Continúa la polémica en torno a las etiquetas medioambientales para coches que, solo a modo de ejemplo, permite hoy que grandes superdeportivos por ejemplo con motores V8 dispongan de una mínima electrificación que les permita contar con la pegatina ECO de la DGT o que enormes SUV híbridos enchufables que circulan todo el día con gasolina dispongan incluso de la Cero Emisiones, habilitando así sus accesos a Zonas de Bajas Emisiones que nacieron con vocación medioambiental. ¿Es eso lo que se pretendía?
El debate no va a cesar, y más aún cuando por ejemplo en Francia la Asamblea Nacional acaba de anular las zonas de bajas emisiones por considerar que “penalizan a los hogares con bajos ingresos”, al solo poder permitir circular a familias con altas rentas que pueden cambiar de coche y optar a los más caros eléctricos. ¿Es justo el actual sistema de etiquetas en el que se basan las ordenanzas municipales para discriminar quién puede o no puede acceder a áreas con restricciones de circulación? La respuesta, obviamente, es no… en todos los casos.

El director de la DGT confirmó hace un año el "proceso de cambio" de las etiquetas
Ante esta realidad, el propio director de la DGT, Pere Navarro, confirmaba ya en junio de 2024, es decir, hace apenas justo un año, que desde Tráfico ya se estaba estudiando la modificación de la clasificación medioambiental de los coches, las llamadas etiquetas, en base a parámetros más justos y que reflejen mejor la realidad del mercado. Así lo declaró durante una entrevista realizada durante la decimosexta edición del Arval Mobility Observatory en el que se analizaba el futuro de la movilidad.
“La actualización del sistema vigente de distintivos medioambientales es una de las tareas que se viene estudiando desde hace tiempo con varias opciones identificadas sobre la mesa”, confirmaba entonces Pere Navarro. A pesar de declarar también entonces que el nuevo sistema no estaba aún 100% definido, el director de la DGT sí confirmó oficialmente que el sistema se encontraba ya en “proceso de cambio” y que la prioridad del departamento sería acompañar esta modificación en la clasificación de “una estrategia de comunicación muy amplia con la colaboración de fabricantes e instituciones junto con la DGT, con un período de información de duración suficiente que permita reducir las confusiones”.

El Gobierno confirma estudios y estaría de acuerdo en proceder al cambio
Ahora, es el propio ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, quien ha confirmado en las últimas horas que ya desde 2020 se llevó a cabo un estudio de modificación de las actuales etiquetas, pero que entonces “todos los actores del sector entendieron que en ese momento no se daban las condiciones necesarias para la actualización”. La duda es si ahora ese momento ha llegado… o no.
Durante una sesión de control celebrada ayer mismo en el Senado, el diputado del PNV, Igotz López Torre, ha sido quien ha planteado al ministro la posible revisión del sistema de etiquetas ambientales de los vehículos, ante el problema de los conductores españoles cuando cruzan la frontera española hacia Francia y se encuentran con restricciones de circulación por no ser equivalentes las etiquetas entre ambos países. Grande-Marlaska, ante ello, ha asegurado oficialmente que “el Gobierno, siempre estará de acuerdo en proceder a la misma (a la revisión) cuando nos pongan encima los expertos ese acuerdo, que lo entiendan necesario y cuenten con el aval de los sectores implicados”, en declaraciones textuales recogidas por Europa Press.
Aun así, el propio ministro del Interior, sin cerrarse al cambio, ha querido igualmente defender el sistema actual de etiquetas de distinción ambiental, matizando que es “más restrictivo que el de muchos otros países de la Unión Europea”, ofreciendo un resultado útil para la disminución de las emisiones y para mejorar la movilidad sostenible. Grande-Marlaska ha concluido que “el concepto de bajas emisiones" ya se está implantando en el resto de países europeos para limitar el acceso a vehículos de mayores emisiones de gases contaminantes, aunque reconociendo que por el momento no existe una homologación común.