Los radares de ruido, o también llamados radares “medusa” por la forma que tienen, son ya una realidad. El gobierno francés ha iniciado en este 2022 un proyecto de carácter oficial y que tendrá una duración de dos años: en este período, irá implantando sucesivamente varios radares que miden la emisión de ruidos de los vehículos. El objetivo es el de reducir, obviamente, el ruido excesivo en las ciudades, algo que tiene consecuencias económicas y también en la salud de los ciudadanos.
Si bien en España no está contemplada la instalación de este tipo de radares en el corto y medio plazo, seguro que estarán atentos a lo que suceda en el país vecino, que se lanza con una iniciativa totalmente innovadora. Hasta 7 localidades francesas recibirán en sus calles estos radares, que contarán con micrófono para medir el nivel de ruido y con una cámara para captar al coche que cometa la infracción. Y aunque esto se encuentre en fase experimental, ojo, porque el proyecto se ha reflejado en el boletín oficial del estado francés.

Así pues, se plantea sancionar con 135 euros a los conductores que, con sus coches, no cumplan con los niveles de ruido máximos. Modificar los escapes del vehículo o de las motocicletas o quitar los silenciadores tendrá consecuencias importantes dentro de muy poco en Francia. Los radares se situarán en las ciudades, concretamente en los arcenes, en zonas con velocidad máxima limitada a 50 km/h. Todavía no se ha establecido el límite de decibelios permitido para determinar lo que se considera una infracción, pero inicialmente las primeras pruebas situarán el corte en los 90 dB.
Como decimos, el proyecto consta de dos años en modo experimental, en los cuales se irán instalando más radares de ruido de diversos fabricantes. Tampoco se ha confirmado el momento en el que estos empezarán a sancionar. Pero sí que sabemos que desde el 4 de enero ya está funcionando un primer radar medusa en la carretera departamental de Saint-Lambert, al suroeste de París: allí ya se han realizado experimentos y se han obtenido resultados preocupantes, con picos de entre 210 y 520 dB de ruido.

La ciudad parisina, Niza, Bron o Toulouse serán otros lugares donde se instalarán estos radares, con el claro objetivo de reducir los ruidos molestos que ocasiona el tráfico rodado y luchar contra los problemas de salud que puedan provocar a los ciudadanos. Y es que según la Agencia Europea del Medio Ambiente, la contaminación sonora excesiva provoca un total de más de 16.000 muertes prematuras al año en Europa y 72.000 hospitalizaciones.