Tesla S P85D, un coche eléctrico tan rápido que te hará chillar

No te engañes, el Tesla S no es el coche de moda en Hollywood por ser eléctrico, sino porque acelera como si llevas tu propio parque de atracciones contigo.

Miguel García Puente. Twitter: @Miguelgpuente

Tesla S P85D, un coche eléctrico tan rápido que te hará chillar
Tesla S P85D, un coche eléctrico tan rápido que te hará chillar

El Tesla es poderío, no solo por su precio, que en el caso del Tesla S P85D que hemos podido probar su coste sobrepasa los 100.000 euros. Quien haya podido subirse alguna vez a un Audi R8 o un Porsche Turbo habrá comprobado el insultante poderío en su trato del espacio y los tiempos. Los angloparlantes lo tienen fácil, cuando te hablan de "Power" se pueden referir a la potencia o al poder. En el caso del Tesla SP85D, tiene de los dos, el equivalente a 700 caballos (515 kilovatios) y un insultante poderío para hacer cualquier maniobra que suponga un cambio repentino del ritmo. Llámalo adelantamiento, cambio de carril o frenada a fondo, el Tesla S se comporta como si fuera un deportivo. En realidad, con mucha más clase, sin despeinarse ni vociferar por esos tubos de escape de los que el Tesla S carece, y sin perder una décima de segundo respecto a esos reputados rivales. Con una diferencia: en el Tesla S que conducimos no solo pueden ir cinco ocupantes a sus anchas, sino que esconde dos transportines para niños ocultos en el maletero, por si surge una urgencia y tienen que ser siete a bordo. Y si te falta algo, hay una opción para potenciarlo, que algunos han querido bautizar como P90D.

Tesla tiene la pantalla más grande

Pantalla de 17 pulgadas del Tesla SVaya si el tamaño importa: nadie que se asome al interior de un Tesla podrá quitar los ojos de ella. Preside en vertical el centro del salpicadero del Tesla S una pantalla de 17 pulgadas más grande que la de mi ordenador. Imposible fallar con el dedo al pulsar un botón de esta pantalla táctil. Te hace pensar enseguida a quién se le habrán ocurrido esas pantallas táctiles lejanas, pequeñas y con grafismos igualmente pequeños que pueblan muchos de los coches más modernos. Ni siquiera el conductor puede apartar de la pantalla central sus ojos cuando necesita información, incluso si la instrumentación digital tiene un elaborado y cuidado diseño, lleno de información. Lógico, porque con conexión constante a internet -la conectividad es otra de las prioridades de Tesla- la cartografía está cargada de detalles, por ejemplo. Hasta el propio coche se beneficia de esta conectividad, sugiere las paradas más convenientes en estaciones de recarga Supercharger (gratuitas) a lo largo de la ruta, y recibe periódicamente invitaciones para actualizar al software más reciente del propio vehículo.

Sin túnel de transmisión, sin palanca de cambios, el espacio central es enorme. En las plazas delanteras parece que vayan en el salón de casa. Detrás, gracias a la gran anchura del coche caben detrás perfectamente tres adultos. Eso sí, con esta anchura propia de coches americanos, los carriles se antojan ligeramente más estrechos de lo habitual. Por si acaso, la cámara del parabrisas ayuda al asistente de carril, intrusivo y delator a todos los ocupantes, que hace que pongas mucha más atención a circular sin acercarse siquiera a las líneas delimitadoras.

Tesla es el deportivo silencioso

Subirse a un superdeportivo suele obligar a cierto contorsionismo. Subirse al Tesla S, con unas hechuras y tamaño próximos a un Audi A6, resulta sencillo. Poner en marcha el motor de un V10 o similar, con su sonido de escape, vibraciones, no solo acelera el pulso al conductor, hasta el ocupante siente el cosquilleo en sus posaderas. En el Tesla S, su ralentí son los motores eléctricos detenidos, en completo silencio, solo invita a subir el volumen del super equipo de música. Las manos llegan a sudar en un superdeportivo solo con pensar que de un momento a otro vas a pisar a fondo y que tus manos y pies van a lanzarse en un baile frenético, mientras agujas, dígitos y luces se mueven sin cesar y el horizonte se acerca. En el Tesla, berlina de lujo, lejos de sujetar el volante casi te despreocupas del momento en que pondrás el pie derecho a fondo sobre el acelerador. Sin embargo, el resultado será igual. Las más de dos toneladas del Tesla S P85D se evaporan en el momento en que pisas a fondo el pedal. Desde parado, la tracción total se encarga de que no se pierda de un ápice de fuerza y en movimiento... sí, también la cabeza te da una sacudida para atrás instantáneamente en el momento de pisar, como en un brusco cambio de marcha de un supercoche. Como en una atracción de feria, en ese instante, se supera 1g de aceleración, como una caída al vacío. Luego, se acabó la parte violenta, simple aceleración contundente, casi sin ruido y sin parar hasta que te das cuenta de que el paisaje circula ya muy, muy deprisa. Sin ningún estrés. Qué diferencia con los aullidos del motor de esos superdeportivos, la sensación de que algo se rasga a cada paso de marcha, el corazón acelerado y los nudillos crispados del acompañante mientras se aferra al asidero de la  puerta. Son los ocupantes los que gritarán de la sorpresa, y el conductor... con sonrisa tranquila. Si el Tesla P85D impresiona, es especialmente por esto, su calmado poderío. Por eso luego los ves "arrastrándose" a 100 por la autopista, disfrutando de la paz interior, de esa confortable suspensión neumática que reduce automáticamente la altura a alta velocidad, de ese equipo de audio opcional... y, aunque lo negarán, pendientes de todo lo que el pasajero está encontrando mientras brujulea por internet en la gigantesca tableta central.

La revolución Tesla

Sí, hay versiones más modestas del Tesla S, con la mitad de potencia, sin la tracción total, sin todos los aditamentos -costosos- de esta unidad, supongo que serán interesantes y atractivas, pero no creo que, como este P85D supongan un revolcón a los fabricantes de automóviles de toda la vida. Sin este P85D, puede que hubiéramos tardado mucho más en ver que Porsche se anima con el Mission-e y Audi con el futuro Audi Q6, cuyo precursor hemos visto en el Salón de Frankfurt bajo el formato Audi e-tron quattro concept.

El Tesla muestra poder por su irreverente puesta en escena, capaz de vender coches por internet, sin talleres ni representantes en el país, inventándose su propia red de recarga, de potencias que multiplican por 20 las de otros eléctricos, con estándares de conexión propios... Tesla ha decidido romper con lo establecido, con la manera de vender los coches, de entender el coche eléctrico, de entender la ecología y el trato con los clientes. Bastó con avisar que iban a estrenar en Gerona el primer punto de recarga Supercharger, el específico de Tesla, para que fueran llegando de todos los puntos de Europa, propietarios con sus Tesla S. Verdaderos embajadores de sus coches, del concepto eléctrico, se reúnen como en una sociedad de cazadores, pero aquí no se presume de la hazaña individual, sino de lo que es capaz de hacer el coche.¿Es una moda?¿Es una fiebre? Acaban de sacar a la calle el Tesla X, después de años recogiendo pagos como reserva, a clientes que ni siquiera conocían el precio. No, todo el que ha probado un Tesla ha quedado impresionado, tanto si le gustan los coches ecológicos, como si le gustan los automóviles más radicales. Nosotros seguimos aún impresionados con el más potente de los Tesla S y esperando poder subirnos al P90D, con más potencia y autonomía -95 kilovatios-hora en sus baterías- o a las recientes actualizaciones de software Autopilot -como si fuese un teléfono móvil- que dicen que lo acercarán hacia el coche de conducción autónoma.

 

Precios de Tesla S (con IVA)

70D (332 CV) 83.817 euros

85D (422 CV) 94.828 euros

P85D (262 510 CV)  116.971 euros

 

Opciones:

Batería de 90 kWh: 3.267 euros

Ludicrous Speed: 11.011 euros (solo con 90 kWh)

Autopilot: 2.783 euros

Iluminación premium: 3.267 euros

Suspensión neumática: 2.783 euros

Hi-fi 12 altavoces: 2.783 euros

Ampliación a 7 plazas: 3.267 euros

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