En los últimos años ha empezado a sonar con más fuerza el término icing en el mundo del motor, especialmente entre los usuarios de vehículos eléctricos. Aunque esta práctica se originó en países como Estados Unidos, poco a poco va ganando terreno en Europa y también se están detectando casos en España.
El icing es mucho más que una simple molestia. Supone un obstáculo real para quienes dependen de los puntos de carga para poder circular, y además, puede acarrear sanciones económicas. Si conduces un coche eléctrico o híbrido enchufable (o simplemente quieres respetar las normas de tráfico), te interesa saber en qué consiste y cómo evitar problemas.
¿Qué es el icing?
El término "icing" proviene del acrónimo en inglés Internal Combustion Engine (motor de combustión interna) y hace referencia a una conducta incívica: cuando un coche de gasolina o diésel aparca en una plaza reservada para la recarga de vehículos eléctricos, bloqueando el acceso al punto de carga.
En muchos casos, este comportamiento es intencionado, como forma de burla o provocación hacia los conductores de coches eléctricos. En otros, simplemente responde a la falta de información o de respeto por las normas. Sea como sea, el resultado es el mismo: un usuario que necesita recargar su coche no puede hacerlo porque alguien ha ocupado indebidamente la plaza.

¿Ocurre también en España?
Aunque el icing no es un fenómeno muy extendido en nuestro país, sí se han registrado algunos casos. La mayoría han sido denunciados en redes sociales, donde conductores comparten fotos de coches convencionales ocupando plazas con cargadores eléctricos, especialmente en grandes ciudades como Valencia o Madrid.
La baja incidencia en comparación con otros países puede deberse a que el parque de vehículos eléctricos en España aún no es muy elevado. Sin embargo, a medida que crece la movilidad eléctrica, también aumentan los problemas asociados, como la ocupación indebida de estas plazas.
Qué dice la ley en España
La legislación española ya contempla este tipo de infracción. Según lo recogido en el Real Decreto Legislativo 6/2015, se considera una infracción grave aparcar un vehículo que no sea eléctrico o híbrido enchufable en plazas habilitadas para la recarga de estos coches.
Y no solo se sanciona al conductor que aparca sin ser usuario de movilidad eléctrica: también es infracción si se permanece más tiempo del necesario para la recarga o si se utiliza la plaza como aparcamiento habitual sin intención de cargar la batería.
La multa por cometer este tipo de infracción puede alcanzar los 200 euros, con posibilidad de reducción del 50 % si se abona mediante pronto pago.

¿Cómo evitar sanciones por icing?
La clave está en la información y el respeto. Muchos conductores cometen esta infracción por desconocimiento, pero eso no los exime de la sanción. Por eso, es fundamental conocer la normativa y estar atentos a la señalización que indica el uso exclusivo de ciertas plazas para la carga de coches eléctricos.
Si conduces un vehículo convencional, evita por completo aparcar en estos espacios, incluso si parece que no hay nadie usándolos. Y si conduces un eléctrico o híbrido enchufable, úsalo con responsabilidad: carga solo cuando lo necesites y deja libre la plaza cuando hayas terminado, permitiendo que otros usuarios puedan hacer uso del punto de carga.
Un gesto de civismo que marca la diferencia
Respetar los espacios destinados a la recarga de vehículos eléctricos no es solo una cuestión legal, sino también de educación vial. El icing es una conducta que perjudica a quienes apuestan por una movilidad más sostenible y puede ralentizar el avance del uso de tecnologías limpias en el transporte.
Conocer en qué consiste, actuar con empatía y cumplir la normativa vigente son pasos clave para evitar conflictos, sanciones y para construir un entorno más respetuoso con todos los conductores.