Cuando parecía que el coche tradicional de combustión sucumbía definitivamente hacia su muerte segura y prematura, dos nuevas iniciativas amenazan ahora con ejercer de salvavidas sobre el diésel y la gasolina. Primero, las objeciones de Alemania a la prohibición de venta de estos vehículos a partir de 2035 consiguieron tras ello la aprobación desde Bruselas a su comercialización desde esa fecha siempre y cuando usen exclusivamente e-fuels o combustibles sintéticos; y segundo, por la repentina oposición total de hasta 8 países europeos a la próxima entrada en vigor de la norma Euro 7 de emisiones que suponía un golpe casi mortal al coche diésel y gasolina.
Los 8 países que ya se oponen a la Euro 7 y podrían bloquearla
Y es que, según informa hoy la agencia Reuters, hasta un bloque de 8 países europeos han decidido no solo rechazar las próximas estrictas regulaciones de emisiones contaminantes de la UE, ya programadas para entrar en vigor a partir de 2025, sino que incluso habrían firmado ya un documento conjunto enviado a otros países del continente para promover que esta norma se atrase y se revise. No la quieren.
Estos países serían, según estas informaciones, estados tan relevantes como Francia, Italia, República Checa, Polonia, Rumania, Bulgaria, Hungría y Eslovaquia. Todos estos países se habrían unido ya a las críticas vertidas por la mayoría de fabricantes de automóviles, y de otros grupos de presión del sector, mostrando su preocupación por una nueva norma que contempla, literalmente, “límites de emisiones que no son realistas a día de hoy”.

Según anuncia Reuters, estos 8 países representarían ya casi un tercio de los 27 estados miembros de la UE y anuncian que se oponen a “cualquier nueva regla sobre emisiones de escape”. Estos 8 países, en principio, tendrían suficiente poder de voto como para bloquear ya la propuesta que se iba a aprobar.
Lo que opinan los fabricantes
Estos 8 países, como hemos anticipado, se suman a numerosos fabricantes de coches que, como por ejemplo el Grupo Stellantis, ya habían anunciado hace días que esta nueva norma era “inútil” y tendría “un gran impacto negativo en la industria, sin hacer ninguna diferencia para el medio ambiente”. Para poder superarla, las marcas aseguran que tendrían nuevos costes muy importantes, lo que les obligaría a desviar fondos del desarrollo de cero emisiones que sí son indispensables para el planeta. Todo ello, según sus argumentos, redundaría además en precios más altos para todos los vehículos que deberían asumir los compradores y clientes.
Por su parte, Volkswagen ya anunció también que la norma no sería beneficiosa ni para los fabricantes ni para el medio ambiente, asegurando del mismo modo que elevaría los precios de los coches pequeños, muchos condenados incluso a su desaparición al perder toda la rentabilidad de producción y venta.
Qué dice la Comisión Europea
Por su parte, la Comisión Europea asegura que las nuevas regulaciones, que solo se aplicarán a los vehículos nuevos, no a los que están en circulación, son necesarias para reducir la emisiones nocivas y evitar nuevos escándalos como el tristemente famoso “Dieselgate”. Esta norma Euro 7, además de controlar emisiones como el CO2, también limita otras partículas, como el óxido de nitrógeno y el monóxido de carbono, contemplando también la contaminación que ejercen tanto los frenos como los neumáticos en su emisión de partículas.