Fue Darwin quien dijo que la adaptación al medio era lo que hacía que los mejores avanzasen, evolucionasen y permanecieran. El Jeep Avenger Eléctrico es todo un Jeep pero de tracción delantera. Que nadie se eche las manos a la cabeza, BMW dejó de ser propulsión trasera en muchos de sus modelos hace tiempo, mientras que Porsche presume de sus motores diésel, o más bien lo hacía porque ahora lo que toca es la hibridación o la electrificación incluso con su icono 911, y no solo no ha pasado nada sino que supone un modo de adaptación al medio.
En muchos casos, personifica la evolución y permanencia del modelo, pero también de la marca. La pertenencia de Jeep ahora a Stellantis le proporciona muchas ventajas, como beneficiarse de una tecnología eléctrica en este caso de sobra probada en un montón de modelos activos actualmente. Lo mismo que la utilización de la plataforma común (e-CMP2) para un esqueleto que cumple perfectamente con tamaño, rigidez, ubicación de la batería, espacio interior, etc.

Todo un Jeep de estos tiempos
Las señas de identidad quedan perfectamente reflejadas no solo en la marca de turno impresa tanto delante como detrás y, como es costumbre, también por esa falsa parrilla con los siete rectángulos tan característicos de la marca que incluso se repite en pequeños detalles en la carrocería. Es el primer Jeep eléctrico de la historia y no por ello carece de personalidad.
No es un Jeep para hacer todo terreno al uso como lo es un Wrangler, el icono de la marca en este campo y de tracción total, pero este Jeep tiene impronta en cuanto a imagen y se adecua a un entorno y uso más urbano como demanda la gran parte del público actual, tendencia al SUV vamos, y lo más a favor de movilidad sostenible posible. Es el más pequeño de la familia con una carrocería que supera por poco los cuatro metros de longitud pero aparenta ser mucho más grande, y sus cuatro puertas ofrecen correctos accesos.
Como es relativamente alto y despega del suelo casi 20 centímetros (altura libre), casi parece un todoterreno al uso, y en eso, en apariencia, supera a sus primos hermanos como el Peugeot 2008 o el Opel Mokka con los que comparte casi todo su ADN (no son los únicos dentro del Grupo de ahí que de cara a la fiabilidad antes existan más bancos de pruebas), además de un precio algo más ventajoso. Un “no todoterreno” que permite ciertos escarceos fuera de la carretera sin todos lo miedos que pesarían en un coche normal. Acompañan a los modos de conducción ya usuales en los eléctricos (Eco, Normal y Sport ) otros tres específicos como Nieve (Snow), Barro (Mud) y Arena (Sund) que en realidad adecúan la respuesta del acelerador en combinación con el control de tracción. También dispone de control de descensos de pendientes (Hill Descent Control) como ayuda si decimos un día salirnos un poco de la rutina del asfalto. Son ayudas y eso nunca viene mal, pero conviene recalcar una vez más que no es un "cuatro por cuatro".

La verdadera realidad es otra si atendemos al tipo de coche que es el Jeep Avenger Eléctrico. Nos deja soñar con una ruta fuera de carretera, aunque su verdadero ser es el asfalto de la ciudad preferiblemente. Esta versión eléctrica bien puede calificarse de bastante eficiente en respuesta de motor, consumos, cargas de electricidad, uso cotidiano, espacio, etc. (ver fichas). Es un SUV muy práctico, atractivo si se nos permite aseverarlo, fácil de conducir, cómodo, y de buen tamaño por dentro. Un volante de diámetro y grosor más que adecuados, con una dirección perfectamente asistida, dejan un panorama óptimo a la hora de enfrentarse a los aspectos más directos de cualquier ciudad.
La versión eléctrica tiene algo menos de capacidad de maletero que la de gasolina por su adaptación a la electrificación (batería), pero sus 355 litros no están nada mal precisamente, con un doble fondo para meter el cable de carga y lo que además quepa, además de numerosos huecos en el habitáculo que dan mucho juego a la hora de llevar los objetos cotidianos como móviles, tabletas, cartera, etc. Nuestras mediciones de habitabilidad ofrecen igualmente un buen planteamiento. Delante hay una casi óptima relación de espacio, especialmente porque hasta casi (casi) que una persona de dos metros puede ir bien gracias a una más que correcta distancia al techo, con ayuda también de las regulaciones del asiento.
Detrás algo más limitada, pero dentro de los parámetros más o menos normales de un coche de “cuatro metros”. Juzgar si un coche es agradable en su interior, en su “vida a bordo”, puede llegar también a tener valores de subjetividad, pero aquí no hemos encontrado demasiados en contra, ya que los materiales son de más que aceptable calidad, el salpicadero es moderno y simple pero sobre todo claro y vivo con ese color que lo recorre longitudinalmente. Y elementos como la botonería de algunas funciones, y especialmente la del cambio automático con secciones muy grandes, conmutan a una facilidad de uso predominante que, permítasenos decirlo, es cómo tiene que ser en un coche.

Eso sin perder vista la digitalización de las pantallas, tanto la de detrás del volante como la del salpicadero. En ambos caso este Jeep es claro y conciso en esa relación de lenguaje de los datos entre hombre y máquina... casi por encima de otras premisas, con gráficos que no cuesta interpretar, con configuraciones fáciles y al gusto de cualquier conductor que no quiera complicarse la vida y, en definitiva, con pantallas que no nos van hacer pasar por un mal rato intentando leer, ver o comprender algunas informaciones. Y como hemos apuntado, con botones claros también en cuanto a volumen y encendido de la radio, y otros de ventilación interior, para distraerse lo mínimo o nada al conducir… como debe de ser porque la atención al medio siempre es prioritaria.
Equilibrada mecánica y conducción del nuevo Jeep Avenger Eléctrico
Hablando de la motorización eléctrica de este Jeep Avenger nos vamos con un “viejo” conocido motor de 156 caballos de potencia y 260 Nm de par, del que se puede decir ya que está ampliamente experimentado por otros coches del Stellantis, y donde se pone de manifiesto su buena respuesta. Es una de la grandes apuestas del Grupo en sus coches eléctricos y extendiéndose. No te deja pegado al asiento, pero las pruebas demuestran que mueve muy bien el conjunto con aceleraciones óptimas, y más incluso, y dentro de los tiempos de la media.
En nuestras mediciones queda patente que en el modo menos potente (Eco donde baja por debajo de los 100 caballos), con solo pisar a fondo el acelerador la fuerza de este motor llega a su tope también con la seguridad y confianza que ello aporta, lo mismo que en el modo Sport. La aceleración se beneficia de potencia y par y por ello de buenas prestaciones. Se puede practicar una conducción lo más eficiente posible, de hasta tranquilamente 15 kWh o incluso menos, pero poder contar con todo ese potencial que se encuentra en el modo Sport también en el Eco, puede hacer que casi ni acudamos al modo Normal en el día a día.

La autonomía WLTP homologada es de 400 kilómetros, que en ciudad está o alcanza los 300 o más tranquilamente jugando a la regeneración que lo entornos urbanos ofrecen (frenadas en semáforos, deceleraciones para no tener que tocar el pedal del freno, etc.), convirtiéndolo perfectamente en un coche de uso diario cómodo y eficiente. Su funcionamiento es suave y silencioso, perfecto por equilibrio.
En carretera, y con una buena planificación de recargas y tiempos, permite que pueda usarse sin excesivo estrés en este sentido, aunque no sea de los de mayor autonomía. La batería de iones de litio de 54 kWh de capacidad bruta (casi 51 útiles) y su composición y mayor potencia hace incluso que esté ligeramente por encima de algunos de sus hermanos que comparten idéntica planificación mecánica. La respuesta del motor es muy buena, con fuerza pero sin tirones (suavidad ante todo), como en el Opel Astra Electric con el que también comparte mecánica, por ejemplo.
Admite cargas de hasta 100 kW en corriente continua (11 en alterna) lo que en la practica, que es lo que importa, hace que los tiempos establecidos de recargas sean rápidos: menos de 30 minutos para pasar del 20 al 80%. Para pasar de conducción normal, posición D en el cambio, a la de mejor aprovechamiento de la regeneración por la retención, posición B, basta con apretar el botón de turno, sin levas en el volante. pedal” eso sí.

En el apartado de comportamiento el Avenger Eléctrico alcanza valores de peso muy contenidos, como los de un térmico, y la suspensión es también por ello también muy correcta. Suave y cómodo pero capaz de resolver con soltura las curvas más cerradas sin con confianza. Si estéticamente se hace apetecible, por motor, equipamiento, uso practico y conducción más todavía.
Nuestra opinión: atrevido y divertido
Me ha gustado mucho, y eso que el mercado de este tipo de vehículos, al menos por carrocerías, es nutrido e interesante. Estéticamente guarda una clara relación con la marca Jeep y se adecúa a los SUV del momento con bastante solvencia en todos los sentidos por lo que resulta atractivo. Con mucha personalidad. Muy equilibrado por espacio, imagen, tamaño, capacidad de maletero, autonomía, huecos para dejar cosas en el interior, materiales, disposición del salpicadero y sus mandos, etc. Cómodo y fácil de conducir con un probado motor eléctrico y prestaciones más que acordes.