Ni siquiera Mazda se esperaba el éxito del MX-5, un descapotable biplaza que, además, era un proyecto específico, no basado en algún otro modelo. Otras marcas tomaron nota de que ahí había un filón pero generalmente, para reducir el coste de desarrollo y producción, partieron de modelos existentes.
En 1990, Fiat utilizó el Punto tipo B para el proyecto llamado tipo B Spider 176. Uno de los estilistas, Andreas Zapatinas, cuenta que se alegró de poder volver a usar curvas, después de una racha de lineas rectas y superficies planas con modelos como el Fiat Tipo, el Tempra, el Lancia Dedra y el Alfa Romeo 155. Por el contrario, se distinguía por unas líneas curvas que enmarcaban interesantes detalles de diseño, como los tiradores de las puertas enrasados, el sinuoso borde inferior del faldón delantero que perfilaba una toma de aire, una marcada “línea de carácter” (el pliegue lateral), pilotos traseros dobles o el interior del color de la carrocería. Fiat logró un estilo muy personal que destacaba entre otros descapotables biplaza de la época.

La mecánica del Fiat Barchetta
Para la mecánica tomaron elementos del chasis del Punto en la suspensión, los frenos y la dirección. Sin embargo, no se trataba de un Punto abierto, el Barchetta tenía una batalla de 2.275 mm, 175 más corta que la del Punto. El motor pertenecía a la familia modular llamada Pratola Serra, que estrenó el Lancia Kappa con cinco cilindros y el propio Barchetta con cuatro. Tenía un bloque de hierro y una culata de aluminio con doble árbol y 16 válvulas, más un sistema de variación de fase para la admisión. Con 1.747 cm³ de cilindrada daba 131 CV, algo menos que otras versiones de este motor en, por ejemplo, el Alfa Romeo 156.
El Barchetta es un coche para disfrutar tranquilamente de la conducción a cielo abierto. Resulta más seguro en ciertas condiciones que competidores de tracción trasera como el propio MX-5, el BMW Z3 o el Toyota MR2. Por el contrario, le falta la agilidad y la precisión del Mazda o el Toyota.

El motor respondía perfectamente en un uso normal. Ahora bien, si se pisaba a fondo y se apuraban las marchas, daba esa poco agradable sensación de que en algún momento iba a dar un empujón, que finalmente nunca llegaba. Los desarrollos relativamente largos también eran adecuados para un uso tranquilo, no deportivo. Los acortaron ligeramente en 1999 y, aún así, en 5ª no llegaba al régimen de potencia máxima.
Maggiora realizaba el montaje hasta que la empresa quebró, en 2002. Entonces se interrumpió la producción hasta que Fiat lanzó una segunda serie que había con un frontal distinto y una remodelación del salpicadero.
Cotización del Fiat Barchetta (1995–2005)
Hay muchas unidades a la venta en España, no hace falta buscar fuera. El precio se mantiene estable desde hace unos años y, por lo que cuesta actualmente, me parece una compra interesante porque no va a bajar. Ya no es fácil encontrar unidades en no muy buen estado por dos o tres mil euros. Salvo raras excepciones por encima y por debajo, el kilometraje está entre unos 70.000 y unos 150.000 km, no son coches que se hayan usado muy intensamente. Es interesante buscar unidades con techo duro, salvo que se tenga la certeza de que el coche solo se va a a sacar de paseo con buen tiempo. Las unidades de la segunda serie, de 2003 a 2005, son muy escasas y tampoco hay una razón poderosa para pagar más por ellas.

Puntos débiles del Fiat Barchetta
- El variador de fase se desgasta, especialmente en unidades anteriores a 1999. Se nota por el ruido, poca aceleración y consumo alto.
- Las primeras unidades tenía un chapa muy fina, sobre todo en el maletero. Conviene comprobar que no está descuadrado.
- El bastidor de la capota tampoco era muy resistente. Debe abrir y cerrar con facilidad, sin variaciones resistencia ni ruidos.