“Todas las opciones que nos ayuden a descarbonizar la movilidad van a ser necesarias, no creemos que de una única solución podamos acometer este reto, y los biocombustibles y los combustibles sintéticos (o e-fuels) nos ayudan” este es el punto de partida que como muchos fabricantes y actores de la movilidad defiende Dolores Cárdenas, Advisor Product Design en el Repsol Technology Lab. Podría ser una alternativa real al coche eléctrico ya que el texto aprobado por el Parlamento Europeo el pasado mes de junio, que ponía fecha de caducidad a la venta de los vehículos de combustión, diesel y gasolina, para 2035, abría un pequeño resquicio a este tipo de combustibles que ofrecen un balance de cero emisiones.
En su compañía están trabajando en el futuro de estos combustibles que en el caso de los biocombustibles, nos cuenta, pueden reducir la huella de carbono en un 90 por ciento respecto a los combustibles actuales, y en el de los e-fuels o combustibles sintéticos hasta el 100%. “El problema del cambio climático, -nos comenta-, es un problema de acumulación de CO2 en la atmósfera. Si emitimos CO2, éste se va acumulando en la atmósfera, y nos genera un problema. Para combatirlo, tan válidas deberían ser las soluciones que no emiten CO2 en el tubo de escape como aquellas posibilidades que nos aportan un balance neto nulo de emisiones de CO2”.

Además, según Cárdenas, estos combustibles son compatibles con los vehículos de gasolina y diesel actuales. “Al final llegamos a moléculas químicamente muy parecidas a las de los combustibles que utilizamos y eso conlleva la gran ventaja de que sean compatibles con la infraestructura que utilizamos hoy con esos combustibles convencionales, los puntos de repostaje y por supuesto, también con los motores de los vehículos que tenemos hoy”.
La compañía a corto plazo tiene dos proyectos relacionados con estos combustibles. Por un lado, en Cartagena se fabricarán biocombustibles a escala industrial, con una producción de “unas 250.000 Tn de producto al año que nos van a permitir reducir o evitar la emisión de unas 900.000 Tn de CO2 al año”. La planta de los e-fuel de Bilbao es de demostración “con la que pretendemos poner en marcha esta tecnología, demostrar que es posible fabricarlos con la pretensión de escalarlo a tamaño industrial a lo largo de la década”.