El Dacia Spring es lo que la sal en la cocina, el mejor ingrediente si queremos que las ciudades estén “en su punto” en cuestión de movilidad inteligente y libre de emisiones. Probablemente, y por pura infraestructura, no sea el coche más adecuado para quien vive en pleno centro urbano, pero para quien accede desde fuera a ella diariamente, el Spring es, posiblemente, el coche más adecuado del momento. Antes lo era por ofrecer una autonomía más que suficiente para ese tipo de utilización, ofrecer tras su actualización un motor de 65 CV con el que puedes moverte con diligencia en las carreteras de acceso al núcleo urbano y, sobre todo, por ser el coche eléctrico más barato que podrías comprar. Ahora lo es por todo eso y porque tiene más asistentes de seguridad, su conducción ofrece más aplomo y su interior es más vistoso. Y todo ello costando prácticamente lo mismo que antes.

Por activa y por pasiva, el Dacia Spring es más seguro que antes
Sigue habiendo dos motores, con 45 y 65 CV. El primero sigue solo disponible con acabado Expression, por 17.890 euros; el segundo se puede adquirir con esa misma definición, por 18.890 euros, o en el nivel Extreme, por 19.890 euros. La gama no puede ser más fácil: 1.000 euros extra por saltar de un motor a otro y otros 1.000 euros por pasar al equipamiento superior. Si fuera por mí, lo haría aún más fácil: el motor de 45 CV carece de sentido, aunque te lo parezca a ti que sólo utilizarías el Dacia Spring en la ciudad, porque tarde o temprano te tocará salir de la ciudad, aunque sea por una carretera de circunvalación tipo M50 madrileña, y descubrirás que es un motor de mínimos.
Te aseguro que es algo que no te pasará con la motorización de 65 CV, suficiente para meterse a ritmo del tráfico si necesitarás hacer una pequeña incursión, diaria o no, por autopista. Todo un acierto añadir un modo de frenada regenerativa B que se acciona desde la nueva palanca —algo tosca, por cierto—, con una intensidad en su retención muy adecuada para retener lo suficiente el coche pero sin que resulte excesivamente molesto; una pulsación al citado mando que ahora reemplaza a la anterior ruleta giratoria conmuta en estos modos D y B, de forma rápida y sencilla, evitando el coste de unas levas tras el volante.

La batería sigue siendo la misma que antes y con sus 26,8 kWh de capacidad proporciona 225 km de autonomía media en las dos versiones si haces una conducción mixta. En rigurosa ciudad, o incluso en vías de circunvalación con velocidades que rondan los 70-90 km/h, podrías incluso superar ese radio de acción. Al menos, esa es mi impresión tras un recorrido de horas justas para unos 110 km en los que firmamos un consumo final de 12,2 kWh/100, por debajo de los 13,5 kWh/100 km que declara la versión de 65 CV —14,1 kWh/100 que consume oficialmente el Dacia Spring con la motorización de 45 CV—.
Se mantiene la carga en corriente alterna 7 kW, y opcionalmente se puede equipar un cargador de corriente continua de 30 kW por un coste de 600 euros que permite cargar la batería al 80% en 45 minutos, aunque solo está disponible para las versiones de 65 CV. Pero si no tienes un punto de carga doméstico, no te la juegues, porque el Dacia Spring no es tu coche por mucho que te empeñes o te guste. Según la marca, un 75% de los usuarios cargan habitualmente el Spring en sus domicilios particulares. Por mi experiencia particular con las versiones anteriores, podrías incluso defenderte perfectamente sin necesidad de montar un wallbox, aunque sí sería recomendable instalar un enchufe reforzado GreenUp. Por cierto, a partir de ahora, la batería del Dacia Spring también dispone de función V2L, convirtiéndose mediante un adaptador en un “powerbank” para suministrar corriente eléctrica a otros dispositivos.
De todo cuanto ha cambiado el Dacia Spring, el avance más importante es que es un coche que tiene más aplomo. La marca no anuncia tantas mejoras como las que yo he podido sentir al conducir estas nuevas versiones, pero me parece que está claramente mejor amortiguado —no sabría decirte exactamente cuánto puede aportar la nueva llanta de 15 pulgadas que ahora pueden montar los Extreme—, tiene una dirección más precisa y la rueda delantera interior no se “descuelga” tanto como lo hacía antes al abordar rotondas o giros cerrados, ofreciendo una motricidad superior, al menos sobre suelo seco. Lo único que no he podido comprobar es si es igual o menos sensible que antes al viento lateral, uno de los puntos críticos de la versión actual.

Obviamente, y por normativa, el Dacia Spring también tiene más seguridad activa o dispone de asistentes que funcionan mejor que antes. Por ejemplo, el anterior radar que se utilizaba para la frenada de emergencia ha sido sustituido por una cámara ubicada en el espejo interior, y es también utilizada por el asistente de mantenimiento de carril. No faltan elementos como el detector de fatiga, asistente de velocidad con reconocimiento de señales de tráfico e incluso control de crucero, disponiendo además de la función My Safety que permite configurar asistentes para desconectarlos o conectarlos en bloque con solo pulsar/conformar un único botón, todo un acierto. Las luces delanteras siguen empleando bombillas halógenas aunque el proyector es ahora de tipo elipsoidal.
En el exterior, Dacia solo ha mantenido los cristales laterales y el techo, aunque se eliminan de estas las barras longitudinales —se pueden pedir ahora en opción—. Juzga tú el diseño, aunque a mí me parece un coche simpático, bien pensado desde el punto de vista de la conducción, porque ofrece una visibilidad más que adecuada, voladizos muy cortos y una altura de carrocería lo suficientemente alta para aparcar sin la preocupación de si rozamos el paragolpes con el bordillo. El interior ofrece prácticamente el mismo espacio que antes. Se ganan 18 litros extra de maletero —pasa a 308 litros, un volumen más que generoso para ser un coche de 3,7 metros— debido a que se prescinde de rueda de repuesto. En la parte delantera se puede añadir opcionalmente un hueco con 35 litros adicionales. Los diferentes huecos que ofrece el Dacia Spring en su interior contabilizan hasta 33 litros de útil almacenamiento para depositar objetos pequeños o medianos.

Dacia te adelante el Moves III: puedes conseguir un Spring 65 CV Expression por 11.890 euros
El diseño del salpicadero es absolutamente nuevo. No hay un solo elemento que esté fabricado con plástico mullido, pero a decir verdad, parece tener solidez de roca, está bien diseñado, es muy funcional y la apariencia de los materiales no desdice en absoluto. El volante dispone ahora de regulación en altura. Todas las versiones disponen de un cuadro de instrumentos digital de 7 pulgadas, semejante al que utiliza el nuevo Dacia Duster, por ejemplo, configurable, claro y bastante legible. Según el acabado, el Dacia Spring dispone de sistema multimedia físico.
Los Expression en realidad vienen con un soporte para que, a través de una aplicación, podamos convertir el teléfono móvil en la pantalla del vehículo. El sistema Media Nav Live con pantalla de 10 pulgadas es de serie en los Extreme y opcional por 800 euros en los Expression, dispone de navegación conectada y tiene un funcionamiento más que correcto por fluidez y distribución de los menús. Es evidente que el Dacia Spring es un coche más avanzado que antes, aunque su encanto sigue siendo su sencillez, el bajo coste de uso y, cómo no, un precio de compra verdaderamente interesante si consideras el coche como herramienta para desplazarte a la ciudad. Y es que, si puedes acogerte al Moves III, Dacia te adelanta la ayuda estatal para que puedas hacerte con un Dacia Spring 65 CV Expression por 14.399 euros, 11.890 euros si, además, achatarras tu viejo vehículo.