“Europa debe salvar su coche popular”. En una tribuna conjunta y ya histórica recogida por Le Figaro y Le Journal de l’automobile, John Elkann y Luca de Meo, los máximos responsables de Stellantis y Renault, respectivamente, lanzaban esta advertencia a la Unión Europea, asegurando que “lejos de fomentar la competitividad o acelerar la transición ecológica, las nuevas normativas comunitarias podrían terminar aniquilando la oferta de vehículos asequibles, aquellos que aún representan el grueso de las ventas y del empleo en Europa”. Estas declaraciones, así como otras muchas presiones ejercidas desde la industria del automóvil y los grandes fabricantes, parece que surtirán efecto… de momento.
Y es que la UE ya se prepara para suavizar desde hoy los objetivos de CO2 previstos a los fabricantes de coches, al menos temporalmente. Los 27 Estados miembros de la Unión Europea acordaron ayer dar a los fabricantes de coches un plazo mayor hasta 2027 para cumplir sus objetivos de reducción de CO2, a petición de la Comisión Europea. Por eso, y aunque la votación definitiva se efectuará hoy 8 de mayo en el Parlamento Europeo, todo apunta que se aprobará sin sobresaltos permitiendo respirar un poco más a los fabricantes que veían como las nuevas denominadas normas CAFE podrían suponer un golpe definitivo a la industria del automóvil.
Los 27 apoyan ampliar a 2027 el plazo para reducir las emisiones de CO2
Los Veintisiete respaldaron así este miércoles sin cambios la propuesta de la Comisión Europea de ampliar hasta 2027 el plazo que tendrán los fabricantes de automóviles para cumplir con su objetivo anual de reducción de emisiones de dióxido de carbono (CO2) con el fin de dar más tiempo al sector para cumplir con las metas marcadas antes de enfrentarse a fuertes multas por incumplimiento. La enmienda permitirá que el cumplimiento por parte de los fabricantes de los objetivos de CO2 para 2025, 2026 y 2027 se evalúe a lo largo de todo el período de tres años en lugar de hacerlo anualmente.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ya avanzó en marzo su intención de flexibilizar los plazos para dar más tiempo al sector de la automoción de cumplir con los objetivos requeridos y ha apremiado a los colegisladores a alcanzar “cuanto antes” un acuerdo sobre esta modificación para garantizar la previsibilidad y la seguridad para la industria del automóvil y los inversores.
A finales de año estallará el conflicto sobre las prohibiciones de los coches de combustión
Sin embargo, y a pesar de que se da por hecho que este retraso se aprobará hoy permitiendo respirar al sector, la incertidumbre entorno a las prohibiciones de venta de los coches de combustión, previstas para el año 2035, se mantiene. El gran debate sobre el futuro de los coches diésel, gasolina e híbridos estallará definitivamente a finales de este año, una vez que se active la cláusula de revisión del plan, tal y como estaba inicialmente acordado.
A la vista de la ralentización y la falta de demanda total del mercado de coches eléctricos, de la falta de infraestructuras de carga y de la creciente presión del empleo industrial en Europa, son ya muchos los gobiernos y eurodiputados que han dejado entrever que la Unión Europea debería replantearse ya el calendario y las condiciones de descarbonización del transporte europeo.

La Comisión Europea ya estudia la opción de retrasar también las prohibiciones de ventas
La tregua por lo tanto prevista de momento tendrá a finales de año el verdadero inicio de un conflicto que hasta ahora no está claro cómo puede concluir. Y es que, según os contamos hace unos días, desde Alemania se apunta ya a que la Comisión Europea estaría estudiando ya abiertamente la posibilidad de eliminar más progresivamente también esta prohibición de venta de los motores de combustión. El propio Comisario de Transporte de la UE, Apostolos Tzitzikostas, anunció en Bruselas que noticias al respecto deberían llegar ya este año 2025 y no en 2026.
En los últimos días, además, toda la centroderecha europea, a través de Manfred Weber, máximo dirigente del Partido Popular Europeo al que precisamente pertenece también la propia presidenta de la Comisión, ha solicitado ya a la UE formalmente que abandone su plan de prohibir los motores de combustión interna. El líder del PPE considera que es una medida esencial para “preservar la industria automovilística” europea.
Hay que tener en cuenta que el PPE es el mayor grupo político del Parlamento Europeo y Weber, en una entrevista también al prestigioso diario Financial Times ha advertido que “la gente debería poder comprar automóviles de gasolina y diésel siempre que se compense el carbono emitido. Utilizo un motor de combustión clásico, con combustible clásico, pero luego pago por almacenar CO en el suelo: probablemente ese sea un modelo de negocio para el futuro”. Veremos cómo concluye por tanto a finales de año todo este debate que todavía está sin abordad y encima de la mesa.