En 2018 aparecieron las etiquetas medioambientales de la DGT. En un principio parecía que no tenían un propósito claro, pero con el paso de los años y la llegada de las Zonas de Bajas Emisiones para todas las localidades que superen los 50.000 habitantes, aunque algunas todavía se hagan las despistadas, han tomado una gran relevancia. Incluso algunos conductores han empezado a buscar fórmulas para poder cambiar el color de su pegatina y así poder seguir circulando durante más tiempo en estas áreas.
Tras un primer paso en el que se ha vetado el acceso a esos vehículos a los cuales no les corresponde etiqueta, ahora el punto de mira parece que se ha puesto sobre los de la pegatina B, la que es amarilla. Estos son aquellos vehículos de gasolina que se han matriculado entre 2001 y 2006 que cumplan con al menos la normativa Euro 3, así como los diésel entre el 2006 y el 2015 que superen como mínimo la Euro 4.

Pero algunos conductores se han dado cuenta que, aunque sus coches a los que la DGT les ha otorgado de forma automática la etiqueta B se han matriculado en los periodos mencionados en el párrafo anterior, cuentan con una homologación Euro 4, 5 o 6 en el caso de los gasolina y Euro 6 en los diésel. ¿Qué sucede entonces? Pues que claramente ha habido un error por parte de la administración.
Ante esta situación lo primero que debes hacer si dudas si tu coche puede tener mal asignada su correspondiente pegatina (deberían revisarse los coches comprados cerca del año final, 2006 en los gasolina y 2015 en los diésel) consultes la ficha técnica que tiene y compruebes la normativa que cumple su motor. En caso de ser Euro 4 o en adelante en gasolina o Euro 6 en los diésel tienes posibilidad de poder cambiarla.

En caso de encontrar el error en nuestro coche, lo que deberemos hacer es inmediatamente pedir un Certificado de Conformidad (COC) en el concesionario de la marca de tu vehículo. Una vez con este papel, deberás presentarlo en una Jefatura de Tráfico para que se proceda a realizar el cambio. Lo malo de todo esto es que no te será gratuito, ya que te cobrarán el primer certificado, así como una tasa y la nueva etiqueta en la DGT.
Es importante que, aunque aquí hayamos explicado la equivocación sufrida en alguna asignación de un coche que le correspondía la etiqueta C y le dieron la B, también conocemos caso que se han dejado a un vehículo sin pegatina cuando en realidad tendría que lucir la B o amarilla en su luneta delantera. En este caso el procedimiento sería exactamente el mismo que he explicado anteriormente.
Coches que se pasan a la etiqueta Eco
Hay muchos otros conductores que han decidido evolucionar sus coches para que puedan contar con la etiqueta Eco, la cual todavía permitirá circular muchos más años por las zonas de bajas emisiones y tener menos restricciones. Eso sí, no te vayas a creer que cualquier vehículo por arte de magia se puede convertir para disfrutar de todas estas ventajas.

El “truco”, por llamarlo de alguna manera, es que los conductores están adaptando sus coches para que funcionen también con GLP. Es una reparación bastante sencilla que suele durar un día o dos, en la que se instala un depósito de gas y se adapta el motor para que funcione también con este tipo de combustible. Una vez completada y certificada al pasar la ITV, se comunica a la DGT para que realice el correspondiente cambio.
Aunque hay un aspecto importante para tener en cuenta, ya que no todos los coches que se convierten para poder circular con GLP se les adjudica la etiqueta Eco. Para ello se ha establecido como condición indispensable que deben ser motores de gasolina que como mínimo cumplan con la normativa Euro 4, los que serían los matriculados a partir del 2006 en adelante.
¿Y los diésel? Pues la teoría nos dice que en este tipo de motorizaciones también se podría realizar la conversión a GLP, pero la mayoría de los centros especializados en nuestro país no la efectúan. Las razones es que la operación, a diferencia de los gasolina, tiene un coste muy elevado y es una operación complicada por lo que en vehículos particulares no suele compensar.