El número de radares que controlan a los vehículos que incumplen con los límites de velocidad en las carreteras crece año a año en España. Sin embargo, hay una tipología muy específica de radar que, a pesar de crecer, no está tan mal visto con los radares tradicionales, y te explicamos el por qué.
Los conocidos como radares pedagógicos llevan ya unos años entre nosotros y en muchos otros países del mundo. Estos radares tienen una función muy concreta: concienciar y disuadir a los conductores para que no excedan los límites de velocidad. Son capaces de captar la velocidad de los vehículos a una distancia de entre 50 y 300 metros y cuentan con unos grandes paneles luminosos con luz de led matricial con mensajes personalizados.

Si, por ejemplo, te aproximas a un radar de este tipo y vas por encima de la velocidad permitida, aparte de ver la velocidad a la que circulas verás tambiién en el panel luminoso una cara triste o un mensaje que te recomienda reducir la velocidad. Si cumples con las normas, te regalará una cara sonriente o un mensaje positivo. Y lo que es importante para muchos: no, no multan, de ahí lo que decíamos antes de que no están tan mal vistos.
Muchas ciudades ya tienen en sus calles estos radares pedagógicos estratégicamente situados para controlar puntos de tráfico delicados o importantes: por ejemplo, en los entornos de colegios, en los accesos a los pueblos donde hay que reducir drásticamente la velocidad o donde se puede concentrar mucho tráfico. Bilbao, Santiago de Compostela y más recientemente A Coruña (entre muchos otros municipios) ya tienen sus radares pedagógicos en sus calles que pretenden concienciar a los conductores, con efectos positivos demostrados.

Radares pedagógicos: ¿un arma de doble filo?
Pero ojo, porque estos radares tienen también un doble uso en favor de los ayuntamientos: estos radares pedagógicos tienen un software propio que almacena y analiza los datos de tráfico, de forma que puedan usarse posteriormente para llevar a cabo estrategias de seguridad vial o gestión del tráfico con esta información.
Desde el RACVN, el Real Automóvil Club Vasco Navarro, advierten que pueden ser también un arma de doble filo, ya que esta información podría usarse para instalar posteriormente radares móviles que, en estos casos, sí multarían. “Disfrazados de buenismo” para que tengan “en realidad un objetivo diferente al que se ha anunciado: la finalidad recaudatoria y sancionadora”, afirman desde el RACVN.