El año 2035 será la fecha en la que los fabricantes de automóviles no puedan vender más vehículos con motores térmicos en Europa. Hasta entonces, las marcas siguen y seguirán anunciando sus planes para electrificar sus gamas en los próximos años, ya que los vehículos cien por cien eléctricos y los de hidrógeno serán la única opción viable a partir de ese año.
Incluso se hablaba de que los e-fuels podrían ser una alternativa para dar una segunda vida a estos motores de gasolina y diésel; sin embargo, como os contamos hace poco, todo apunta a que ese “Caballo de Troya” para salvar al motor de combustión no seguirá el camino que vaticinábamos. Mientras tanto, de vez en cuando se dan a conocer soluciones alternativas e inventos que proponen equipos de investigación independientes o de universidades, como este del que os hablamos hace unos días para abaratar el hidrógeno o este caso del que os venimos a hablar.

Y es que un equipo de ingenieros del Laboratorio de Investigación de Motores de la Universidad de Nueva Gales (UNSW), en Sídney (Australia), han conseguido convertir un motor diésel convencional en una alternativa bifuel que es capaz de funcionar también con hidrógeno. Tras 18 meses de desarrollo, su motor híbrido de diésel e hidrógeno puede funcionar con un 90 por ciento de hidrógeno, emite un 85 por ciento menos de CO2 en comparación con un motor de gasóleo convencional y mejora su eficiencia en más del 26 por ciento.
Para conseguirlo, han ideado un sistema de inyección dual directo a la cámara de combustión: un sistema de inyección directa sincronizada que, controlando la mezcla dentro del cilindro de forma independiente, ayuda a reducir dichas emisiones. Los ingenieros de esta universidad, con el profesor Shawn Kook a la cabeza, afirman además que este invento puede funcionar con un hidrógeno producido mediante fuentes de energía limpias y renovables como la solar o la eólica, sin necesidad de recurrir a opciones de hidrógeno ricos en pureza empleados en la pila de combustible mucho más caros de producir.
⛽️ UNSW researchers have taken a step towards reducing CO2 emissions by successfully converting a diesel engine to run as a hydrogen-diesel hybrid engine – reducing emissions by more than 85% in the process.https://t.co/nQgqjY8h0b
— UNSW (@UNSW) October 7, 2022
Una opción más barata, más limpia y que podría adaptar los motores diésel modernos en dos meses. “Necesitamos algunas soluciones más inmediatas para abordar el problema actual de tantos motores diésel”, afirma el profesor Kook. Ahora, esperan poder empezar a comercializar este invento en el próximo año, esperando la llegada de inversores y apuntando directamente al sector industrial para dar sus primeros pasos en el mercado.