La que tienes entre manos es una prueba atípica que te puede llevar a un estado de confusión, de ira, de frustración si te entrase un deeseo irrefrenable de adquirir uno. Porque el impacto del nuevo Toyota Land Cruiser ha sido tan grande que las unidades previstas para España han «volado», primero la versión First Edition súper exclusiva en su equipamiento todo terreno y luego las versiones no electrificadas, aun vigentes en mercados extra europeos. Así pues, salvo que encuentres alguna unidad olvidada en algún concesionario o acudas al mercado de usados, no podrás conducir un Land Cruiser etiqueta C.
Y es una pena, porque pocas veces te encuentras con un automóvil tan convincente y apto para todo uso como éste. Su denominación interna es 250 y tiene casi todo en su mano para mantenerse en la cima entre quienes buscan un todo terreno que marca las diferencias al afrontar el trabajo duro, sino constituirse como un automóvil amplio y cómodo en carretera que si bien no alcanza los niveles de confort y refinamiento de las mejores berlinas, sí ofrece unos niveles realmente altos, además de mucho espacio y la sensación de privilegio que da el contemplar paisaje y tráfico desde un plano superior.
Nómina muy corta de rivales
Su nómina de rivales es corta y más de uno de los miembros de esa lista debe ser tomado más como una alternativa teórica que real. El papel, que lo aguanta todo, puede situar a Ineos Grenadier, Range Rover Velar, Mercedes Clase G o Jeep Wrangler aunque también sería fácil eliminar a buena parte de ellos bien por un coste de adquisición que prácticamente duplica el precio —aunque también sea mucho más potente—, o bien porque el Toyota Land Cruiser ofrezca un habitáculo homologado para siete pasajeros, algo que cada día resulta más escaso.
El Land Cruiser que aparece en este artículo es uno de los 250 First Edition comercializados en España durante el lanzamiento y agotados en tiempo récord. De ahí un equipamiento excepcional que no se corresponde al 100% con ninguna de las dos versiones comercializadas en la actualidad aunque se asemeja a la mejor dotada VX-L. Es, nuevo y fue desarrollado a partir de una base técnica que marca una ruptura con la anterior.
Sus modificaciones pasan por un chasis mucho más rígido y con una suspensión revisada que le hacen mucho más grato de conducir en asfalto sin perder su impresionante capacidad campera. Eso sí, esta generación se da sólo en versión de cinco puertas y siete plazas, con lo que supone de cierta pérdida capacidad trialera al no contar ahora con versiones de tres puertas. También abandona por primera vez la dirección hidráulica, sustituida por una eléctrica que favorece la integración con las ayudas a la conducción —importantes para controlar las inercias de un coche de más de 2,5 toneladas—, aunque mantiene su estructura de suspensión trasera de eje rígido.
Hardware + software= éxito
En el momento de escribir esta prueba, el Land Cruiser estba disponible exclusivamente con un motor turbodiesel de 2,8 l de cilindrada, 204 CV de potencia máxima y 500 Nm de par, aunque hoy ha sido reemplazada por la versión micro híbrida. Creemos que quienes realmente priorizan la fiabilidad y la dura conducción todo terreno, pueden preferir una propuesta más sencilla, sin elementos susceptibles de desgaste por trato exigente puedan suponerle un desgaste o rotura prematuros. De ahí que la carencia de elementos como el Stop Start pueda ser algo elogiable.
El consumo no va a ser pequeño, lógico si tenemos en cuenta los más de 2.500 kg de peso con sólo el conductor a bordo, y no va a ser fácil ver cifras por debajo de los 8,5 l/100 km incluso acariciando el acelerador para mantener una velocidad de desplazamiento constante y relativamente baja. Curiosamente, el gasto no se dispara exponencialmente cuando quieres un poco más de alegría y necesitas cambiar el ritmo de marcha o mantener un crucero algo más alto. Así, rodando en torno a los 120 km/h vas a estar rozando los 10 l/100, aunque buscando el máximo —o conduciendo por arena, barro, piedras: momentos de todo terreno extremo— vas a ver cómo sube y podrías llegar a ver cifras que duplican el consumo normal. Esto es algo asumido al ponerte a los mandos de un coche de este calibre, pero que no deja de poder condicionar el uso y recomienda empezar todas tus aventuras off road con el depósito lleno —algo plenamente protocolizado entre los amantes del 4x4 y permite afrontar imprevistos—.
Un motor muy solvente
El motor es un clásico actualizado para cumplir los requerimientos legislativos en materia de emisiones que destaca más por cómo entrega de par que por su potencia máxima y ha recibido ese toque Toyota de fabricante de todo terrenos. Incluso incluye un mando que activa la regeneración del filtro de partículas que te permitirá aprovechar viajes largos o momentos en que vayas a estar más de 20 minutos conduciendo para forzar un ciclo y evitar que se interrumpa al apagues el motor, con el consiguiente castigo a la mecánica.
Habrá quien lo califique de motor tranquilo; pero no es menos cierto que resulta más que solvente y da garantías a la hora de mover una carrocería tan masiva como la de este todo terreno, algo que hace con suficiencia, apoyado en un magnífico cambio de ocho relaciones. No ofrece aceleraciones de deportivo, lógico, e invita a tomarse las cosas con alguna tranquilidad, aunque no es menos cierto que su capacidad para atacar un adelantamiento va a ser bastante mejor que la aceleración pura.
La señal más inequívoca de su empuje, y donde más a gusto se encuentra el Land Cruiser, es que supera las zonas más técnicas con facilidad pasmosa, apoyado de una electrónica muy bien afinada que saca lo mejor de una base técnica inicial magnífica. Eso sí, aunque es un gran todo terreno —uno de los mejores se mire por donde se mire— su altura libre al suelo no es sobresaliente. A cambio, no resulta nada incómodo ni impreciso en carretera, donde muestra apoyos francos y buenas hechuras siempre y cuando busques una conducción tranquila, sin cambios de apoyo en los que la elevada masa ponga en aprietos al chasis.
Y es que con el punto de partida de una base rodante muy amplia, en Toyota han desarrollado un vehículo grande en todos los sentidos, con un aroma a receta clásica en la suspensión, independiente en las ruedas delanteras y de eje rígido en las traseras, con el valor añadido de poder desconectar la barra estabilizadora para ganar recorrido y garantizar que una de las ruedas esté siempre en contacto con el suelo. Los discos de freno son generosos y la dirección precisa, aunque no demasiado rápida, y puede perdonar esos movimientos involuntarios de volante como los que pueden aparecer cuando una piedra suelta, un hoyo o una rodera profunda aparecen en tu camino dificultando el avance por zonas complicadas fuera del asfalto.
Al contrario, en zonas civilizadas, este magnífico todo terreno se comporta como coche muy cómodo —una vez que hayas conseguido acceder al habitáculo, para lo que las estriberas se convierten en un valiosísimo aliado—, que permite afrontar el bacheo, los reductores de velocidad, etc sin ningún desasosiego ni tener que modificar tu ritmo de marcha ante el temor de que los pasajeros vayan a ser zarandeados e inmersos en una sucesión de traqueteos.
Conservador
Si la parte hardware del Land Cruiser puede llegar a cautivarte, la parte software puede darte impresiones contradictorias. Porque por un lado las ayudas a la conducción «asfálticas» (indicador de velocidad máxima permitida superada, asistente de salida de carril o freno automático de tráfico cruzado) pueden parecerte muy conservadores y llegan a darte un violento frenazo cuando cree que vas a chocar con un obstáculo al aparcar. Al contrario, esa implementación electrónica al todo terreno va a convertir en un juego de niños afrontar dificultades que podrían requerir mucha experiencia y buen juicio a la hora de modular acelerador, freno y uso del cambio.
Las posibilidades son muchas y su eficacia está fuera de toda duda. Bloqueos del diferencial central y trasero para cuando necesitas tracción o alguna rueda está en el aire, la ya mencionada desconexión de la barra estabilizadora, el control de descenso —complementario a una reductora mecánica— y los modos de conducción off road específicos que se despliegan cuando pulsas el botón MTS (Multi Terrain System). Son los específicos de roca, roca y polvo, gravilla, badenes, barro y tierra, y modulan los sistemas de aceleración, frenado, control de tracción y sistema antibloqueo de frenos para responder a las demandas específicas de cada situación.
Tanta capacidad y equipamiento tiene un coste, y éste partía de los 85.000 euros para las versiones VX y subía en casi 10.000 más en las VXL. Mucho dinero a cambio del que conduces un coche que si te regalasen con la condición de usar a diario, a buen seguro estarías enormemente satisfecho y no cambiarías por nada del mundo.
Nuestra opinión: coherencia total
El Land Cruiser es en sí mismo una filosofía, un concepto de entender el automóvil que en esta generación ha sido realzado en su capacidad en asfalto sin perder potencial off road. Es masivo y no es el coche más ágil del mundo, pero una vez de acostumbras a él a buen seguro no te importaría que fuese tu coche de uso diario. Le adornan nobleza, polivalencia ante los escenarios más complicados y si, como es el caso, conduces una unidad cargada de equipamiento de confort y tecnología, tiene todo lo que le puedes pedir. Es capaz de hacer mucho y casi todo bien, aunque su masa es elevada y las leyes de la física inexorables. Pese a eso y un precio que realza su exclusividad, no defrauda.
Ficha Técnica Toyota Land Cruiser 250 First Edition
- Precio: 85.400 €
- Motor térmico: SituaciónDelantero transversal
- Nº de cilindros: 4 en línea
- Cilindrada: 2.755 cc
- Cotas: 92 x 103,6 mm
- Distribución: Doble árbol de levas en culata. 4 válv./ cil
- Alimentación: Inyección directa common rail. Turbo variable. Intercooler
- Compresión: 15,6:1
- Potencia máxima: 151 kW (205 CV) a 3.000 rpm
- Par máximo: 500 Nm de 1.600 a 2.800 rpm
- Transmisión: TipoIntegral permanente.
- Cambio: automático 8 relac.
- Embrague: Convertidor de par
- Susp. delantera: Paralelogramo deformable
- Elem. elástico: Muelle helicoidal
- Susp. trasera: Eje rígido
- Elem. elástico: Muelle helicoidal
- Frenos delanteros: Discos ventilados
- Frenos traseros: Discos ventilados
- Dirección: Eléctrica, cremalleras
- Giros/Ø volante: 3,1 /38 cm
- Ø de giro: 12 m
- Neumáticos: 265/60 R20 112H
- Llantas: 7,5 x 20"
- Nº de plazas: 7
- Depósito: 80 l (Adblue 17,4)
- Peso oficial: 2.445 kg
- Maletero: 556 l (130 en 7 plazas)
- Velocidad máx: 165 km/h
- Consumo combinado WLTP: 10,6 l/100 km
- Emisiones CO2: 280 g/km













