La cuenta atrás para que todos los propietarios de coches diésel y gasolina veamos incrementado nuestro coste de uso por circular ya ha comenzado. Y es que ni siquiera el acuerdo de todos los ministros de Medio Ambiente de la Unión Europea para retrasar la nueva normativa ETS2, que afectará con nuevos tributos a todos los vehículos con motor de combustión, nos salvará de una realidad que, en poco más de dos años, va a golpearnos de manera directa.
A partir de 2028 pagaremos más por cada litro de gasolina o diésel
Porque acostúmbrate: a partir de 2028, fecha en la que entrará en vigor definitivamente en Europa ese nuevo sistema de comercio de emisiones, que obligará a todas las instalaciones energéticas e industriales a pagar nuevas tasas por cada tonelada de CO2 que emitan en su actividad, de inicio pagaremos más por repostar gasolina o diésel en cualquier estación de servicio o gasolinera. Pero, ¿cuánto más?
La Comisión Europea ya ha pronosticado que este nuevo tributo repercutirá en los productos finales de las gasolineras con subidas de entre un 25 y un 30 por ciento, lo que significa que las primeras estimaciones auguran un incremento en el precio del litro de diésel y gasolina de entre 20 y 45 céntimos de euro más, según las primeras previsiones de Bruselas.
El objetivo de esta nueva normativa denominada ETS2 es reducir los gases de efecto invernadero y las emisiones de CO2 en toda la UE, que por cierto los mismos ministros de Medio Ambiente de la UE reunidos esta semana han acordado rebajar en un 90% para el año 2040, e implicará probablemente, según estas primeras previsiones, que el litro de combustible se aproxime peligrosamente a los 2 euros en las gasolineras europeas, una tarifa muy alta y que tendrá enormes consecuencias si nadie lo remedia para el transporte por carretera y la movilidad privada.
Los ayuntamientos podrán cobrar tasas de acceso a las Zonas de Bajas Emisiones
Sin embargo, a la espera de que comience a aplicarse este nuevo sistema de comercio de emisiones, España prepara otra medida que afectará muchos vehículos diésel y gasolina, en esta ocasión con el objetivo de incentivar a cambio la movilidad eléctrica y más ecológica intentando penalizar el uso de los vehículos más contaminantes. La nueva Ley de Movilidad Sostenible, aprobada ya en el Congreso y que ahora espera la confirmación del Senado, será la que introduzca esta novedad. Pero, ¿en qué consiste?
Esta nueva iniciativa presentada por el Gobierno abrirá en caso de aprobación la posibilidad de que los ayuntamientos puedan cobrar nuevas tasas a vehículos por entrar en las Zonas de Bajas Emisiones. Es decir, en lugar de cribar los accesos en función a las etiquetas medioambientales, el Ejecutivo prevé que las ciudades puedan también establecer cuotas de entrada a los vehículos más contaminantes con el objetivo de desincentivar su circulación.
En la práctica, estos recargos podrían ser aplicados a los mismos vehículos que hoy tienen los accesos denegados, es decir, que los que lo sufrirían en mayor medida sin duda serían los vehículos sin etiqueta por su antigüedad, pero también numerosos coches con etiquetas B y C de la DGT, que hoy ya tienen confirmados vetos o futuras restricciones de paso en hasta una treintena de ciudades obligadas a contar con Zonas de Bajas Emisiones.
Esta nueva tasa, que será aplicada o no en función a lo que considere cada ayuntamiento, se introducirá una vez modificada la regulación de las Haciendas Locales para habilitar tasas municipales a los vehículos que superen los límites o categorías máximas que se definan en cada ciudad, según contempla la nueva Ley de Movilidad Sostenible. Por tanto, en caso de que muchos ayuntamientos decidan activarla, el coste de uso por circular para muchos conductores de vehículos diésel o gasolina se verá doblemente incrementado, una vez que a partir de 2028, como hemos ya anticipado, paguemos todos más por los repostajes en gasolineras. Esperemos que no lleguen a confirmarse.









