Llevan ya entre nosotros unos cuantos años, y aun así, hay muchos conductores que no saben de qué les estamos hablando cuando nos referimos a las etiquetas de la DGT. Eso sí, eso cambiará, seguramente, en los próximos meses cuando las ciudades españolas empiecen a instaurar sus nuevas Zonas de Bajas Emisiones. Estas ZBE son de carácter obligatorio para todas aquellas ciudades de más de 50.000 habitantes, según lo que dice la Ley de Cambio Climático y Transición Energética aprobada por el Gobierno.
Al igual que ya sucede en Madrid y Barcelona, las primeras dos ciudades con ZBE en España, el resto de ayuntamientos implicados, hasta 145 (listado completo aquí), usarán los distintivos medioambientales de la DGT para clasificar a los vehículos que sí y no podrán acceder a las zonas restringidas.
La DGT establece 5 categorías y 4 etiquetas diferentes, en función de su tecnología de propulsión y año de matriculación: la única categoría sin etiqueta es la A, que corresponde con los vehículos más contaminantes; la etiqueta B, amarilla, clasifica a los vehículos de gasolina matriculados a partir de enero del 2000 y los diésel del 2006 en adelante; la etiqueta C, verde, son los coches de gasolina a partir del 2006 y diésel a partir del 2014. Por su parte, la etiqueta ECO incluye los vehículos híbridos, micro híbridos, híbridos enchufables con menos de 40 km de autonomía eléctrica y coches a gas; por último, los coches con etiqueta Cero, azul, son los eléctricos puros y plug-in de más de 40 km de autonomía eléctrica.

Esta etiqueta, que debe ser colocada en la esquina inferior derecha del parabrisas, es la que servirá para determinar qué vehículos pueden acceder a las ZBE, cuáles tiene determinados beneficios a la hora de aparcar en la calle, etc. En Madrid, por ejemplo, sus ZBE restringen el acceso a los vehículos sin etiqueta, los coches B y C, salvo excepciones muy concretas; por su parte, los coches ECO y Cero tienen importantes ventajas y descuentos en los servicios de estacionamiento regulado. Es de esperar, pues, que en el resto de ciudades suceda algo similar.
Pero, ¿sabías que la propia etiqueta esconde más información, aparte del color y la letra en cuestión? Estos distintivos tienen un código QR que identifica la marca y modelo del vehículo en cuestión, la categoría de vehículo y su nivel de emisiones de CO2. Además, la propia etiqueta señala cuál es la normativa que establece su nivel de emisiones, así como el logo de la DGT, un código de barras, la matrícula del vehículo y su sistema de propulsión.