Más de veinte años probando coches me han llevado a saber que la primera impresión al subirte a uno es la buena. Pocas veces esas primeras sensaciones se ven rebatidas por el descubrimiento que uso y costumbre pueden darte, y lo sucedido con en este BMW 340i reconozco que fue amor al primer momento. Cierto es que acababa de bajarme de un utilitario racional, barato, y movido por GLP: un coche en que funcionalidad y precio eclipsan cualquier consideración y las comparaciones son odiosas, pero en cualquier caso, por planteamiento y realización este nuevo BMW Serie 3 es mucho y merece ser conocido a fondo.
Tiene mucho de diseño aplicado y nada de él es gratuito. Funcionalidad y elementos de detalle se funden genialmente: techo de carbono, extractor aerodinámico trasero, faldón delantero... Abruma en su impresión de tecnología y el potencial dinámico que sugiere. Son 374 CV, 33 CV más potente que el M3 que se comercializaba cuando empecé a trabajar en este maravilloso mundo del automóvil…aunque muy por detrás del M3 actual, que con 510 CV supera en tres al M5 V10 de cinco litros herencia de la F1.
Bendito arrebato
Me acomodo, ajusto el asiento en longitud, altura y anchura —va equipado con un asiento que infla los cojines para adaptarse a los diferentes tamaños de espalda—. Pulsas el botón de arranque y su ronquido te hace suponer que este 340i va a correr y mucho. Me surge una duda ¿Cómo será su experiencia en un viaje largo? ¿Será cómodo para rematar un viaje de 500 km non stop con el cuerpo como si simplemente fueses a comer con la familia el domingo? Tengo que comprobarlo, me digo cuando me dirijo a la salida del parking y decido, en vez de encaminarme a casa, diseñar mentalmente un recorrido de cinco horas en el que descubrir este BMW. Aún en el parking me doy cuenta de que le cuesta girar y prefiero asegurar con un par de maniobras extras evitar mancillar la preciosa pintura del BMW con la de cualquier columna. Luego verificaría que el diámetro de giro supera los 12 m: lo que puede suponer un reto en los las calles más estrechas del centro de las ciudades y sus angostos parkings.
Tomo carretera. Una de esas autovías de salida de Madrid. Todo es enormemente agradable. Es fácil escuchar la música mientras me muevo al ritmo del tráfico sin asomo de pereza ni, por supuesto, incomodidad. Alterno los modos Comfort y Eco. Las diferencias van más allá del grado de rotundidad de la amortiguación, con dos posiciones —sin llegar a la firmeza extrema en el modo más consistente y alguna dificultad para contener el cabeceo de la carrocería en el modo confort en zonas rizada. Sólo dos modos, muchos dirán que no hace falta más—.
Los modos de conducción también parecen modificar la climatización, mapeado del motor y lógica del cambio. Así el modo Eco resulta solvente para mantener la velocidad, aunque para atacar relanzamientos o adelantamientos hace parecer al cambio un poco más lento de lo deseado y puedes sentirte más a gusto alternando los modos de conducción tanto para tener la respuesta más contundente, como evitar algunos movimientos verticales de carrocería al adaptarse a las irregularidades del asfalto.
Pasan los kilómetros. El filtrado es realmente muy bueno e incluso con la suspensión en su modo Sport no resulta incómoda. Poco importa que los Michelin Pilot Sport 4 vayan sobreinflados, a 3 bares nada menos. No resulta seco. También parece muy bien aislado respecto del entorno, aunque de repente tras apagar el equipo de audio noto un incómodo silbido a pesar de los cristales de confort acústico (246 €). No es incómodo y una mirada a las copas de los árboles me hacen darme cuenta del fuerte viento, algo que no se notaba en la dirección.
Mucho músculo
Se acaba la autovía y encaro un puerto de montaña. Hago un ejercicio de contención mirando el Head Up Display (1.415 €) para moderarme con el acelerador porque soy consciente de los radares que hay acabadas las rampas más duras: esas que superan por mucho el 10% de desnivel y que, dicho sea de paso, parecen prácticamente llanas. Porque este 340i tiene fuerza de sobra para eso y mucho más, sin importar si va sólo el conductor o va cargado al límite de su capacidad.
Tras el puerto alcanzo una carretera nacional sin desdoblar. El coche me sigue pareciendo delicioso, con una dirección rápida que facilita cambios de carril instantáneos, muy precisos, y toda una garantía de seguridad por la facilidad con la que puedes atacar cualquier adelantamiento a un camión. Pie derecho a fondo, kick down del cambio, rápido y sin tirones, y notas una fuerza descomunal empujándote hacia delante. Una mirada al velocímetro me hace sentir culpable...pero aliviado por los pocos segundos que he ocupado el carril de sentido contrario. Me pregunto por un instante por su potencial real. Lo vería un par de días después, en «nuestro» querido y bacheado anillo de velocidad. Ahí te das cuenta de la verdadera magnitud de la capacidad prestacional y en este caso de cuanto y cómo es capaz de correr el BMW 340 iX.
Lejos de parecer cortos, los 1.000 m de la prueba de aceleración máxima parecen alargarse muuuucho: en un suspiro estás por encima de las velocidades legales en autopista, en poco más ya notas cómo el paisaje pasa muy deprisa, cómo la sonoridad te va condicionando, cómo la dirección parece perder peso trabajando en comunión con la suspensión para adaptarse a las irregularidades, cómo cada vez todo sucede más deprisa... Supero los 200 km/h y mantengo el pedal derecho a fondo. Esto no acaba nunca. Siguen pasando los metros y crece la sensación de radicalidad, las vibraciones del asfalto y los cordones de alquitrán. Noto el pulso acelerado y no poca ansiedad que no deja de aumentar hasta que el pitido del ordenador me dice que han acabado esos interminables 1.000 m. El velocímetro marca más de 220 km/h. Prueba conseguida...y sensaciones tan brutales que en carretera —quizá con la excepción de los tramos de velocidad libre de las Autobahn o en circuito— no sea aconsejable experimentar. En carretera abierta, mejor optar por la prudencia: por seguridad y por las consecuencias legales de su altísimo potencial para ganar velocidad.
Preciso y súper agradable
Rápido. Muy rápido. Estable a velocidad muy alta e instantáneo en sus reacciones, el 340i saca partido de su tracción integral para asegurar motricidad aunque ello suponga reducir el potencial de derrapaje de un propulsión y sus rozamientos aumenten ligeramente el consumo.
Pero hay un mundo más allá del de las mas altas prestaciones, el del uso diario donde insonorización, equipamiento, infoentretenimiento y ayudas a la conducción pueden dejar un delicioso gusto en el paladar. Y como no podía ser de otro modo, el calificativo premium le define a la perfección.
Premium en toda la extensión
Correcto es el espacio interior. La longitud total del Serie 3 se va por encima de los 4,70 m y su anchura se aproxima a los 1,83, lo que haría pensar en una habitabilidad espectacular, pero la disposición longitudinal del motor se cobra un peaje como es no poder ofrecer un espacio inmenso. Pese a lo cual cuatro ocupantes de 1,85 m podrán viajar sin apreturas, sin incomodidad y con excelente calidad de vida dado el equilibrio de su suspensión y excelente insonorización. También se sitúan a gran altura la velocidad de arranque del motor, suavidad de las transiciones entre las marchas y equipamiento...al menos en nuestra unidad de pruebas.
Porque en este caso, el BMW 340i xDrive luce un precio de llamada nada exagerado si se compara con otras alternativas con potencias próximas a los 400 CV e incluso si se valora el equipo opcional montado no llega a ser disparatado, aunque sí impone lo suyo. Tampoco va a ser despreciable el coste de uso diario ya que a pesar de su etiqueta Eco —mediante microhibridación de 48 voltios— este BMW no presume de consumos ultrabajos, ni lo pretende, aunque sí puede moverse en cifras por debajo de los 8 l/100 km y garantiza una experiencia de uso absolutamente convincente. No en vano estamos ante una berlina simplemente magnífica en su concepción y en su desarrollo, un automóvil de esos nacidos para ofrecer precisión, carácter y toda la velocidad que le vayas a pedir y que ejemplifica la escalada de potencia registrada en los últimos años
Conclusión: difícil muy difícil ponerle un pero
Hay que acudir a argumentos muy terrenales de espacio, precio o que el mejor equipamiento sea opcional para «hincar el diente» y en un ejercicio de cuñadismo sacarle objeciones a un coche como este. Mi sensación es la de que alguien —el equipo de desarrollo— hizo un ejercicio magnífico de prever las necesidades que podían aparecer a bordo durante la conducción, deportiva o en viaje, para dar solución. ¿Que los asientos te parecen cortos? La banqueta es extensible. ¿Que el cambio te parece lento? La cosa cambia en el modo Sport. Y eso por no hablar del equipo y funcionamiento de ayudas a la conducción. Magnífico simplemente.
