Los organismos europeos, nacionales y locales tienen la vista puesta en la lucha contra la contaminación en las ciudades. Soluciones como las Zonas de Bajas Emisiones o la instalación de nuevos radares de velocidad son las dos más importantes que se vienen llevando a cabo en los últimos tiempos. Pero ojo, porque más allá de lo que puedan provocar las emisiones de CO2, NOx, etc., hay otro tipo de contaminación que empieza a preocupar mucho.
Hablamos de la contaminación acústica que, según cifras de la Agencia Europea del Medio Ambiente, provoca 16.000 fallecimiento prematuros y 72.000 hospitalizaciones en Europa cada año. Y en este sentido, el foco está principalmente puesto en el tráfico de vehículos. Con el objetivo de reducir los niveles sonoros en las ciudades, muchas ciudades como Londres o París han movido ya ficha, instalando los conocidos como radares de ruido.

Llevamos ya varios meses hablando de ello y, a buen seguro, lo seguiremos haciendo en los próximos años. En estas dos capitales europeas ya hay instalados estos radares o cámaras acústicas que, básicamente, funcionan como un decibelímetro. De esta forma, se mide la intensidad del sonido e identifican a la fuente sonora, vehículos y motocicletas en este caso, para poder emitir multas por exceso de ruido.
La DGT no ha mostrado, de momento, interés en este tipo de radares, que ya sancionan con 135 euros en el caso de la capital parisina. Sin embargo, algunos Ayuntamientos trabajan ya en proyectos pilotos que buscan implantar este tipo de tecnologías para reducir las molestias acústicas a sus vecinos. Barcelona es la primera ciudad española en ponerse manos a la obra con esto, poniendo el foco principalmente en poner coto a las motos y motocicletas como vehículos más ruidosos.
“Son radares experimentales que incorporan nuevas tecnologías para detectar el ruido e identificar el vehículo”, explica el concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica de Barcelona, Eloy Badia. El consistorio barcelonés instalará hasta 11 sonómetros en zonas especialmente comprometidas por el ruido ocasionado por el tráfico, así como también el ocio nocturno.

Las fases de implantación de esta medida son tres: de prevención del ruido con campañas e instalación de sonómetros; de mitigación; y de protección mediante obras de mejora de aislamiento en las zonas más tensionadas. Las primeras zonas anunciadas que tendrán una monitorización del ruido serán las calles Almirall Churruca, Allada Vermell, Enric Granados, Joaquim Costa, Rogent, Osca, Nou de la Rambla, la plaza Geroge Orwell, otras del barrio de Gracia, el Triangle Lúdic y la Rambla del Poblenou.
En todos los casos en los que los Ayuntamientos, como Barcelona, apuesten por dar vía libre al control y monitorización de los ruidos de los vehículos, habrá que revisar sus respectivas ordenanzas municipales para comprobar qué multas se contemplan por excesos de ruido. En muchas localidades españolas las sanciones van ya desde los 750 hasta los 3.000 euros en los casos más extremos.