Mercedes ha dado un golpe encima de la mesa en el mundo eléctrico en términos de versatilidad, uso familiar, autonomía y variedad mecánica con el Mercedes EQB, un SUV de prácticamente 4,7 metros de longitud que encarna lo mejor de la marca de la estrella en términos de calidad percibida y confort, y que cuenta con soluciones más que suficientes para constituirse como un coche único familiar, en una escala de precios que comienza en los 52.225 € y se va hasta los 60.707 € . Conocer el precio detallado y especificaciones técnicas de la gama EQB.
El Mercedes EQB podría definirse como el GLB eléctrico o un EQA más grande y ambas definiciones serían tan ciertas como falsas, puesto que en realidad el EQB incorpora tal adaptación en la electrificación que es algo tan diferente a su propuesta exclusivamente térmica como al eléctrico más pequeño, con quien comparte estructura técnica, batería y motores. Pero ¿realmente importa? Posiblemente algo al purista y bastante menos a la gran mayoría de población.
Así es el Mercedes EQB
Para definir al Mercedes EQB, nada mejor que recordar sus dimensiones, 4,68 m de longitud, 1,83 de anchura y 1,67 de altura, con una distancia entre ejes de 2,83 m. Son datos que hacen pensar en habitabilidad y en espacio de carga. Pero es que también ofrece un interior modulable a voluntad, con el asiento trasero dividido en dos mitades y 14 cm de regulación longitudinal, y opcionalmente —unos 900 euros más impuestos— añade dos asientos escamoteables en el espacio del maletero. Cierto es que limitan ligeramente la capacidad de éste, pierde 30 l de capacidad para un total de 465, y que sólo son válidos para personas de hasta 1,65 m, pero añade un plus de versatilidad que hace ser único al EQB y le aleja de cualquier competidor.

Más que de un Mercedes EQB habría que hablar de tres, siempre con una batería de impulso de 66,5 kWh de capacidad útil (Conoce aquí más sobre la batería del Mercedes EQB). Son el EQB 250 de tracción delantera y 140 kW de potencia y los EQB 300 y EQB 350, ambos con tracción integral 4Matic obtenida mediante un motor sobre cada eje, asíncrono el delantero y síncrono el trasero, para potencias de 168 y 215 kW respectivamente que sin aumentar los 160 km/h de velocidad punta sí mejoran notablemente su capacidad de aceleración, con 8 s en el 0-100 en el primero y 6,2 en el más potente: nada menos que 3 segundos más rápido que el EQB 250.
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Curiosamente, los dos de tracción a las cuatro ruedas anuncian un consumo idéntico, de 16,2 kWh/100 km en ciclo mixto para una autonomía anunciada WLTP de 419 km que puede aumentar en más de 100 en el caso del tracción delantera tras lo que Mercedes denomina una «optimización de la gestión de la batería», entre la que figuran un software adaptado, los sistemas de navegación inteligente y una mejora en los procesos de mantenimiento de temperatura de ésta.

La conducción del Mercedes EQB
La toma de contacto inicial nos ha servido para eso, tener una toma de contacto que esperamos ampliar en profundidad en poco tiempo. Nos hemos encontrado con un coche muy amplio, con un carácter de Mercedes muy marcado en cuanto a percepción de calidad, aislamiento acústico y comodidad de bacheo, asentado sobre una suspensión más confortable que firme muy válida para reductores de velocidad, parches en el asfalto o juntas de dilatación. Cierto es que sus más de dos toneladas suponen un reto para suspensión y trenes rodantes y que empleándonos sin dudas sobre el pedal derecho pueden llegar a aparecer algunas limitaciones, pero creemos que dada su condición de eléctrico, la conducción «al ataque» no será lo más habitual, aunque sólo sea por el pernicioso efecto que tendría sobre la autonomía.
Su poderío impone, al menos el poderío del EQB 350 que condujimos. Son 520 Nm de par que acuden a la llamada del pedal derecho incluso en el modo de conducción de menor consumo. A partir de ahí va ganando en contundencia hasta el punto de que es fácil aprovechar cualquier hueco del tráfico, encarar cualquier incorporación apurada o, simplemente, disfrutar de esa sensación de empuje que caracteriza a los mejores eléctricos. Su contrapunto es la retención de motor, disponible en tres niveles complementarios al automático, el más intenso de los cuales llega a parecer un tanto brusco al dejar de acelerar en el tráfico urbano.

Más satisfactoria es la sensación de la capacidad de maniobra, notable para un vehículo de casi 4,7 m, que el tacto del freno, con una transición poco clara entre la frenada regenerativa y la hidráulica, si bien la sensación que nos dejó es de que cuando hace falta, frena ¡y de qué manera! Con contundencia, sin dejar nada a la improvisación, casi del mismo modo que lo hacen sus ayudas a la conducción, agradablemente conservadoras en su puesta a punto y con ese punto de violencia en el centrado de carril típico de Mercedes que sacaría de su sopor a cualquier conductor despistado. Un Mercedes pues en toda la extensión de la palabra en el fondo y en la forma.
Con el EQB Mercedes ha dado un golpe encima de la mesa entre los SUV eléctricos en cuanto a versatilidad, capacidad de uso familiar, autonomía, con un mejor dato por encima de los 500 km, y variedad, toda vez que a una versión de tracción delantera suma dos 4Matic, la más potente de las cuales se va a los 215 kW y acelera de 0 a 100 km/h en 6,2 segundos.