No, en contra de lo que hasta ahora se pensaba, el coche diésel, gasolina, e incluso híbrido, no solo no está muerto, sino que incluso podría vivir una segunda juventud. Ni las prohibiciones de venta ya acordadas previamente en la Unión Europea para 2035, ni las regulaciones medioambientales más estrictas ya aprobadas con anterioridad en Estados Unidos, finalmente se ejecutarán tal y como estaban establecidas. Las revisiones son ya un hecho y hay marcha atrás general.
Así te lo hemos venido contando en las últimas horas primero en el seno de la UE. A falta de confirmación oficial a través de un anuncio que se podría postponer a inicios de 2026, la Comisión Europea, según ha adelantado el periódico Handelsblatt, parece que finalmente cederá a las presiones de países como Alemania y permitirá seguir vendiendo coches de combustión durante la próxima década, eliminando su prohibición, siempre y cuando se alimenten probablemente de biocombustibles o combustibles sintéticos (e-fuels).
Estados Unidos también cambia los planes previstos sobre los vehículos diésel y gasolina
La noticia, de momento muy aplaudida por toda la industria, viene sin embargo esta madrugada acompañada de otro importante bombazo informativo: los medios estadounidenses, por su parte, confirman que a lo largo del día de hoy el presidente del país, Donald Trump, anunciará una importante flexibilización también de las regulaciones de consumo de combustible para los automóviles nuevos vendidos en Estados Unidos, en una cumbre a la que asistirán ejecutivos de los tres mayores fabricantes de automóviles estadounidenses: General Motors, Ford y la filial norteamericana de Stellantis.
Rebajando las anteriores regulaciones acordadas por el Gobierno previo de Biden, el objetivo es permitir que los coches consuman más de lo que se preveía, lo que podría traer efectos también en los precios de los vehículos gasolina y diésel al poder prescindir de tecnologías muy sofisticadas que eran las únicas con las que podrían cumplir las exigentes normativas que estaban previstas y que, al parecer, ahora se cancelarán. Pero profundicemos un poco más en las noticias que llegan de Estados Unidos.
Reducción en los estándares de consumo de combustible exigidos
Según informa también la prestigiosa agencia Reuters, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) propondrá a partir de hoy una reducción significativa en los estándares de consumo de combustible para los vehículos de los años modelo 2022 a 2031. Esto revertiría una regulación introducida el año pasado por el predecesor de Trump, Joe Biden. La agencia declaró en junio pasado que la administración Biden se había excedido en su autoridad con esta medida, argumentando que no se había considerado adecuadamente el potencial de ahorro de combustible derivado de la mayor adopción de vehículos eléctricos.
Al flexibilizar las normas de consumo de combustible, la administración Trump busca ahora facilitar que la industria automotriz nacional siga vendiendo vehículos de gasolina y diésel. La medida busca principalmente frenar el continuo aumento de precios de los coches nuevos, argumentando el Gobierno estadounidense que el encarecimiento de los automóviles se debe principalmente a que los fabricantes deben esforzarse cada vez más por reducir su consumo de combustible.
La normativa vigente hasta ahora estipulaba en Estados Unidos que los vehículos comerciales ligeros utilizados en flotas de empresas, incluidas las populares camionetas pick-up, debían limitar su consumo promedio de combustible a 39,1 millas por galón estadounidense (mpg; equivalente a 6,02 l/100 km) para aumentar gradualmente hasta 50,4 mpg, o 4,67 l/100 km, para 2031. Sin embargo, aún se desconocen los valores objetivo específicos para las futuras normativas más flexibles que aprobará el Gobierno de Trump.
Fin a las políticas más duras de protección climática
En enero de 2025, el actual presidente de Estados Unidos firmó una ley que eliminaba las sanciones para los fabricantes de automóviles que incumplían estas normas de emisiones. La NHTSA declaró que esto se aplicaba retroactivamente a los vehículos a partir del modelo 2022. Según Reuters, la empresa matriz de Chrysler, Stellantis, tuvo que pagar casi 600 millones de dólares (actualmente casi 517 millones de euros) porque su flota de vehículos superó los objetivos de consumo de combustible entre 2016 y 2020. General Motors recibió una multa de 128,2 millones de dólares (poco más de 110 millones de euros) por 2016 y 2017.
Si la nueva regulación entra en vigor (ya que aún no ha sido confirmada por el Gobierno estadounidense), sería el siguiente paso de la administración Trump para revertir el rumbo de los objetivos de protección climática en el sector del transporte. Durante la legislatura actual, ya se han eliminado los créditos fiscales para la compra de coches eléctricos e híbridos enchufables. Además, el gobierno de Washington ha bloqueado también el plan de California de prohibir la venta de coches nuevos con motores de combustión convencionales a partir de 2035.
Conclusión: el coche diésel y gasolina sobrevive en la UE y en EE.UU.
El gobierno del presidente estadounidense Donald Trump aparentemente pretende flexibilizar las normas de consumo de combustible para los vehículos con motor de combustión. El objetivo de esta medida es abaratar los coches, tras haberse encarecido excesivamente por la tecnología necesaria para reducir el consumo. Lo que el Gobierno de Trump oculta es que los aranceles que impuso a los productos extranjeros son, al menos en parte, si no principalmente, responsables del aumento de los precios de los automóviles. Al mismo tiempo, la UE también parece que dará marcha atrás en sus planes de prohibición de venta de los vehículos de combustión. Es decir, el coche diésel y gasolina no va a estar muerto, tal y como se preveía hace solo unos meses.









