La clase política se mantiene desafiante y acampada en dogmas. Y esto me vale para referirme a la nueva religión de la movilidad/sostenibilidad/electrificación, pero también me sirve para referirme a la decisión de nuestro Gobierno de no esconderse y manifestar ya abiertamente que pagaremos peaje por usar las infraestructuras que ya se han creado, pagado y mantenido con nuestros impuestos y esfuerzos.
Y, sí, digo peaje porque no es otra cosa, por mucho que se empeñe el secretario general de infraestructuras, Sergio Vázquez, en que no usemos este término, porque la definición de peaje, según nuestra RAE, no es otra que “precio que se paga para utilizar una infraestructura viaria”.
Y no nos vale el tan populista mensaje de que “quien usa paga” –cuánto le gusta a nuestro director general de Tráfico, Pere Navarro-, o el de la secretaria de Estado del Ministerio de Transportes, Isabel Pardo, diciendo que el pago por uso de carreteras es “imperativo”. Porque el automóvil ya paga y con creces más de lo que recibe a cambio.
El automóvil ya paga y con creces más de lo que recibe a cambio
¿O no es pagar que de media cada vehículo que forma parte del parque móvil nacional pagase el último año de media 1.068 euros en impuestos de todo tipo? Y me refiero, para quien quiera echar las cuentas, de 29,7 millones de vehículos componiendo nuestro parque móvil en 2020. O si no, echo yo las cuentas y les avanzo que los automovilistas nos dejamos en impuestos en 2018 nada menos que 29.995 millones de euros; en 2019, 30.808 millones; y en 2020 –pandemia- 25.645 millones.
A lo mejor si el propio Sergio Vázquez nos explica con claridad a qué se han destinado estas cantidades podremos entender mejor su posterior cita echándonos en cara que “no tiene sentido que haya este vacío y que el mantenimiento y la conservación de la infraestructura se siga sufragando con los impuestos de todos los españoles, que tienen necesidades más urgentes como son las políticas sociales”.
Cada vehículo en España paga de media 1.068 euros en impuestos de todo tipo
No hay nadie más solidario que el automovilista con todo tipo de causas pagando en el momento de la adquisición del vehículo IVA e Impuesto de Matriculación, pagando cada vez que echa combustible IVA e Impuestos especiales –ojo a la subida de los precios de los combustibles en el último año, no solo de la luz-, pagando Impuestos de Circulación, pagando por transferencias de vehículos usados, por tasas de matriculación, por permisos de circulación y por tasas de cambio de titularidad... Y todavía es poco, y todavía no les llega.
Esta gallina de los huevos de oro empieza a estar un poco tiesa, igual que la paciencia de los paganos de siempre.