La escalada de precios en los coches nuevos, la falta de unidades en stock, el retraso en la entrega por la crisis de los semiconductores o la incertidumbre económica son algunos de los factores que han provocado un trasvase de la oferta del coche nuevo al coche usado. Y aquí nos podemos encontrar con vehículos en muy buen estado, con pocos kilómetros y con el mantenimiento correspondiente. Pero también nos pueden dar gato por liebre y que se acabe cumpliendo lo de “lo barato siempre sale caro”.
Si estás sopesando la compra de un coche usado, Norauto nos recuerda cuáles son los puntos que hay que tener en cuenta y algunos errores que evitar a toda costa para que la compra no nos salga rana. Toma nota.
- Documentación en regla: permiso de circulación y la tarjeta ITV o ficha técnica. Así se acredita que el vehículo puede circular y que tiene la Inspección Técnica de Vehículos vigente. Hay que recordar que los coches deben pasar la ITV a partir de los cuatro años. Cada dos entre los cuatro y diez años de antigüedad y anualmente a partir de entonces. Desde 2015 los permisos de circulación incluyen dos nuevos datos: el kilometraje del vehículo y la vigencia de la ITV (si el coche es nuevo, no aparece la información del kilometraje, pero sí la fecha en la que deberá pasar la ITV). Ante la menor duda, además, puedes solicitar los datos técnicos y administrativos del vehículo a la Dirección General de Tráfico para saber si está al día de la ITV o cuándo es la próxima revisión. Además, este informe puede verificar la existencia de embargos, procedimientos concursales o cualquier otra carga de naturaleza administrativa o judicial. Es muy útil para verificar que el coche está libre de cargas y que puedes adquirirlo sin problemas.
- Revisión de mantenimiento. El fabricante recomienda revisar el vehículo transcurrido un determinado tiempo o una vez se ha recorrido una cantidad de kilómetros. Haciendo esta revisión periódica se mantiene la garantía del fabricante (importante en los coches más nuevos). Hay que comprobar que se ha ido realizando este mantenimiento según las especificaciones del fabricante.
- Comprobación visual del coche para ver si está en buen estado. Aunque no se sea un profesional, es conveniente hacer una primera inspección visual. Verificar que no tiene golpes importantes de chapa y que los neumáticos están en buen estado: sin desgastes, cortes, bultos… Si se tuvieran que cambiar, esto supone un sobrecoste que hay que tener en cuenta a la hora de negociar el precio. Además, si hay un golpe de chapa importante, esto puede suponer que pueda tener algún problema interno no apreciable a primera vista.
- Comprobar el exterior… pero también el interior: buen estado de tapicería, palanca de cambios, interruptores, salpicadero, anclajes, cinturones… Se trata de sistemas importantes de seguridad y confort. Los testigos de avería en el cuadro deben apagarse al poner el contacto tras unos segundos.

- Conducir el coche para detectar anomalías. Hay que estar atento a cualquier ruido, vibración… ¿Le cuesta acelerar más de lo normal? ¿No entran bien las marchas? Ante la menor duda, insistimos nuevamente en la necesidad de revisarlo. Puede tener un problema en el embrague, en los frenos, tener carbonilla acumulada… Por ejemplo, si se escucha un ruido durante el frenado, las pastillas pueden estar desgastadas. Igualmente, si el pedal de freno tiene un tacto esponjoso, hay que cambiar el líquido de frenos.
- ¿Cumple con las necesidades y expectativas? Esto es algo que se tiene en cuenta antes de ver el coche pero es importante verificarlo con el automóvil presente. Por ejemplo, si hay niños, es interesante que disponga del sistema Isofix para poder poner sistemas de retención infantil de forma más rápida y sin cometer errores. Número de plazas, espacio interior, comodidad en la conducción… Y si te vas a mover con el coche por el centro de la ciudad, es muy importante comprobar el distintivo ambiental. Todos son factores que hay que tener en cuenta y valorar con el coche presente.
- Si has superado esta primera parte, hay que proceder a revisar el coche en profundidad antes de comprarlo. Lo ideal es llevar el automóvil a un taller donde pueden ver si el coche cuenta con algún deterioro o posible avería. Si no se hace antes de comprarlo, hay que hacerlo inmediatamente después para estar dentro de la garantía. Además de comprobar elementos como suspensión, neumáticos, batería, motor, sistema de frenado…, se utiliza una máquina de diagnosis profesional que puede detectar averías eléctricas que haya registrado el propio vehículo como pueden ser problemas con el airbag, el ESP o el ABS. Además, puede indicar kilometraje y fecha en la que ha surgido el fallo electrónico. Esto es muy importante para evitar trucajes y engaños.

- Si ya hay una avería detectada, se debe tener en cuenta el coste y tiempo de reparación. Por ejemplo, si hay dificultad para meter la marcha, bloqueo o ruido, una sensación de que la marcha patina o una aceleración pobre, puede deberse a la caja de cambios. Su sustitución tiene un coste elevado y puede llevar 9 horas de trabajo en el taller.
- Por último, hay que tener en cuenta los gastos futuros. Según los coches van cumpliendo años van requiriendo un mantenimiento concreto. Por ejemplo, la correa de distribución se suele cambiar entre los 60.000 y los 240.000 kilómetros según la marca y el modelo o entre los 5 y 10 años y suele suponer un coste extra que hay que tener en cuenta a la hora de negociar el precio de venta.
- Garantía. Hay que tener clara la garantía que se ofrece. Si el coche es adquirido en un concesionario u otra empresa dedicada a los vehículos de ocasión, la garantía mínima que se otorga es de 1 año (12 meses). Por supuesto, hay muchas compañías que amplían esta garantía. Si el automóvil es adquirido a un particular, hay 6 meses desde que se entrega el vehículo para detectar desperfectos o vicios ocultos, es decir, averías que no son visibles a primera vista. Por ello, es muy importante hacer una revisión en profundidad del coche nada más comprarlo, para detectar estas posibles averías.