Al dios Ares, a menudo, se le presenta con una personalidad turbulenta y errática, con lujuria por la violencia de la guerra. En esencia, los griegos no reverenciaban necesariamente a este dios de la guerra, porque representaba el lado violento e imprudente de la humanidad.
Los primeros años del dios Ares
Aunque a Zeus se le atribuye ser el padre de Ares, una leyenda indica que éste, en realidad, no tenía padre. Se dice que Hera tomó una hierba especial que le permitió concebir un hijo inmaculado.
Cuando era niño, el dios Ares fue secuestrado por gigantes y encarcelado en un frasco de bronce durante varios años y fue la negligencia de su progenitor lo que permitió el secuestro
Como resultado de esto, Zeus es retratado como un padre indiferente. Una vez, cuando era niño, Ares fue secuestrado por gigantes y encarcelado en un frasco de bronce durante varios años y fue la negligencia de su progenitor lo que permitió el secuestro.

Cuando fue rescatado, Hera se dio cuenta de que era necesario tomar medidas adicionales para mantenerlo a salvo. Entonces, lo trasladó a Priapus. Es allí donde recibió su cuidado y formación y donde permaneció hasta llegar a la edad adulta.
Personalidad y temperamento
Al igual que Ares, Athena era una diosa que también estaba asociada con la guerra. Representaba todo lo que hay de calculador y estratégico en ella. Esto significa que se la representaba con un temperamento bastante tranquilo, considerando que estaba rodeada de gran violencia.
Se le creía más errático que calculador, sediento de sangre y sintiendo deleite en el fragor de la batalla
Ares, sin embargo, era casi todo lo contrario. Se le creía más errático que calculador, sediento de sangre y sintiendo deleite en el fragor de la batalla. Todo ello acompañado de un gran coraje.
La vida amorosa del dios Ares
A pesar de su temperamento violento, también era físicamente hermoso. Fue padre de muchos hijos de numerosas parejas. Estos niños incluyen a Eros, Phobos, Deimos y Harmonia. Eros, Phobos y Deimos, a menudo, se representaban como sus principales compañeros de batalla.

Su aventura más famosa fue con Afrodita, la diosa del amor y la belleza. El marido de ésta, Hefesto, era exactamente lo contrario del dios Ares. Era tranquilo y de buenos modales y se decía que no era lo suficientemente emocionante como para mantener su interés. De hecho, este enlace resultó en su destierro temporal del Olimpo.
El culto de Ares
Principalmente, Ares era adorado de forma ocasional por los ejércitos cuando estaban a punto de ir a la guerra. Sin embargo, había templos dedicados a él en algunos lugares, como el Ágora de Atenas.
No tenía un culto tan establecido como algunos de los otros dioses y diosas. La mayoría de sus seguidores era aquellos que también amaban la guerra
No obstante, no tenía un culto tan establecido como algunos de los otros dioses y diosas. La mayoría de sus seguidores era aquellos que también amaban la guerra.