches eléctricos compactos, ligeros y asequibles, con un precio objetivo de unos 15.000 euros en los concesionarios.
La iniciativa forma parte de un paquete de política industrial más amplio que tiene como objetivo hacer que Europa sea menos dependiente de las importaciones. Los vehículos de China, en particular, están ejerciendo presión sobre los fabricantes europeos y sus pequeños coches baratos con propulsión eléctrica están encontrando cada vez más compradores, mientras que las marcas europeas se han ido retirando en gran medida del segmento de los coches urbanos asequibles.

En comparación, hace 15 años, alrededor de 60 series de modelos todavía estaban representadas en el segmento de automóviles pequeños y micro en Europa, con una participación de mercado de poco menos del 25 por ciento. Hoy en día, la cuota de estos coches urbanos ha caído hacia cifras residuales, pero los precios han aumentado además drásticamente. Los costes de producción y los estándares ambientales y de seguridad cada vez más estrictos han elevado los precios.
La presidenta de la Comisión, Ursula Von der Leyen, habla así abiertamente de un “proyecto de movilidad asequible”. Sin embargo, el plan también supone un intento de proteger su propia industria: Europa debe construir su propia gama de pequeños coches eléctricos, y lo más rápido posible.
El modelo a seguir de Japón
El concepto recuerda como hemos avanzado ya claramente a los kei-cars japoneses. Estos llamados “automóviles ligeros” se introdujeron poco después de la Segunda Guerra Mundial y, desde la década de 1950, los japoneses han ganado experiencia y celebrado éxitos con ellos. Los vehículos están limitados a una longitud, una anchura y una potencia máxima del motor. Originalmente, sobre 3,40 metros y 360 cm3 de cilindrada, y hoy ya sobre unos 660 cm3 o motores eléctricos, con potencias máximas de 64 CV. A cambio, disfrutan de ventajas fiscales, primas de seguro más bajas y requisitos de admisión simplificados.

Los coches kei se utilizan por tanto ampliamente en Japón: alrededor de un tercio de todos los coches nuevos pertenecen a esta categoría. Son particularmente populares en ciudades densamente pobladas donde el espacio y el estacionamiento escasea. Los modelos tienen un diseño sencillo y económico, exactamente las cualidades que Europa quiere redescubrir ahora en la nueva era eléctrica.
Pequeños coches eléctricos que habrá que definir
La categoría europea de coches eléctricos prevista ofrece unas dimensiones compactas, de entre 3,50 y 3,80 metros de largo y aproximadamente una tonelada de peso. Se están discutiendo dos subgrupos: una versión urbana pura con alrededor de 40 a 50 CV y una variante un poco más potente que también sería adecuada para las autopistas.
Esto distingue claramente esta categoría de vehículos planificada de las minúsculas L6e, como los Opel Rocks-E o Citroën Ami, que están diseñados como coches urbanos puros con un alcance muy corto y con una tecnología mínima y un límite de 45 km/h. Incluso de los modelos L7e más grandes, como el Microlino, con una velocidad máxima más alta, pero que siguen requiriendo de la voluntad de comprometerse y son sorprendentemente caros debido a su pequeña producción en serie. Los modelos de coches eléctricos previstos, por otro lado, podrían considerarse coches de pleno derecho con cualidades de cercanías y superar la marca mágica de los 15.000 euros gracias a la producción a gran escala.
Dacia desvela ya el nuevo Hipster, una de las primeras propuestas
El nuevo Dacia Spring, por ejemplo, podría llegar a encajar en esta nueva categoría, pero, por si acaso se endurece más, la marca rumana ya ha presentado un concepto, el Hipster, que casa a la perfección con esta nueva clase. Previsto para llegar al mercado probablemente en 2027, mide solo 3 metros de largo, 1,55 metros de ancho y 1,52 metros de alto, y puede alojar cómodamente a 4 adultos o, alternativamente, a dos pasajeros y hasta 500 litros de equipaje.

La potencia de este nuevo Dacia Hipster es de hasta 15 kW/20 CV, con un peso máximo en vacío de 450 kilogramos sin batería y una velocidad máxima de 90 km/h. Usa respaldos con estructura de tela que reducen el peso y un banco continuo que optimiza el espacio disponible para los asientos, mientras que los respaldos posteriores son abatibles para optimizar su versatilidad para el día a día y el portón trasero se abre en dos partes. Obviamente tiene sacrificios en equipamiento, que pueden solventarse en parte con una gran gama de accesorios, pero parece una buena solución para esta nueva propuesta de vehículos.
Entre seguridad y asequibilidad
Claro que también puede haber discusiones sobre la idoneidad de este tipo de vehículos, especialmente cuando se trata de seguridad. Dacia, por ejemplo, confirma que su Hipster tiene 2 airbags frontales, pero, desde 2024, la UE prescribe un gran número de sistemas de asistencia obligatorios para los coches nuevos y que parece inviable para esta categoría tan económica.
Esta tecnología cuesta dinero y es una de las razones por las que muchos fabricantes europeos se han despedido finalmente del segmento: el beneficio es demasiado bajo. Por lo tanto, si Bruselas quiere promover estos coches eléctricos pequeños, tendrá sin duda que adaptar algunas normas sin poner en peligro la seguridad vial.
Ya en 2023, el entonces CEO de Renault y presidente de la asociación de fabricantes ACEA, Luca de Meo, pidió reglas más pragmáticas y el impulso a un kei-car europeo. En su solicitud incluía privilegios comparables a los de Japón, por ejemplo, en términos de plazas de aparcamiento o exenciones fiscales.

Intereses industriales y políticos
La industria del automóvil de momento está reaccionando con cautela y optimismo en el caso de algunos fabricantes, como Dacia. Aunque muchas marcas agradecen la voluntad política de promover los pequeños coches eléctricos, muchas también piden más velocidad y seguridad en la planificación. Hasta ahora, no se han definido específicamente los límites técnicos ni las condiciones del marco fiscal.
Existe además un peligro no pequeño de que una reducción y flexibilidad significativa de la legislación lleve a los fabricantes asiáticos, en particular, a entrar en el mercado con gran entusiasmo y que termine siendo aún peor el remedio que la enfermedad. Sobre todo, porque los fabricantes de automóviles japoneses y chinos tienen desde hace tiempo modelos de este tipo correspondientes en sus gamas asiáticas, mientras que en Europa primero habría que desarrollar coches nuevos. Ojo.