Como sabrás, en una inspección ITV se comprobará que tu vehículo cumple con las exigencias técnicas mínimas necesarias para poder seguir circulando con seguridad. Hay otro tipo de exigencias de obligado cumplimiento, como las medioambientales: en función del tipo de motor del vehículo, pasarás una prueba de emisiones, en el caso de los coches de gasolina, o la llamada prueba de opacidad, si el coche es diésel. Obviamente, un vehículo eléctrico no tendrá que pasar esta prueba.
La DGT compartió un dato interesante acerca de esta prueba de emisiones en los vehículos y que se traduce en un resultado desfavorable: 1 de cada 10 vehículos no supera la ITV por culpa, precisamente, de esta prueba. Si un conductor recibe dicho resultado desfavorable, deberá desplazarse con el vehículo al taller para poder realizar las reparaciones pertinentes antes de volver a presentarse a la ITV.
¿En qué consiste en realidad esta prueba? En el caso de los vehículos con motor de gasolina, se miden los niveles de CO2 y el coeficiente lambda (en los vehículos con catalizador). En el de los vehículos con mecánica diésel, se mide la opacidad (o el color negro, en otras palabras) del humo de escape. Para medir que el vehículo está dentro de los parámetros legales –que dependerán del año de matriculación del vehículo y de los datos facilitados por el fabricante–, en ambos casos se introduce una sonda por el tubo de escape. En ese momento, el técnico de la ITV te pediré que, en punto muerto, aceleres hasta un régimen de revoluciones determinado, que en el caso de los diésel se corresponde con el corte de inyección.

Trucos para poder superar la prueba de emisiones
El mejor truco o consejo que te podemos dar es que realices un mantenimiento adecuado del vehículo durante toda su vida útil. Ten en cuenta que los resultados negativos en esta prueba se deben a que la carbonilla, resultado del proceso de combustión, se termina pegando al tubo de escape. Al acelerar el coche en la prueba de la ITV, este hollín se desprende y provoca los picos en las mediciones de la mencionada sonda. Para evitar esto, hay un truco muy empleado y efectivo.
Y ojo, lejos de otros “mitos” de los que luego hablaremos, este truco funciona, ya que ayuda a limpiar, de alguna manera, las entrañas del sistema de escape. Antes de visitar la estación ITV, circula durante unos 15-20 minutos con tu coche en marchas cortas y a rpm más elevadas de lo habitual (por ejemplo, a unas 4.000 rpm). Este truco funcionará especialmente en los vehículos con filtro de partículas (diésel, principalmente), ya que lo que buscamos es que el motor inyecte mayor cantidad de combustible y, en consecuencia, se genere un mayor flujo de gases que pueda eliminar la carbonilla acumulada.
De esta forma, el motor cogerá temperatura y entrará en lo que se conoce como “ciclo de regeneración”. Esto, no obstante, es recomendable incluso hacerlo de forma frecuente, y no solo antes de la ITV; sobre todo si estamos acostumbrados a realizar una conducción eficiente, sin grandes acelerones y en marchas largas. Eso sí, siempre sin forzar todavía más en exceso el motor y cumpliendo siempre las normas de circulación. Otra alternativa útil es emplear algún aditivo específico “pre ITV”: cuestan unos 12 euros y se inyectan en el propio depósito de combustible, ayudando así a mejorar la combustión del motor.
Lo que nunca debes hacer, y es algo que circula como un mito o truco casero “fallido”, es introducir agua a presión por el tubo de escape. De colarse agua en algún pistón, podría producirse una rotura interna indeseada, cuya reparación puede ser importante.