Kia Sportage 2.0 CRDI 185 4x4 GT Line, un lujo de SUV

El nuevo Kia Sportage 2.0 CRDI 4x4 se estrena en nuestras pruebas con el motor 2.0 Diesel de 185 caballos, la tracción total y un equipamiento imbatible.

Daniel Cuadrado . Twitter: @DanielCuadradoT. Fotos: Israel Gardyn.

Kia Sportage 2.0 CRDI 185 4x4 GT Line, un lujo de SUV
Kia Sportage 2.0 CRDI 185 4x4 GT Line, un lujo de SUV

El Kia Sportage es un SUV que se encuentra ya en su cuarta generación. De ser a principios de los 90 un poco agraciado todoterreno coreano, pensado para satisfacer los gustos asiáticos y, además, derivado del Mazda Bongo, se llega ahora a un modelo de elevada calidad, diseño y fabricación europeas, dotado de una alta carga tecnológica muy por encima de lo que ofrece la media de vehículos del mercado. Conviene volver a recordar sus orígenes puesto que en estos 23 años ha pasado de ser un coche barato y de calidad justa a un modelo a la moda y perfectamente integrado en el tipo de coche que se busca en un continente como el nuestro. Me atrevería a decir incluso que esta última generación pone contra las cuerdas a coches alemanes o franceses con mucho más prestigio y pedigrí. Para su evolución emplea una fórmula que a marcas como Volkswagen les lleva funcionando varias generaciones; cambia, mejora, pero no aparenta a primera vista una transformación radical como tradicionalmente hacen otras marcas, por ejemplo, Renault con el Mégane, que cada generación sorprende con una línea diferente.

Así vemos cómo el Kia Sportage ya ha encontrado su volumen y aparentemente el tamaño no se modifica en exceso con el de la anterior generación. No hay un cambio radical en su concepto y mucho menos en sus proporciones y, si no comparas sus medidas al centímetro, podrías llegar a pensar que se trata de una actualización de lo que había, que ya era un producto muy correcto. Sin embargo es un coche nuevo, que incluso pasa su resistencia aerodinámica de 0,35 a 0,33. La evolución se nota principalmente en lo que no se ve, desde la insonorización a los materiales empleados, desde la reducción de vibraciones al tacto de los mandos; ha mejorado notablemente.

Valoración online de tu coche usadoEs cierto que como primera prueba de la cuarta generación hemos empezado por la versión GT Line, la más completa en lo que se refiere a potencia, tracción, equipamiento o prestaciones y eso ayuda a obtener una mejor primera impresión. Con 185 caballos, tracción total, el acabado tope de gama GT Line el Kia Sportage y un precio de partida de 38.000 euros será sin duda de las versiones menos demandadas de su gama, siendo el precio un hándicap que lo equipare a modelos de marca más reconocida y, aunque sea mejor producto, ya se sabe que la “marquitis” muchas veces no entiende de calidad. 

El tamaño exterior del Kia Sportage  ha variado principalmente en la batalla, 3 cm mayor, y en la longitud, 4 cm más largo. En el resto de medidas la variación es poca. En el interior prácticamente mantiene cotas, puesto que se ha enfocado el trabajo a buscar más maletero. Ya tenía un buen espacio para los ocupantes traseros, por lo que perder 2 cm en espacio para las piernas no le ha supuesto un problema. A cambio ha ganado altura, que tampoco le hacía mucha falta, y maletero, que crece en unos interesantes 130 litros y se pone en 540 litros en versión con kit reparapinchazos. Supera ahora al Mazda CX-5 en 10 litros, mejora al Ford Kuga en 40 litros y cede 15 litros ante un Nissan Qashqai y 45 frente al Honda CR-V. La banqueta trasera no es deslizante, por lo que para hacer el espacio de carga más variable en Kia han optado por 7 posiciones distintas  (de 23 a 37 grados, además de abatirse totalmente) para reclinar el respaldo; en el fondo con 3 hubiese bastado, pero no están de más. Cuando abates los respaldos queda el fondo plano, que es de agradecer cuando se transportan objetos voluminosos.

Kia Sportage

La calidad interior del Kia Sportage me ha gustado mucho, especialmente por los materiales que emplea. El salpicadero es de plástico, pero de los mejores plásticos que he encontrado en el mercado. Es blando, muy agradable al tacto e, incluso, simula una costura de decoración como si estuviese tapizado a mano. Si este salpicadero lo llevase un Jaguar XE, que ojalá, alabaríamos la calidad de acabado británica, pero lo lleva en este caso una firma con menos glamour a priori. No verás un mal ajuste ni una pieza que desentone. La ergonomía es buena y hay espacio de sobra. A las plazas traseras sólo les veo el defecto leve del respaldo en su parte central, algo más incómodo que en los asientos laterales. El equipamiento tiene de todo, desde calefacción en el volante o refrigeración en los asientos a un completísimo equipo multimedia. No echarás nada en falta. Eso sí, si quieres un Kia Sportage de tracción total sólo puedes optar por esta combinación de acabado, ya sea con el motor diésel de 185 o 136 caballos o gasolina de 177 caballos, alejándose bastante de los 17.000 euros que cuesta el Sportage más barato que sale en publicidad con la imagen del GT Line.

Con respecto a la anterior generación el Kia Sportage mejora en toda la parte dinámica, con respecto a la competencia aporta una calidad de rodadura exquisita, con un habitáculo bien insonorizado y sin apenas vibraciones. La estabilidad es correcta y las ayudas electrónicas hacen bien su trabajo en caso de necesidad. El sistema de tracción dispone de un botón para bloquear el diferencial central que sólo se utilizará en situaciones de adherencia muy complicada, situaciones para las que el neumático deportivo 245/45 en llanta 19 no está pensado. En cualquier caso es, de nuevo, algo que suma y no que resta, al igual que el control de descenso. Fuera del asfalto se desenvuelve bien en caminos que no estén rotos, con algo más de posibilidades de complicación que una berlina; al final el límite lo ponen los neumáticos de asfalto y su perfil. Estas limitaciones se dan la vuelta en el asfalto, donde ese mismo neumático le ayuda a registrar las mejores distancias de frenado de la categoría, en colaboración con un buen equipo de frenos adaptado a los 1.743 kg que ha pesado, 19 kg más que antes con mucho más equipamiento.

La dirección del Kia Sportage tiene un excesivo “tacto eléctrico” al que hay que acostumbrarse, pero por lo demás resulta muy agradable en su conducción por la suavidad con la que hace todo. Es considerablemente más rápido que antes a igualdad de motor y más rápido que la mayoría de sus rivales. Esto se traduce en que con el coche a plena carga no demandemos más potencia para realizar adelantamientos con seguridad. El consumo es su asignatura pendiente, y eso que ha mejorado con respecto al anterior gracias a los retoques del motor y los desarrollos del cambio. No tiene un gasto crítico, pero sí consume más que la mayoría de sus rivales; carece de Start/Stop, probablemente el único dispositivo electrónico que le falta. En esta generación ha aumentado su capacidad de depósito en 4 litros, con lo que se ha mejorado la autonomía.

El resumen es que es un buen coche, con argumentos para convertirse en la referencia del segmento, especialmente si se opta por un motor más económico. En tu primera semana con él probablemente descubras cada día un gadget electrónico nuevo, porque los tiene todos. Probablemente con el motor de 136 caballos sea un mejor producto todavía, porque en este tipo de coche no se demandan tantas prestaciones y sí se agradecen los 3.000 euros que cuesta menos. Me quedo con su refinamiento, agrado de uso y, sobre todo, completísimo equipamiento. Las marcas premium cada vez se están quedando con menos argumentos, aparte del valor e imagen de marca.

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