Después de haber convivido con el EQA durante una semana en los entornos más variados de conducción y recargas que puedas imaginar, debo reconocer que me ha convencido plenamente tanto en su planteamiento como en su ejecución tanto de cara al día a día en desplazamientos urbanos, como interurbanos, si bien como en todo eléctrico aún albergamos algunas dudas en su potencial real como coche único con el que viajar por carretera.
Sin pretender entrar en sesudas disquisiciones sobre si es preferible una plataforma desarrollada específicamente para coches eléctricos, desde un folio, o un autocad, en blanco o si por el contrario evolucionar una a su estado eléctrico puede resultar satisfactorio, este Mercedes EQA ofrece un planteamiento que le sitúa por derecho propio en algún lugar de la transición hacia la nueva movilidad. Esa transición energética, la de los eléctricos, que está creando su propia conducción; la previsible, la «políticamente correcta», casi de autómatas, aunque en este caso aún permite un amplio margen de actuación del conductor.

Mercedes EQA 250: es un SUV más… ni un eléctrico más
Porque este SUV no es uno más, como tampoco es un eléctrico más. Y es que el segundo modelo EQ lanzado por Mercedes plantea una interacción conductor-máquina capaz de satisfacer a quien aspira a entrar en el mundo eléctrico sin renunciar a la conducción plena, sin renunciar a «sentir» el vehículo y disfrutar de un componente de intervención en la conducción, de elección consciente traducida en este caso en cuatro modos de conducción diferentes, en elegir el nivel de retención del motor —desde eliminarlo y conducir «a vela» hasta un freno motor tan intenso que es enormemente perceptible al dejar de acelerar y llega a advertir al resto de conductores encendiendo los pilotos traseros.
PRESTACIONES | Mercedes EQA 250 |
Acel. 0-100 km/h | 8,24 segundos |
Acel. 0-400 m | 16,01 segundos |
Acel. 0-1.000 m | 29,85 segundos |
Adelantamiento 80-120 km/h en D | 5,76 segundos |
Frenada 140-0 km/h | 71,24 m |
De hecho, la retención es tan fuerte que puede llegar a resultar violento si retiramos el pie del acelerador bruscamente, lo que hace preferible seleccionarlo selectivamente poco antes de la entrada de una curva o para mantener la distancia respecto de otros coches y sólo llevarlo conectado si queremos conducir realmente al ataque. Tampoco llega a detener del todo al EQA y se limita a rebajar hasta unos cuatro a ocho kilómetros por hora y debemos acudir al pedal de freno para detenernos completamente, algo que hace con alguna falta de armonía en la transición, traducidas en algún incómodo cabeceo.
Mercedes EQA 250: cada cosa a su tiempo
El nuevo EQA comparte plataforma y dimensiones con el GLA, sí. Pero no cabe duda de que el EQA es algo bien diferente por su electrificación. Para empezar, la batería de impulso —de 66,5 kWh de capacidad útil— va situada bajo el habitáculo, añadiendo un peso notable, y lo hace en una posición baja y centrada, con la consiguiente mejora en el reparto de pesos y en la rebaja en el centro de gravedad. Curiosamente, el punto más bajo del EQA viene dado por los largueros longitudinales sobredimensionados, lo que puede evitar peligrosos rozones o impactos en la batería y ayuda a mantener su integridad.

Su recarga puede hacerse mediante corriente alterna, para lo que se suministra con dos cables (uno válido para enchufes domésticos que cargará a unos 2 kW y podría limitarse a 6 u 8 amperios para garantizar la integridad de la instalación si ésta no estuviese reforzada —limitando a 1,6 y 1,9 kW— y uno de wallbox que supondría el método más adecuado para el uso continuo al poder recargar a 11 kW, el límite del cargador embarcado).
También, como todo eléctrico digno de tal nombre, puede ser recargado por corriente continua, aunque esto insistimos —y la marca lo advierte en el manual de usuario— no debe ser considerado un hábito, sino un recurso dada la agresividad que recibe la batería. El potencial de carga máxima es de 100 kW si bien, a decir verdad, quedamos muy lejos de ver, y Mercedes España aún no nos ha explicado si la unidad de pruebas venía con algún tipo de limitación destinada a prolongar la longevidad de la batería.
CONSUMOS | Mercedes EQA 250 |
En ciudad | 14,9 kWh/100 km |
En carretera | 17,2 kWh/100 km |
Autonomía media | 408 km |
Y es que en dos puntos diferentes capaces de suministrar 50 kW no llegamos en ningún momento superar los 31, lo que sí hemos conseguido con otros vehículos eléctricos, y condiciona claramente el atractivo del EQA una vez que nos planteamos desplazamientos con un radio superior a los 300 km. Ese sería el límite de confianza que podríamos hacer con una carga antes de tener que rebajar el ritmo a umbrales muy conservadores o que aparezca esa «ansiedad energética» que nos invade cuando vemos que el nivel de carga de la batería desciende peligrosamente y no tenemos cerca nuestro punto de recarga de cabecera.

Mercedes EQA 250: placer de uso
El EQA ejemplifica las virtudes y limitaciones de un coche eléctrico en cuanto a prestaciones, potencial dinámico y ese altísimo agrado de uso que plantea, en este caso configurado con el sello clásico de Mercedes. Se traduce en una altísima calidad de percepción dinámica, con una amortiguación equilibrada, que digiere baches y resaltos reductores de velocidad y no hace echar en falta la amortiguación variable.
Goza de un aplomo ejemplar, con una mínima transmisión de vibraciones y sacudidas al interior y con una sensación de protección respecto del entorno realmente conseguida. También da sensación de estar muy bien aislado respecto del exterior ya que sólo sobre asfalto muy rugoso se percibe una sonoridad alta a bordo.
INTERIOR | Mercedes EQA 250 |
Anchura delantera | 146 cm |
Anchura trasera | 137 cm |
Altura delantera | 96/105 cm |
Altura trasera | 94 cm |
Espacio piernas trasero | 79 cm |
Maletero | 340 litros |
Por su parte, el motor añade silencio de marcha, una entrega de fuerza considerable para un modelo de acceso a la gama, y un notable agrado de uso, aunque no resulta especialmente económico en situaciones de exigencia o velocidades de circulación en autopista. Permite ser administrado en cuatro modos de uso que, sin embargo, no tienen una repercusión en la tasa de frenada regenerativa, para eso están las levas ubicadas tras el volante. Si a esto le sumamos un chasis preciso y eficaz, parece claro que este Mercedes es uno de esos coches que gana en atractivo cuanto más se utiliza.

Mercedes EQA 250: así es su interior
Su diseño interior no cabe duda de que recuerda al de un automóvil térmico, con mandos físicos en climatización, luces, y la disposición de submenús específicos y panel táctil central que podemos encontrar en otros modelos de la marca, accionables también desde la pantalla central, lo que evita periodos de adaptación para los que no somos nativos digitales. Pero no es perfecto, y, francamente, esperaba algo mejor de algunos revestimientos, como los de la zona inferior de las puertas o el pedalier y en la guantera —de aspecto plasticoso y tacto barato—, aunque justo es reconocer que lo que está a la vista ofrece un aspecto digno de fabricante premium.
No es barato, pero... La tarifa, prácticamente 50.000 euros, no es desdeñable, ni siquiera aplicando el descuento del plan Moves. Prácticamente coincide con alternativas del tipo Audi Q4 e-tron con batería de 77 kWh, Lexus UX 300e (150 kW de potencia y 54,3 kWh de capacidad de batería) y se sitúa —lógico, aunque sin una diferencia prohibitiva— por encima de generalistas del tipo Enyaq i, Volkswagen ID.4, Ford Mustang Mach E que, dicho sea de paso, se situarán por debajo del EQA en cuanto a sensación de refinamiento o potencial de representación.

A cambio, Mercedes ha optado por dotar a su SUV eléctrico con un equipamiento por encima de lo que estamos habituados en la firma de la estrella. Porque cuenta de serie con elementos como el asistente de cambio involuntario de carril, faros doble led con cambio automático de luces, reconocimiento de señales de tráfico, climatización bizona, portón trasero eléctrico, navegador y radio digital, entre otros elementos.
Eso sí, acceder a la integración de Smartphone supone un coste adicional y éste aumentaría con la amortiguación regulable (1.319 €) o paquetes como el de asistencia a la conducción (control de crucero activo, mantenimiento activo de carril, asistente activo de ángulo muerto y Pre-Safe Plus: 1.906 euros) o los que incluyen la pantalla táctil de 10,25” . Podríamos llegar con cierta facilidad a superar los 10.000 euros en equipamiento opcional si quisiéramos dotar al EQA con lo mejor y más selecto, esos elementos que tan sofisticado regusto dejan en el paladar pero que no dejan sino trufar una esencia, el EQA, que se mire por donde se mire resulta absolutamente competente.