Hefesto está conectado con la humanidad por su profesión elegida, escultor y herrero. Sin embargo, es uno de los hijos del matrimonio de los poderosos dioses Zeus y Hera, la pareja más pendenciera del cielo olímpico.
Algunas de las leyendas en torno a Hefesto sugieren que era partenogénico, el hijo de Hera sin la ayuda de Zeus, un evento causado por la ira de ésta, después de que Zeus produjera a Atenea sin el beneficio de una pareja femenina. Hefesto es el dios del fuego, y la versión romana de Hefesto se representa como Vulcano.
Las dos caídas de Hefesto
Hefesto sufrió dos caídas del Monte Olimpo, ambas humillantes y dolorosas: se supone que los dioses no deben sentir dolor. La primera fue cuando Zeus y Hera estaban en medio de una de sus interminables peleas. Hefesto se puso del lado de su madre y, enojado, Zeus lo arrojó del Monte Olimpo. La caída tomó un día entero y cuando terminó en Lemnos, el dios Hefesto estaba casi muerto, su cara y su cuerpo estaban deformados.
Cuando, finalmente, se convirtió en el mayordomo del vino de los atletas olímpicos, se transformó en una figura ridícula, particularmente en comparación con el legendario y apuesto mayordomo de vino Ganímedes
Allí fue atendido por los habitantes humanos de Lemnos; y cuando, finalmente, se convirtió en el mayordomo del vino de los atletas olímpicos, se transformó en una figura ridícula, particularmente en comparación con el legendario y apuesto mayordomo de vino Ganímedes.
La segunda caída del Olimpo ocurrió cuando Hefesto aún estaba marcado por la primera, y quizás fue más humillante aún. Ésta fue causada por su madre. Las leyendas dicen que Hera no podía soportar verlo a él y sus piernas deformadas, y quería que desapareciera este recuerdo procedente de la pelea fallida con Zeus, por lo que lo arrojó del Monte Olimpo una vez más.

Permaneció con las Nereidas en la tierra durante nueve años, atendido por Thetis y Eurynome. Un mito apunta que solo regresó al Olimpo cuando creó un hermoso trono para su madre que tenía un mecanismo secreto atrapándola en él. Solo Hefesto podía liberarla, pero se negó a hacerlo hasta que se emborrachó lo suficiente como para regresar al Olimpo y liberarla.
Consortes y descendencia
Según la mayoría de las versiones, la consorte de Hefesto es Afrodita, quien le es infiel con varios dioses y mortales, incluido Ares. Sin embargo, en la Ilíada de Homero, la consorte de Hefesto es una Afrodita menor, Charis "la gracia" o Aglaia "la gloriosa", la más joven de Las Gracias, como la llama Hesíodo.
En Atenas, hay un Templo de Hefesto, el Hephaesteum (mal llamado "Theseum") cerca del ágora
En Atenas, hay un Templo de Hefesto, el Hephaesteum (mal llamado "Theseum") cerca del ágora. Un mito fundacional ateniense cuenta que la diosa patrona de la ciudad, Atenea, rechazó la unión con Hefesto debido a su apariencia antiestética y su naturaleza lisiada, y que cuando él se enojó y la enfrentó, ella desapareció de la cama. Su eyaculación cayó sobre la tierra, impregnando a Gaia, quien posteriormente dio a luz a Erichthonius de Atenas. Más tarde, una madre sustituta le dio el niño a Athena para que lo cuidara, custodiado por una serpiente.

En la isla de Lemnos, la consorte de Hefesto era la ninfa marina Kabeiro. En Sicilia, su consorte fue la ninfa Aitna.
Hefesto engendró varios hijos con mortales e inmortales por igual.
Hefesto y sus habilidades
Hefesto no fue apreciado y sí devaluado en comparación con sus otros parientes divinos. Si bien su apariencia no era perfecta, como la de los otros dioses, sus habilidades no pueden ser obviadas. Su poder y experiencia para crear cosas maravillosas pueden ser tan impresionantes como aterradores. Según la mitología griega, la raza humana le debe su propia creación.
Al final, los mitos muestran que sin Hefesto y sus artes, los dioses difícilmente habrían sido superiores a la humanidad
Hefesto no permitió que su posición como un dios extraño obstaculizara su potencial. Trabajó día y noche en su oficio y se hizo indispensable para otras divinidades. Al final, los mitos muestran que sin Hefesto y sus artes, los dioses difícilmente habrían sido superiores a la humanidad.
Fuente: Thoghtco.