Barcelona no da para más con las actuales restricciones de circulación. Así de contundente se ha mostrado el Ayuntamiento de la Ciudad Condal, al reconocer que, aunque aún no han alcanzado los valores de contaminación previos a la pandemia, las cifras de las estaciones de medición apuntan ya a crecimientos generalizados de las emisiones de NO2 desde septiembre pasado. Ante esta realidad, fuentes municipales adelantan que podrían llegar nuevas prohibiciones.
Y es que la Zona de Bajas Emisiones que ya delimita el Área Metropolitana de Barcelona, una de las pioneras en España y sin duda de las más restrictivas y con mayores prohibiciones de circulación parece haber alcanzado su límite. De momento, los coches más contaminantes, los que no tienen derecho a la etiqueta medioambiental de la DGT, son quienes tienen restringido el tráfico. La medida, que ha surtido efecto al evitar más de 600.000 desplazamientos diarios de vehículos contaminantes (según anuncia Barcelona, hasta el 20% del parque circulante de 2017), parece en cambio haberse ya estancado.

Por ello, y ante la necesidad de seguir reduciendo la contaminación en la ciudad, Barcelona ya prepara otra importante medida. Según informa el diario El País, el próximo objetivo del Consistorio que dirige Ada Colau es vetar la entrada a los coches con etiqueta amarilla (B) de la DGT, además de estudiar un posible peaje urbano para entrar a futuro en la ciudad.
De momento, el Ayuntamiento comunica que no será inminente esta modificación, pero que sí está ya en estudio. Y es que la AMB ya propuso hace un año que en 2022 no pudieran circular por la ZBE de Barcelona los coches con etiqueta amarilla de la DGT, una medida finalmente descartada por la pandemia y los efectos finales en los usuarios.
Eso sí, dentro de esta catalogación, inicialmente parece que no todos los coches tendrían restricciones, ya que, según ha manifestado el concejal de Emergencia Climática, Eloi Badia, “comprenden un período de matriculaciones muy largo, que difícilmente podría prohibirse de golpe”. El Ayuntamiento, por tanto, estaría barajando la posibilidad de vetar primero la entrada a los vehículos Euro 4, los diésel matriculados entre los años 2006 y 2009. “Antes los coches con etiqueta amarilla representaban el 47%, y ahora son un 24%”, ha confirmado también Badia, que sigue advirtiendo que los coches Euro 4 tienen “niveles de contaminación muy elevados”.

Los coches con etiqueta amarilla de la DGT vuelven, por tanto, a situarse en la diana de las próximas restricciones. Hay que recordar que Tráfico impondrá ya en unos meses la obligación a todas las ciudades de más de 50.000 habitantes de contar con una Zona de Bajas Emisiones. Hay ya incluso una señal creada desde el Gobierno para estas prohibiciones de circulación y, aunque la decisión final de qué coches serán vetados corresponderá a los ayuntamientos, la DGT ya incluye en sus señalizaciones los vehículos con etiqueta B, que no aparecen entre las excepciones de paso.