Todos los coches eléctricos que se vendan en la Unión Europea deberán contar con un nuevo documento digital, el pasaporte de baterías, de acuerdo con la medida adoptada hace unos días por la Comisión Europea . El documento, que será obligatorio desde febrero de 2007 para todos los vehículos que se vendan en la UE, permitirá comprobar, entre otras cosas, el origen de sus materias primas.
Esta medida, que se enmarca en el nuevo Reglamento de Baterías de la UE, se ayudará de la tecnología "blockchain", y tendrá como objetivo aumentar la transparencia de las cadenas de suministro y de valor, permitiendo el seguimiento y el rastreo de las mismas. También busca facilitar información sobre la intensidad de carbono de sus procesos de fabricación, así como el origen de los materiales empleados en su fabricación.
El pasaporte de la batería, -del que será responsable el fabricante de la misma-, será un documento digital vinculado al número de identificación del vehículo (VIN). Contará con un código QR al que podrán acceder tanto propietarios como talleres y distribuidores y que ofrecerá toda la información de la batería.
Aunque todavía no se han confirmado los datos que figurarán en él lo probable es que se incluyan datos generales sobre la batería y el fabricante, también sobre los materiales y composición de la misma, así como la cantidad de determinadas sustancias peligrosas presentes. También su rendimiento y durabilidad y su huella de carbono. Pero también datos como la circularidad de los recursos y la cadena de suministros. Es decir, qué materiales lleva y cómo y dónde han sido extraídos.Asimismo contará con información sobre las operaciones y posibilidades de reparación, adaptación y desmontaje. Eso sí, no ofrecerá datos como la tecnología de la batería ni su composición.
Coste asumible
El pasaporte de baterías permitirá a los usuarios finales, según la ley europea, adoptar decisiones fundamentada a la hora de comprar los vehículos y permitirá que los operadores de residuos traten los residuos de pilas o baterías de manera adecuada. Ahora bien, el acceso total a los datos lo tendrán los fabricantes de vehículos, siendo el de usuarios y talleres más limitado.
En cuanto al coste, diversas fuentes afirman que la implementación de este pasaporte podría suponer un sobrecoste de no mucho dinero, entre 8 y 15 euros. Su creación e incorporación a los vehículos deberá correr a cargo de los fabricantes de baterías.