Con el año 2035 ya en el horizonte, en poco más de una década, al coche de combustión le queda cada vez menos tiempo. Nuevas normas medioambientales fijan ya en muchos lugares del mundo esta fecha como la del fin de la venta de los vehículos de combustión, contemplando en ellos a los diésel, los gasolina y los híbridos. En Europa al menos el Parlamento ya ha aprobado esta medida y, aunque habrá medida de gracia para su circulación con los que aún estén activos y podrán usarse combustibles sintéticos durante algunos años más, la realidad es que miles y miles de vehículos tenderán a su desaparición.
La pregunta ahora que preocupa es, ¿qué sucederá con un parque que hoy domina todos los mercados y que será imposible renovar por completo antes de esta temida fecha de 2035? En Australia ya han dado la voz de alarma y, comparando la acción que hace dos siglos supuso que desde el Reino Unido e Irlanda desembarcaran hasta 160.000 criminales expulsados de sus países de origen y embarcados al país de Oceanía, ahora se temen que su nación termine también en la próxima década convirtiéndose en un vertedero de coches contaminantes expulsados desde Europa, Estados Unidos y Asia.
Y es que, según advierte el grupo de expertos Carbon Tracker, con sede en Londres, los países que están desarrollando hoy pocos o ningún esfuerzo en la descarbonización y en la eliminación de los coches de combustión podrían terminar cargando con importaciones nuevas y usadas que no son bienvenidas en otras partes del mundo y encontrarán aquí su desembarco perfecto para agotar su vida útil.

Australia, África, Asia y América del Sur, ¿el nuevo vertedero de coches contaminantes?
Países de Australia, África, Asia y América del Sur corren así el riesgo de convertirse prácticamente en vertederos de automóviles altamente contaminantes. Entre ellos, en el horizonte se apunta ya a grandes mercados como Australia, Rusia, Turquía, Tailandia, Sudáfrica, Malasia, Indonesia o India, por poner solo los ejemplos más sonados y llamativos, y con mayor parque de automóviles. Todos ellos han comenzado a ser advertidos de este problema desde Carbon Tracker.
El aviso llega con la explicación de que, a medida que los países más avanzados de Europa, América del Norte y Asia (especialmente China y Japón) introducen regulaciones más estrictas en su camino hacia la movilidad eléctrica, los fabricantes de automóviles tradicionales confían en aterrizar en los países con objetivos de descarbonización más débiles o inexistentes para descargar sus coches más desfasados y contaminantes.
Además, Carbon Tracker anuncia que estos mismos países con menos regulaciones tendrán igualmente más dificultades para recibir e importar vehículos eléctricos de países más ecológicos, ya que estos últimos impulsarán nuevas iniciativas de reciclaje que mantendrán a estos vehículos de cero emisiones circulando dentro siempre de sus fronteras, nuevos o de segunda mano.

Carbon Tracker advierte igualmente a todos estos países sin planes para poner fin a la venta de coches de combustión de que, no solo no contribuirán a reducir el cambio climático o a limpiar su propio aire, sino que podrían verse en el futuro envueltos en un bucle que termine por perjudicarles todavía más y en incrementar su contaminación, lo que financieramente sufrirán también importantes consecuencias.
Carbon Tracker por último recomienda a todos estos gobiernos que aceleren ya la introducción de límites de emisiones más estrictos, limitando las importaciones de automóviles usados hacia vehículos relativamente nuevos, eliminando aranceles sobre los vehículos eléctricos y promocionando la fabricación local de coches eléctricos, según informa la agencia Bloomberg.