Si ocurre esta situación de llegar y ver tu coche dañado es porque alguien ha rayado tu coche o, en caso más grave, ha impactado contra él y posteriormente ha decidido darse a la fuga por irresponsabilidad, prisa o miedo a las consecuencias.
Pasos a seguir
Tal y como cuentan en ‘La Vanguardia’, estos son los cinco pasos que debemos seguir si nos encontramos con esta irritante situación:
- No mover el coche. Para solucionar el problema, deberemos dejar el coche en el lugar original de este suceso. Esto es crucial ya que el proceso puede depender de dónde estuviera el vehículo estacionado.
- Hacer fotos. Debemos examinar todas las partes afectadas del coche y documentarlo con fotos y vídeos para poder registrar en el acta o parte todos los daños de manera detallada.
- Buscar testigos. Tenemos que preguntar a las personas que haya cerca si han podido ver algo. Tanto la existencia de un testimonio como la grabación de una cámara pueden marcar la diferencia en el proceso.
- Consultar el seguro. Para seguir con el proceso debemos conocer los detalles de la póliza de seguro para comprender cómo puede responder tu aseguradora al incidente, ya que no es lo mismo tener el coche a terceros que a todo riesgo, en cuyo caso podríamos arreglarlo sin necesidad de encontrar al infractor.
- Llamar al seguro. Una vez que hayamos recopilado toda la información, debemos comunicar los hechos a la aseguradora para determinar si finalmente cubrirán o no los costes de la reparación que debamos hacerle a nuestro vehículo.

¿Qué diferencias hay entre un seguro y otro?
Un seguro a todo riesgo cuenta con la máxima cobertura y protección para nuestro coche. Este cubre tanto los daños a terceros en caso de accidente, como los de nuestro coche, dando igual la circunstancia en la que se den. Evidentemente se trata del servicio más caro.
Por su parte, el seguro a terceros es una opción más básica que cumple con los requisitos mínimos para que nuestro coche pueda moverse por las carreteras de nuestro país. Este cubre los daños que podamos ejercer a terceros en un accidente de tráfico, cubriendo desde lesiones hasta daños en el automóvil. No obstante, no cubrirá en ningún caso los daños que hagamos a nuestro propio vehículo. Como se puede presuponer, es mucho más barato que el de a todo riesgo.