En los últimos meses y años se han lanzado diversos mensajes desde las instituciones y el Gobierno que, finalmente, parecen cuajar en medidas concretas. De hecho, el Ejecutivo ya ha aprobado la prohibición de vender vehículos movidos con motores de combustión a partir de 2040 y, ya en aplicación, las etiquetas medioambientales son una herramienta a utilizar en los próximos planes anticontaminación.
Las etiquetas, precisamente, han dado mucho que hablar desde su implantación y han generado una crítica recurrente: no están bien diseñadas. La mezcla de discriminación por años, normativas europeas y tecnologías ha propiciado algunos problemas y numerosas incoherencias.
Como te contamos ya meses atrás, hay vehículos que merecen etiqueta y no la tienen o no cuentan con la que realmente merecen, lo que obliga a los dueños a pedir un certificado a la marca que garantice la normativa europea que cumple su coche. Además, las etiquetas ECO y Cero emisiones han provocado que haya vehículos muy contaminantes que se aprovechan de sus tecnologías microhíbridas de 48 Voltios o de hibridación enchufable para acogerse a las mismas.
Todo ello ha llevado a la DGT a estudiar un cambio de etiquetado, cambiar las exigencias para los ECO y Cero emisiones, añadir una nueva categoría D y establecer un nuevo sistema en relación a las emisiones reales de cada vehículo. Pero todo ello no se llevará a cabo, tal y como ha reconocido el propio Pere Navarro, director de la DGT, en el II Simposio del Observatorio de la Movilidad.

Entonces, qué me compro
Según Pere Navarro, el encargo de establecer un nuevo etiquetado no sólo tenía que ver con diseñar una nueva estructura o exigencias para las pegatinas, también llegar a un acuerdo con el sector del automóvil. Sin embargo, en su intervención en el evento ya mencionado, Navarro confirmó que estas etiquetas no se cambiarán esta legislatura para no añadir mayor confusión en un mercado que sufre duramente con la crisis de los microchips.
Pero hay otro prisma para mirar las palabras del director de la DGT. A pesar de que en numerosas ocasiones se ha mostrado a favor de rejuvenecer el parque móvil español y optar por vehículos más eficientes, él mismo ha llegado a reconocer que sigue sin haber una red de recarga para coches eléctricos suficiente, por lo que esta opción no es viable para una gran parte de la población.
Habría que entender, por tanto, que la hibridación (enchufable o no) sigue siendo la mejor alternativa actual para la propia DGT. Hay que tener en cuenta que estos automóviles se garantizan la circulación prácticamente en cualquier plan anticontaminación, tanto de activación temporal como en las zonas de bajas emisiones, y que eliminan las desventajas de recarga del coche eléctrico.