Toyota es hoy sinónimo de híbrido por una filosofía de marca por la que lleva apostando más de dos décadas. De ahí, conscientes de la presión por la descarbonización y cómo el mercado europeo —especialmente el español— mira al segmento SUV con ojos de deseo, hayan incorporado a su familia el Highlander, un SUV híbrido de siete plazas inédito en el mercado continental que permite a Toyota entrar en un mercado, el SUV-E, con un producto orientado al asfalto y cierto potencial fuera de él que complementa al Land Cruiser liberándolo de esa condición y permitiéndole permite al mito del todo terreno fortalecer su esencia off road.
La carrocería y chasis del Toyota Highlander
El Highlander es un Toyota SUV de la nueva escuela, confortable, espacioso, bien equipado… y muy grande ya que se queda muy cerca de los 5 metros de longitud (4,97 x 1,93 x 1,76 m). Esto supone aproximar la plataforma TNGA a su límite superior, con 2,85 m entre ejes y desmarcarlo claramente del Toyota RAV4, 16 cm más corto entre ejes, con 36 cm menos de longitud.
El Toyota Highlander también incorpora notables modificaciones en el plano mecánico, tanto en su motor térmico, que gana 12 CV respecto del RAV4 para sumar 190 CV de rendimiento máximo, como en el eléctrico delantero, que se va hasta los 134 kW (46 más que el del RAV4), y sólo coinciden plenamente en cuanto a su motor eléctrico trasero, de 40 kW, responsable del movimiento de las ruedas traseras. No extraña pues que supere en potencia al RAV4 en potencia, 248 CV por 222, aunque su condición de híbrido le permita anunciar consumos de 7 l/100 km (158 g/km CO2).

El Toyota Highlander se da en todos los casos con tres filas de asientos, con 18 cm de recorrido longitudinal la segunda, y una tercera que en la toma de contacto inicial nos pareció válida sólo para pasajeros de pequeña estatura. Destaca por la sensación de amplitud en las dos primeras filas y un diseño de salpicadero e instrumentación que sin dejar de aportar sensación de modernidad, sigue contando con pulsadores físicos para funciones específicas como volumen de radio, climatización de los asientos, regulación de la temperatura, etc. si bien muchas de estas funciones se encuentran duplicadas en la pantalla táctil.
Complementa el habitáculo un maletero que ofrece pocas dudas. Anuncia 268 litros de capacidad midiendo hasta la bandeja en modo siete plazas y 658 usando sólo las dos filas delanteras, difras que crecen en 64 y 207 l respectivamente cargando hasta el techo..
La gama Toyota Highlander
Toyota ha decidido posicionar al Highlander como un auténtico Bussiness Class, por debajo de lo Premium que supone el First Class de los fabricantes Premium. Para ello no han escatimado en revestimientos ni en equipamiento de confort o seguridad, con el Toyota Safety Sense como gran protagonista. Incorpora ahora, por ejemplo, asistencia a la dirección en el sistema pre-colisión, reconocimiento de peatones y ciclistas, control de crucero adaptativo de 0 a 180 km/h (su velocidad máxima), reconocimiento de señales y mejoras en el control de trayectoria.
Ya en preventa, el Highlander llega a los concesionarios de Toyota en febrero con dos versiones, Advance y Luxury, de notable equipamiento ya en la variante inicial. De hecho, éste incorpora elementos como los asientos delanteros calefactables, la cámara de visión trasera, el cargador inalámbrico de móvil o la necesaria conectividad para Smartphone. Su precio, 52.000 euros descuentos incluidos, queda casi 10.000 por debajo de la variante Luxury, que añade asientos ventilados, cámaras perimetrales, apertura del maletero sin manos, Head Up Display y un sistema de audio Premium.

La conducción del Toyota Highlander
Sus 5 metros, casi 2 toneladas de peso y unas suspensiones bastante suaves marcan el comportamiento del Toyota Highlander. Lo identifican como un coche familiar, más decantado hacia las vías despejadas y los ritmos de marcha mantenidos que a las estrechas carreteras de montaña o la conducción más dinámica. Pero guarda algo más. Su distancia al suelo, que supera ligeramente los 20 cm, favorecería salirse del asfalto y transitar por caminos, mejor sencillos que complicados a pesar de todo y de que su tracción i-awd le permitiría pasar de un reparto de par del 100 % al eje delantero a enviar un 80% del par al eje posterior.
En marcha destaca por la suavidad, por las sensaciones de lujo relajado, por el aislamiento acústico, tanto aerodinámico como de rodadura, basado en el uso de cristales laminados con tratamiento acústico tanto en parabrisas como ventanillas laterales. Se complementa el conjunto con una aerodinámica revisada, sostenida en unos bajos carenados que facilitan el paso del aire, y el uso de espumas absorbentes. Y si de ganar velocidad se trata, el Highlander podría alcanzar los 100 km/h en 8,3 s, lo que no está mal para un apacible SUV híbrido de siete pasajeros moviéndose en clase Bussiness.