Toyota ha actualizado su coche eléctrico estrella, el bZ4X allá donde es más importante para seguir a la cabeza de la revolución eléctrica que estamos viviendo. No busques pues una transformación radical en el diseño, que cambia sutilmente en el frontal y grupos ópticos, aunque mejoras no visibles le permiten mejorar su coeficiente aerodinámico hasta 0,27 (de 0,29 en el modelo sustituido), ni unas mejoras en el equipamiento sobrenaturales, aunque en el interior gana peso visual la nueva pantalla de 14” y colocada de manera horizontal. Porque en este restyling, Toyota ha apostado por una mejora en cuanto a la capacidad de la batería, en una gestión térmica que garantice el mantenimiento de su eficacia los baches y entornos de temperatura más hostiles y en una mejora de su autonomía, cifrada ahora en los 569 km.
Lo hemos conducido durante más de 200 km y nos hemos encontrado con un coche capaz de dar unas excelentes impresiones, de un magnífico aislamiento acústico y capaz de digerir baches y juntas de dilatación sin sacudidas bruscas en la dirección. Sólo en una zona de asfalto incómodamente rugoso, como si se pasase helado buena parte del año llegamos a percibir una sonoridad incómoda en el habitáculo circulando a ritmos de autopista. En esas condiciones el consumo medio registrado por el ordenador se quedó en unos más que razonables 18 kWh/100 que, sin embargo desmerecían los 15,5 kWh/100 km que habíamos conseguido en la primera parte de la prueba, por carreteras secundarias a ritmos exquisitamente legales, siempre con la climatización conectada.
Esas buenas sensaciones refrendan los trabajos anunciados en el chasis, con una revisión en la amortiguación, destinada a ser más flexible y progresiva, capaz de proporcionar mayor confort en marcha, aunque sin desatender su comportamiento dinámico. De hecho, la entrega de potencia ha sido otro de los elementos revisados y en las versiones de cuatro ruedas motrices se va modificando en tiempo real el reparto de par entre los ejes para conseguir un comportamiento más neutro. Se reduce el empuje de las ruedas delanteras en la entrada de la curva y se va aumentando progresivamente el de el eje trasero a medida que se pisa en acelerador en la curva antes de volver a aumentar el mpuje las ruedas delanteras.
Así es la nueva batería del Toyota bZ4X
El auténtico corazón del coche eléctrico es la batería y el Toyota bZ4X no es una excepción. En este caso se vende en España con una única propuesta de batería, de iones de litio y 73,1 kW de capacidad bruta fabricada por Prime Planet Energy and Solutions (empresa participada por Toyota y Panasonic) que le permite anunciar una autonomía de 659 km a las versiones de dos ruedas motrices (560 las AWD). En este caso se ha mejorado en su densidad energética, de forma que sin variar sus dimensiones exteriores integra ahora 26 celdas en cada uno de los módulos, para una suma total de 104, y también ha sido revisada toda la gestión térmica, poniendo énfasis en todos los procesos de software que tienen que ver con la carga y la descarga para alimentación del motor, y muy especialmente con la gestión térmica que permite asegurar el mejor rendimiento a lo largo del tiempo.
Se consigue así tanto mantener la temperatura óptima de funcionamiento como mejorar el preacondicionamiento y sus cargas cuando vamos a utilizarla n temperaturas muy bajas, lo que podría ahcerse tanto desde la aplicación del móvil como desde el propio interfaz para conseguir así aprovechar el máximo de su capacidad de carga. La potencia por corriente continua ha subido hasta los 150 kW, lo que le facilitaría pasar del 10 al 80% en escasos 28 minutos, en tanto que la carga alterna será de 11 kW, con la posibilidad de 22 en las versiones de tracción integral. En todo momento, el estado de carga y tiempo para alcanzar ese 80% se muestra en la propia instrumentación, lo mismo que el estado de salud de la batería, algo en lo que Toyota confía plenamente puesto que ofrece la garantía de que tras 10 años o 1 millón de kilómetros conseguirá unas cargas superiores al 70% inicial.
Así son los nuevos motores eléctricos del Toyota bZ4X
Resumiendo lo que tiene este nuevo Toyota bZ4X a los máximos extremos podríamos decir que se da con dos propuestas, una de tracción delantera y 224 CV capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 7,4 s y una de tracción integral que añade un segundo motor para un total de 343 CV con potencila para parar el cronómetro en los 5,1 s llegando a los 100 km/h, ofreciendo ambos una velocidad máxima de 160 km/h. Pero sería reduccionista y no seríamos justos con todo el trabajo desarrollado para mejorar la eficiencia y favorecer el aumento de autonomía.
Parte de la mejora de la eficiencia se da en lo nuevos semiconductotres de carburo de silicio del inversor, que funcionan mejor en temperaturas elevadas y gestionar voltajes elevados, lo que contribuye a reducir las pérdidas de energía. Al margen se han modificado los engranajes de los sistemas de transmisión, reduciendo las fricciones e introducido una nueva bomba de aceite que facilita la lubricación, reduciendo así la necesidad de energía.
Las dos versiones a la venta del bZ4X
La gama es sencilla. A España llegan exclusivamente las variantes de 73 kWh de capacidad y lo hacen con dos versiones, cada una en un acabado comercial. Los dos ruedas motrices se corresponden con el acabado Advance 250 en tanto que las de cuatro ruedas motrices se denominarán Spirit 350 AWD, ambas con un precio de 39.500 y 47.500 euros respectivamente. Entre las diferencias de equipamiento se sitúan las llantas, que pasan de 18 a 20”, la tapiceria de piel sintética, el retrovisor digital y el sistema de aparcamiento remoto.
Pero en ningún caso podrá decirse que el Advance sea un modelo poco equipado ya que incluye elementos como el climatizador bizona, el portón del maletero motorizado, los asientos delanteros y volante calefactados y las cámaras perimetrales: elementos todos ellos que ponen de manifiesto su disposición al uso cotidiano. Son precios que si bien superan en unos 3.000 euros al inminente C-HR+ (pulsa aquí si quieres saber más del C-HR+) se mantienen como enormemente competitivos y parecen dar la razón a quienes apostaron por una transición hacia la electricidad progresiva, sin estridencias ni estrambóticos anuncios sensacionalistas del tipo «seremos eléctricos antes de 2030».













