La realidad del mercado ha cambiado. Lo que hasta hace muy poco era una auténtica excepción, la compra de coches eléctricos, hoy comienza a ser lo habitual, con muchos países europeos ya registrando claramente mayores matriculaciones de vehículos de cero emisiones que de combustión. Ante esta nueva realidad, ¿tiene sentido seguir subvencionando un tipo de transporte que va a ser ya pronto la opción mayoritaria de mercado y que posiblemente ya no necesita de medidas que impulsen su compra?
Para la Unión Europea, la respuesta es clara: no. Tal y como te anunciamos así hace una semana, el Parlamento Europeo ha aprobado una serie de medidas propuestas por la Comisión de Medio Ambiente (ENVI) bajo el denominado programa de ahorro de emisiones contaminantes Fit for 55. La principal propuesta, como habrás escuchado estos últimos días, implica la prohibición de la venta de vehículos diésel, gasolina o híbridos en el año 2035. Sin embargo, había más medidas.
Y una de ellas, precisamente, supone que entre las directrices de la Eurocámara se incluye ya la necesidad de “eliminar el mecanismo de incentivos para vehículos de emisión cero y baja (ZLEV, por sus siglas en inglés)”, al considerarse ya que “no cumplen con el propósito original”. Si antes era una iniciativa encaminada a incentivar su compra, entramos ya en una nueva fase donde será pronto la única alternativa real y eficaz.

Pues bien, si ya te contamos entonces también que Noruega, uno de los países más avanzados en la venta de coches eléctricos, ya ha comenzado a aplicar un nuevo plan para eliminar progresivamente los subsidios y normalizar las ventas de los coches ecológicos, hoy conocemos una nueva medida que termina por confirmar esta iniciativa: el Ministerio de Transportes del Reino Unido acaba de anunciar el fin inmediato del programa de ayudas para adquirir turismos eléctricos e híbridos.
El Gobierno del Reino Unido, que ya había rebajado desde diciembre la cuantía de la ayuda de 2.880 euros a 1.730 € para adquirir solo coches con valor inferior a 36.900 €, culmina así un programa que llevaba con incentivos desde 2011, pero que ya hoy se concreta con que más de la mitad de los coches que se venden son híbridos o eléctricos. El Gobierno asegura que ya no cumple su objetivo y que, a cambio, quiere ahora focalizar la inversión en extender lo máximo posible la red de puntos de recarga eléctricos, así como a modernizar el parque de vehículos profesionales. Esta tendencia se va a ir extendiendo pronto por todos los países.