La carrera por la mejora de las baterías de los coches eléctricos está en pleno auge dentro de la industria automotriz. Las diferentes marcas a nivel mundial están destinando millonarias inversiones y grandes equipos de ingenieros en buscar una progreso para los conductores. Y el último avance que hemos conocido nos llegan con las baterías compuestas por una mezcla de litio y azufre.
A principios de este mes, el grupo Stellantis anunciaba que había llegado a un acuerdo de desarrollo conjunto junto con la empresa Zeta Energy Corp. para crear futuras baterías para los coches del consorcio neerlandés. Estas contarían con la composición química arriba indicada que según anunciaron en su comunicado cuentan con una “densidad energética gravimétrica revolucionaria y una densidad energética volumétrica comparable a la de la tecnología actual de iones de litio”.

Leído así parece demasiado teórico y complicado de entender, pero te lo explico rápidamente. Lo que han descubierto estas dos empresas es que las baterías de litio-azufre son “bastante” más ligeras que las actuales de iones-litio. Poniéndolo en datos, ahora mismo se mueven en 150-250 vatios-hora por kilogramo (Wh/kg) de energía, mientras que las nuevas Li-S podrían alcanzar los 400-600 Wh/kg, lo que es más del doble. Esto sería una clara ventaja para los coches eléctricos, que se ven muy afectados hoy en día por el “lastre” que suponen en peso las pilas actuales.
Pero el peso no es la única ventaja de las baterías litio-azufre. En el comunicado también comentaban que son capaces de mejorar las velocidades de carga rápida en hasta un 50%, lo que no aclararon es si se refieren a potencias pico o a la media que son capaces de soportar durante el rellenado. Y un dato muy importante, su coste de fabricación es de menos de la mitad, lo que, en teoría, significaría que las marcas podrían reducir los precios de sus modelos.

Como publican en La Vanguardia, no es la primera vez que se habla de baterías formadas por litio-azufre. Estas se dieron a conocer en la década de 1960, pero su aplicación práctica se vio limitada porque perdían capacidad repentinamente. Esto era debido al “efecto lanzadera de polisulfuro”, que solo sucede con esta combinación, provocado cuando la pila se va vaciando, el azufre en el lado del cátodo reacciona con el litio y crea polisulfuros de litio que se difunden a través del electrolito al ánodo dejando depósitos. Al cargarla, estos desechos pasarían de nuevo al cátodo, lo que acelera la degradación.
Aunque como suele pasar con casi todo en la vida, los nuevos avances tecnológicos han permitido resolver estos problemas. Según han comentado desde Zeta Energy Corp. y Stellantis se utilizarán materiales, barreras y recubrimientos que atraparán esos polisulfuros, para evitar que se queden entre los electrodos y no las degraden de forma prematura.

Estas nuevas baterías para los coches de Stellantis se fabricarán utilizando materiales de desecho y metano, para ofrecer unas emisiones de CO2 inferiores a cualquier tecnología de baterías actual. La idea es montarlas en las gigafactorías que ya tenga en marcha el grupo europeo, como la recientemente aprobada de Figueruelas, utilizando una cadena de suministro corta y nacional, ya sea en Europa o Norteamérica. El azufre, por su parte, será sin refinar obtenido como subproducto de diversas industrias, por lo que ya no se necesita cobalto, grafito, manganeso o níquel, como en las actuales.
Con el acuerdo entre las dos empresas recientemente firmado, el objetivo que se han marcado es que los primeros coches de Stellantis alimentados por estas baterías estén disponibles a partir del año 2030. Para aquel entonces el grupo espera ya contar con 75 vehículos eléctricos en todas sus marcas.