Aún no lo hemos conducido, sólo visto y tocado. Pero está claro que el VW T-Roc 2026 no es una simple renovación, sino un cambio de rumbo para la marca en el que se aleja de la sobriedad de siempre y empieza a diseñar coches con más alma que pueden gustar por igual a públicos de diferentes edades. También llega con más empaque, proporciones más equilibradas y una gama de motores que anticipa una transición clara hacia la electrificación ligera y completa.
A la vista, es un coche más asentado, más voluminoso, con superior proyección sobre el suelo y, aunque la diferencia real de altura con su predecesor es realmente poca —1,56 m frente a 1,573 m—, parece que su línea de techo está mucho más cerca del suelo de lo que aparenta estar. Es, al menos en mi opinión, el primer Volkswagen en muchos años que parece diseñado con una intención más emocional que funcional, pero sin perder un ápice del rigor técnico que define a la marca.
Ya no es el SUV del Golf, sino el Golf hecho SUV
Junto a nuevos detalles de diseño, este descenso de altura lo convierte en uno de los SUV más aerodinámicos del segmento (Cx 0,29), un dato clave que justifica su mejora en consumo y, por extensión, también deberá mejorar el confort a bordo ya que se deberá reducir el sonido del viento rozando la carrocería. Quizás es más fácil entender lo que persigue VW echando un ojo a las proporciones de la competencia, con una media de altura en el segmento claramente superior y, por tanto, condicionados en unos pocos gramos de emisiones de CO₂ adicionales, en décimas de consumo más altas, etc. Lo irás viendo a lo largo de los próximos años, pero los SUV están llamados a ser más bajos que anteriores generaciones, lección que el nuevo T-ROC ya ha aplicado en su totalmente nueva generación. El cliente que antes buscaba en el Golf un coche único para todo, ahora encuentra en el T-Roc esa misma filosofía, pero adaptada al estilo de vida actual.
Si al anterior T-ROC podía ser la alternativa al Golf por amplitud, ahora el nuevo es mucho más ambicioso y también viene a poner foco en familias medias que utilizan el coche a diario, pero también viajan con uno o dos niños a bordo. Y es que, el salto en versatilidad es incuestionable, aunque claro está, la magia no existe. Se ha conseguido haciendo crecer al nuevo T-ROC hasta los 4,35 metros, 12 cm más que antes, aunque aún mantiene unas proporciones muy adecuadas para ser un coche ágil y maniobrable en ciudad o no plantear problemas de tamaño o anchura para guardarlo en la plaza de aparcamiento más incómoda de tu garaje. Es cierto que no se ha ganado mucho maletero, sólo 30 litros adicionales, alcanzado una cifra total de 475 litros —divisible a dos alturas—, aunque atrás, los pasajeros disfrutan de mucha más calidad y cantidad de espacio. Una pena, eso sí, que su arquitectura mantenga un túnel central tan prominente y que condicione tanto la plaza central trasera, aunque algunos clientes, tal vez mínimos, sí aprecien el árbol de transmisión que esconde la versión 4Motion que se añadirá próximamente en la gama.
Luces y fuegos artificiales: madurez y juventud sin perder la identidad de VW
Visualmente, el nuevo T-Roc combina proporciones más elegantes con una presencia realmente sólida, pero además, también parece un VW más juvenil. La parrilla horizontal, la barra de luz trasera y los IQ.Light Matrix LED definen su nueva firma visual, mientras que los logotipos iluminados y los acabados “Black Style” también aportan un estilo muy dinámico al conjunto del diseño. Dentro, el salto de calidad es más profundo que nunca y lo que realmente aprecio es que VW no ha querido hacer un Golf ni un Tiguan a escala, sino un modelo con personalidad propia. Sólo el hecho de no ver ni tocar tanto plástico duro es ya de por sí una satisfacción, aunque a cambio recurre al “truco” de emplear tejido en parte del salpicadero cuya durabilidad en el tiempo puede ser cuestionable. Pero a la vista, no hay color: el nuevo T-ROC luce ahora una excelente presencia y buen diseño que convencen a la vista y al tacto, recurriendo a más cantidad de superficies blandas, iluminación ambiental configurable, una pantalla central de hasta 12,9 pulgadas y un cuadro digital de 10,25”.
Es cierto que “huele” a Golf, y en mayor medida, a Tiguan, del cual también hereda el mando giratorio de control ubicado entre los asientos delanteros para controlar el volumen, los modos de conducción o las diferentes atmósferas de iluminación, aunque el diseño en sí es diferente. Aún cuando el epicentro de funciones es el sistema multimedia, la ergonomía sigue siendo “santo y seña” de la marca, más aún con la vuelta a botones físicos del volante, desde lo que habitualmente se controla el cincuenta por ciento de las acciones cotidianas que hacemos cuando conducimos.
Motores actuales y futura gama HEV: eficiencia real
En el lanzamiento, la gama del T-Roc 2026 se compone de los motores 1.5 eTSI de 116 y 150 CV, ambos con sistema mild hybrid de 48 V, cambio DSG de siete marchas y etiqueta ECO. No esperes una etiqueta C de acceso con un motor no electrificado, ni una versión con cambio manual, porque VW nos ha confirmado que no existirán más en la gama T-ROC. Como sabes, esos dos eTSi son motores archiconocidos en la marca que destacan por una excelente relación entre eficiencia y prestaciones, pero toca ver si en el T-ROC, VW ha corregido el principal mal que tienen estos propulsores electrificados: el tacto de freno, especialmente en ciudad, es insufrible por efecto de la recuperación de energía. Audi lo tiene más afinado —lo acabamos de comprobar en el Audi Q3 de nueva generación— así que, visto lo visto, parece que hay medidas en el grupo para subsanarlo, pero lo dicho, está aún por ver porque no hemos conducido aún esta nueva generación de T-ROC.
La gran novedad para futuro inmediato, 2026, serán los híbridos completos (HEV) de 130 y 170 CV, desarrollados sobre el 1.5 TSI Evo2 con un sistema eléctrico más capaz y mayor regeneración y un funcionamiento más “a lo Toyota”. Tengo especial interés en saber qué tipo de transmisión van a utilizar para estos nuevos propulsores, pero de momento, VW no aporta información clave. Será, de hecho, el primer Volkswagen en estrenar esta nueva generación de híbridos que la marca empleará como puente antes de la electrificación total de su gama compacta.
Frente al Golf, relevo natural
Resulta inevitable mirar hacia dentro de la propia marca para entender dónde encaja este T-Roc, y la comparación con el Golf parece inevitable. El T-Roc añade aprox. un 25% más de maletero y una posición de conducción algo más alta que mejora la visibilidad y la facilidad de acceso. Ese plus de practicidad se acompaña de una sensación de robustez que muchos usuarios asocian a coches del segmento SUV.
A cambio, el T-Roc penaliza del orden de un 5–10% en consumo medio respecto al Golf equivalente y, según versión, puede perder un 3–7% en capacidad de aceleración en cifras puras por diferencia de peso y sección frontal. Pero es un intercambio razonable: el cliente que salta del Golf al T-Roc “amortiza” la diferencia en uso familiar (maletero, acceso a sillas, altura de carga), en versatilidad (banqueta y portón más aprovechables) y en confort a ritmos legales (ruido de rodadura y filtrado). En términos de precio, el T-Roc suele situarse entre un 8 y un 15% por encima del Golf de potencia equivalente según acabado y con todas las campañas aplicadas. No es el coche más barato de la categoría, pero sí muy competitivo por valor, equipamiento, rendimiento y precio.













