Tengo que reconocer que el Hyundai Ioniq 6 me había dejado un poco frío con sus primeras imágenes oficiales. Esa trasera no me convencía de ninguna manera, demasiado barroco, con demasiados trazos y haciendo que el coche terminase aplastándose visualmente hasta hacerlo “culón” y con un difusor/paragolpes trasero con demasiado protagonismo al no ser en la misma tonalidad de la carrocería y, sobre todo, con esas tiras verticales que parecen grapas para romper la horizontalidad del resto del conjunto trasero. Tampoco me ha convencido esa vista tres cuartos trasera cuando la he visto con luz artificial por mucho que me la haya explicado con entusiasmo su responsable de Diseño, Simon Loasby.
Es verdad que cuando las formas obedecen a un fin empiezan a verse de manera diferente las cosas. Y en este Hyundai Ioniq 6 la funcionalidad del diseño es máxima para reducir al máximo la resistencia aerodinámica, lo que a su vez se traduce en menor consumo y mayor autonomía eléctrica –más de 100 km frente a su hermano más pequeño Ioniq 5-. También es verdad que no es lo mismo una silueta SUV que una berlina, pero no podemos olvidar que el 6 frente al 5 es más grande llegando a 4,85 metros.

Así que poco a poco mi ojo y mi modesto juicio estético iba variando, algo que todavía mejoraría todavía más con luz natural y sobre todo evitando los colores oscuros -12 tonalidades en su paleta de colores- que disimulan demasiado las formas. En blanco o rojo es otro coche, transmite más, ves volúmenes –coche radicalmente distinto en concepción estética que un Ioniq 5 que juega más la baza de las aristas, algo que ha funcionado también en Tucson, sobre todo-. Y su lenguaje lumínico trasero, espectacular con esa doble tira de pixeles luminosos de lado a lado que se combinan con iluminación en la frenada del alerón trasero.
Eso sí, el efecto podría ser perfecto con intermitentes traseros de mayor presencia y progresivos. De todos modos igual que me pasa a mí, te pasará a ti: el tres cuartos puede llevarte a un Mercedes CLS, a un New Beetle alargado con el plus de un alerón trasero muy 911... Y termino con el diseño con dos elementos muy llamativos queriendo transmitir aire tech: antena y cámara digital exteriores con plástico pseudotransparente para ver “sus tripas”.

Manetas escamoteables en el nuevo Hyundai Ioniq 6 pero tras tocarlas, no automáticamente al detectar tu presencia, y tomamos asiento. Cuatro posibilidades de combinaciones para el interior. Volante achatado por abajo y cuadro de mandos te llevarán a territorio conocido vía Ioniq 5. Pero eso no es malo: las dos pantallas de 12 pulgadas –cuadro frontal y central- informan mucho y bien y son cómodas y rápidas de manejar con el apoyo de la botonería justa bajo los aireadores frontales. Almendra del volante sin logo y en su lugar cuatro píxeles. Luego nos enteraremos que en lenguaje Morse estos cuatro puntos son una H, la H de Hyundai. Además, estos píxeles –esto va de píxeles allá por donde mires este coche con 600 representaciones- se iluminan en azul con la marcha hacia adelante y en rojo con la marcha atrás. 64 colores para jugar a personalizar lumínicamente el ambiente interior –seis son duales y te las propone Hyundai-.
Pero vayamos a lo más llamativo del salpicadero: los retrovisores tradicionales dan paso a cámaras digitales con pantallas en la base interior del pilar A a modo de orejeras del salpicadero. ¿Me convencen? Después de 200 km te diré que la del lado del copiloto sí, porque el movimiento del ojo es casi el mismo que frente a un retrovisor normal, algo que no me pasa con la pantalla del lado izquierdo: miro primero a la cámara exterior para después –perdiendo un tiempo que me llega a dar algún susto en alguna incoporación- focalizar en la pantalla interior, demasiado lateralizada en mi opinión. No lo critico, quizás haga falta acostumbrarse más y mejor.
De todos modos, estos espejos digitales serán opcionales, quedando la posibilidad de retrovisores convencionales pero perjudicando aerodinámica. Posición de conducción muy cómoda, con sensación de amplitud gracias a ese piso plano y a esa consola central flotante. El plástico abunda pero muy trabajado en texturas y formas sobre todo a nivel de puertas buscando originalidad y calidez y logrando una armonía de color y tacto con las superficies “tapizadas”. Tendrás que acostumbrarte a los mandos de los elevalunas situados en la consola central y no en las puertas. Buena visibilidad trasera de manera natural, algo cada vez más difícil de encontrar en coches de nuevo cuño. Guantera tipo cajón deslizable.

En las plazas traseras del Hyundai Ioniq 6, ingente espacio para las rodillas –que se note esa batalla de casi tres metros- aunque con cadera más baja que las rodillas lo que “fuerza” un poco la maniobra de salida. Altura suficiente para la cabeza si mides menos de 1,85. En este capítulo Simon Loasby me dice que se ha priorizado esta cota de altura y que la silueta coupé obligaba a apostar por este parámetro o un portón trasero. Al final, maletero independiente con boca de carga estrecha –no puede ser de otra manera-, para 401 litros de cubicaje. Delante, bajo el capó, pequeño hueco para poder tener los cables de carga, si lo deseas.
Frente a un Tesla Model 3, por ejemplo, el Hyundai Ioniq 6 ofrece, además de 16 cm más de carrocería, 5 cm más de altura –no lo parece por lo tendida que es la carrocería-, 7,5 centímetros de batalla que se traducen en 11 centímetros más para las rodillas y 8 centímetros más para los hombros.