Cuando el río suena… ya se sabe, y el del pago por uso de los vehículos en Europa lleva ya mucho tiempo atronando cada vez con más fuerza. Todos los caminos, sin duda, parecen hoy conducir a este nuevo peaje por circular ante un modelo de financiación de infraestructuras que parece agotado y que necesita, irremediablemente, de nuevos ingresos para la conservación y el mantenimiento de todas nuestras vías. No parece quedar otra.
En España, la polémica lleva años en el candelero social. De hecho, el Gobierno ya lo planteó abiertamente en la negociación con la Unión Europea de los fondos comunitarios, pero finalmente quedó descartada la iniciativa debido a la debilidad del sector y al conflicto que generaría en la industria del transporte, ya muy debilitada. Sin embargo, nunca han escondido desde el Ejecutivo su intención de llevar este peaje, tarde o temprano, a la práctica.
En España se propone el pago de 3 céntimos de euro por kilómetros recorrido
De hecho, la patronal de empresas constructoras y concesionarias de Infraestructuras, Seopan, presentó incluso hace unas semanas en Madrid un nuevo plan de peajes denominados blandos para toda España, como medida de presión al Gobierno. En el proyecto, proponían ya un peaje de 3 céntimos de euro por cada kilómetro recorrido en el caso de los vehículos ligeros; y de hasta 14 céntimos por kilómetro para vehículos pesados, es decir, camiones y autobuses. Este pago afectaría a nada menos que 13.674 kilómetros de autovías y autopistas españolas, de las que el 74% son de titularidad del Estado y un 26% de las comunidades autónomas.
Esta hoy parece la única solución viable que encuentran los expertos para paliar los grandes déficits de inversión que hay actualmente acumuladas en las infraestructuras, que en España se calcula ya en casi 11.500 millones de euros. Pero no solo es un problema nacional, ni mucho menos: al contrario, la mayoría de países de Europa ya estudian propuestas similares.
Alemania también recomienda el pago por uso de los coches
La última de hecho que acabamos de conocer nos llega de Alemania, donde los expertos recomiendan el pago también de nuevos peajes en los vehículos, debido a que la transformación del sistema de transporte alemán será significativamente más costosa de lo previsto en los próximos años. Un primer análisis describe un pago también basado en la distancia para vehículos de pasajeros como la mejor opción para compensar la disminución prevista de los ingresos fiscales por energía.
En concreto, el estudio ha sido realizado por Agora Verkehrswende y por el Departamento para el Futuro, que confirman que las necesidades de financiación para el transporte ya superan considerablemente la capacidad del presupuesto federal. Además de los fondos especiales existentes para infraestructura y neutralidad climática, las organizaciones aseguran que se necesitarían más recursos para asegurar proyectos clave en la construcción de carreteras, ferrocarriles y transporte público.
El estudio indica que las necesidades de inversión seguirán aumentando hasta 2035: muchos puentes requerirán renovación, será necesario renovar túneles y también por supuesto modernizar las líneas ferroviarias. Al mismo tiempo, se espera que la capacidad del transporte público prácticamente se duplique para 2040.
Peajes suplementarios en carreteras para todos los automóviles de pasajeros
Los autores del proyecto describen así varias maneras de cerrar esta brecha. Estas incluyen préstamos gubernamentales, mayor financiación para el transporte público (subsidios federales/financiación municipal del transporte) y la reducción de las exenciones fiscales perjudiciales para el clima. Pero sobre todo examinan ya la introducción de un peaje suplementario en las carreteras, extendiéndolo a todos los automóviles de pasajeros.
El sistema propuesto también en Alemania se basaría en el kilometraje real de los vehículos, lo que permitiría un mejor aprovechamiento de los conductores frecuentes y los vehículos con alto consumo energético. Según el estudio, este modelo sería técnica y organizativamente viable si se implantara gradualmente: se considera que podría compensar la pérdida continua de ingresos debido a la disminución de las ventas de gasolina y diésel. Además, una parte de los ingresos potenciales por peajes se destinaría a la expansión del transporte público, similar al actual sistema de peaje para camiones que ya hay en el país y cuyos ingresos se invierten parcialmente en la red ferroviaria.
Eso sí, en Alemania, como en España, son conscientes ya de que un peaje para automóviles solo se considerará viable si se diseña con un equilibrio social. Los planes incluyen ayudas para hogares de bajos ingresos y mecanismos para evitar aumentos abruptos de la carga. Además, el modelo debe coordinarse con una reforma de los impuestos sobre vehículos y energía para evitar la duplicación de cargas.
Este primer estudio alemán propone por todo ello un enfoque multietapa. Una fase piloto voluntaria, que aportará experiencia técnica y organizativa, sería concebible como primer paso. A largo plazo, el sistema podría controlarse mediante métodos digitales, como unidades a bordo o sistemas de cobro de tarifas basados en GPS. No se han definido detalles técnicos específicos aún, pero su implementación se considera, en general, viable.
Más allá del posible impacto en los vehículos, el análisis describe también un concepto más amplio para estabilizar la financiación del transporte. Las medidas propuestas incluyen un fondo plurianual de infraestructura para los ferrocarriles, un mayor financiamiento para la regionalización de los estados federados, una mayor contribución financiera de los usuarios del transporte público y un impuesto vehicular más basado en las emisiones. Además, recomienda consagrar el principio de “mantenimiento previo a la nueva construcción” en el Plan Federal de Infraestructura de Transporte para garantizar un uso más eficiente de los fondos disponibles.
Conclusión
El nuevo estudio alemán de infraestructuras vuelve a poner de manifiesto en Europa el problema de la financiación, que es general en todos los países. Los gobiernos deben desarrollar nuevas fuentes de ingresos para asegurar las inversiones necesarias en carreteras, ferrocarriles y transporte público a largo plazo. Un peaje basado en la distancia recorrida para vehículos de pasajeros se considera como la opción ya más viable para compensar la disminución de la recaudación fiscal y estabilizar la financiación de proyectos clave de infraestructura.
Su introducción y la forma en que se implementará es una decisión política que, según los autores, debería tomarse con prontitud para alcanzar los objetivos de inversión para 2035. En España también está en estudio la implementación de medidas similares.









