Hace unos días te informamos que la actual crisis de escasez de chips y semiconductores en el mundo de la automoción aún perdurará varios meses más entre nosotros –hasta 2024, al menos, no se prevé una solución más o menos positiva a este gran problema de desabastecimiento-. A todo ello hay que unir los grandes niveles de inflación de la práctica totalidad de los bienes de consumo, sin olvidarnos, por supuesto, de los altos precios de la energía y de las materias primas, una situación ésta última agravada aún más por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania.
A esta especie de tormenta perfecta que ya está asolando diversos sectores de la economía y de la industria, en ciernes hay otra amenaza de la que se ha alertado desde Alemania y Holanda: el AdBlue, un importante elemento para el funcionamiento de los vehículos diésel modernos, comienza también a escasear.
Hay que recordar que la inyección de AdBlue, una solución química a base de agua y urea que contribuye a reducir los niveles de óxidos de nitrógeno (NOx) en los vehículos diésel modernos, es esencial para que los mismos puedan cumplir con las cada vez más exigentes normas anticontaminantes.
Como ya te hemos indicado, las voces de alarma sobre la escasez de AdBlue en Europa ya están sonando desde Alemania y Holanda, ya que algunos productores especializados en este componente ya lo han dejado de fabricar o, en su defecto, lo están haciendo con muchas dificultades.
Según nuestros compañeros alemanes de la publicación Auto motor und sport, a finales de 2021 ya se empezaron a notar ciertas dificultades, como consecuencia de la crisis global de materias primas, para la producción de urea (uno de los componentes básicos del AdBlue) en grandes niveles de producción. Según las perspectivas de los expertos, las dificultades van a aumentar en un otoño que se presenta muy complicado y plagado de incertidumbre.
De hecho, dos de las grandes empresas productoras de AdBlue, BASF y SKW, ya han empezado reducir los niveles de producción de esta solución acuosa, e incluso en el caso de SKW, llegó a parar la producción durante el mes de agosto.
Para calmar un poco los ánimos, el propio Ministerio de Economía en Berlín ha aclarado que la situación, por el momento, no es tan mala y al respecto han indicado lo siguiente: "Todavía no hemos podido observar una escasez real, pero estamos preparados para esto y tomaremos medidas si es necesario para mantener disponible esta importante sustancia".
Los problemas de producción de AdBlue ya se están notando en sus precios, tal y como informan desde Auto motor und sport, ya que en algunas regiones del país teutón el litro de este líquido ya supera con creces los 2 euros.
A priori, el suministro de AdBlue para vehículos de tipo turismo así como furgonetas pequeñas está asegurado, aunque no así el de los vehículos pesados, camiones y autobuses, que gastan muchísimo más. Hay que recordar que en Europa, un camión diésel que debe cumplir las normas anticontaminantes Euro IV, Euro V y Euro VI no puede circular sin AdBlue, y por lo tanto, su escasez podría llevar a la paralización del sector del transporte.
Al respecto, la Asociación Holandesa de Transporte y Logística (TLN) ya ha dado la voz de alarma ante Bruselas y La Haya, ya que los altos precios que está alcanzando el gas ha provocado que varias fábricas europeas productoras de AdBlue estén reduciendo dicha producción.