La fórmula básica del Kia Niro no ha cambiado desde su renovación el pasado 2022, pero vaya cuánto y cómo ha mejorado. Tres buenas y eficientes tecnologías de propulsión, una para cada necesidad, un magnífico aprovechamiento del espacio en el habitáculo, versiones con un equipamiento de serie bastante completo, política de opciones claras… Y lo más interesante para muchos: eficiencia, buen tacto de conducción, motorizaciones solventes y precios competitivos para todo cuanto ofrecen, algo que no es exclusivo del Niro en sí, antes de ser renovado o ahora, sino que se hace extensible a su gran mayoría de sus modelos más “populares” aunque, ya sabes cómo están los precios de los coches nuevos.
Sea como sea, Kia sale en todos los boletos cuando buscas el coche más competitivo exigiendo criterios de compra mínimamente exigentes, y el Niro no es la excepción… Aunque tienes que poner sobre la mesa unos 28.000 euros para acceder a la gama HEV, el híbrido a secas, casi 32.000 si quieres un Niro muy bien equipado, en este caso, en su versión intermedia de acabado, el Drive.
¿Costosos? Por si no lo sabes, hay coches que cuestan menos de 18.000 euros con más más de 600 litros de capacidad de maletero, con más de 160 CV, que tienen distintivo ECO, superan los 4 metros medio de largo o gastan menos de 4,5 l/100 km de gasoil… Pero cuando queremos todo junto, más calidad, marca reconocida, fiabilidad, modernas tecnologías de propulsor o estar a la última en infoentretenimiento, la frontera de precio óptimo cambia radicalmente.
El Kia Ceed es un ejemplo entre compacto, el XCeed entre crossover, el Sportage lo es entre los SUV medios, por cierto, coche que también se ha metido entre los diez modelos más comprados en 2022, y el Kia Niro, cómo no, también en esta categoría que por tamaño y formato de carrocería definía como compacto crossover, encerrando lo mejor de otra categoría. No es tan voluminoso y pesado como un SUV y, por tanto, es menos sensible a ruidos aerodinámicos y permite aprovechar mejor el motor, por ejemplo, pero a cambio, ofrece un desahogo interior dingo de un coche mayor.
Y ahora sí, al grano con esta versión, segunda de las ensayadas de esta renovada generación de la que ya hemos probado la versión PHEV, cuya prueba te dejo aquí —por cierto, déjame que te sugiera que si tienes posibilidad de enchufar el coche en casa, es “tu coche”—, empezando por una cuestión que nos seguís preguntando con frecuencia. ¿Son 141 CV suficientes?
Ahora sí. A diferencia del PHEV, con 183 CV fruto de un motor eléctrico más potente, el HEV sigue teniendo 141 CV, con mejoras en el motor térmico que aisladamente apenas se advierten, también con un renovado cambio automático, y no me refiero sólo al diseño del mando, sino que el cambio en sí es algo más ligero al desligar la marcha atrás de la piñonería interna, ya que esta función la asume ahora el motor eléctrico. Pero en conjunto, y considerando el cambio de ritmo y circulación que estamos experimentado en nuestras carreteras, cada vez más al “tran tran” para entendernos, buscando sacar partido de hasta la última gota de combustible, el Niro HEV es un coche dinámicamente satisfactorio.
No es muy rápido, no te lo voy a negar, tampoco es muy ágil pero sí constante y consistente y aunque haya momentos en los que parece que le estás exigiendo todo cuando puede darte el motor, como en subidas prolongadas, por ejemplo, o en fuertes aceleraciones, no lo hace manifestando tanto esfuerzo mecánico como podría hacerlo, por ejempolo, un Toyota C-HR con el motor “pequeño” de la gama, el de 125 CV, una sensación que el de Toyota acrecienta más por el efecto del cambio que por falta real de potencia
Respecto al cambio, sabrás que el Niro esconde seis verdaderas relaciones, aunque no siempre puedes administrarlas a tu gusto, salvo que conduzcas en modo Sport, ya que las levas intercambian su función dependiendo de si circulamos en modo térmico, momento en el que puedes usarlas para subir o bajar de macha, o como frenos regenerativos cuando el modo de propulsión es exclusivamente eléctrico, que por cierto, son muchos los instantes que suma este Niro en cualquier tipo de trayecto.
Kia Niro HEV, un híbrido que gasta poco… o poquísimo
Sus consumos son extraordinariamente bajos. Es pan comido ver cifras en el ordenador, cuando acumulas kilómetros, de entre 4,4 y 4,6 l/100 km. Tienes que ser muy despreocupado para gastar más de 5 litros y medio o conducir muy deprisa constantemente para ver cifras mayores.
Es rápido cargando baterías, autorregenerando mejor dicho, inteligente para usarlas donde debe y cuando debe, especialmente en zonas urbanas, donde sus consumos llegar a ser todavía más vistosos, pero por pura cortesía con el conductor y ocupantes, porque prefiere atemperar el motor térmico para poder ofrecer rápido una eficaz climatización, no asombra en ese primer recorrido corto del día. Luego, eso sí, llegan muchos y muchos instantes de circulación eléctrica, incluso a velocidades constantes no precisamente bajas, y que identificarás en ocasiones más en los gráficos de flujo de energía del cuadro de instrumentos que por sonido y tacto mecánico, porque si de algo puede presumir este sistema y conjunto mecánico es de ser refinadísimos. A altas vueltas, eso sí, el sonido mecánico sí es más que evidente, pero nunca crispante.
El nuevo Niro ha dado también un cambio radical de puertas adentro. El diseño es claramente más moderno, la calidad ha subido enteros, tiene equipos multimedia más que satisfactorios por su funcionamiento buena ergonomía o facilidad a poco que le dediques un cuarto de hora al coche a aprenderte las funciones elementales. Y por si fuera poco, para el tamaño exterior que tiene, es un coche bien aprovechado de puertas adentro y ofrece un volumen de maletero más que satisfactorio, de los mejores entre modelos con un sistema de propulsión equivalente.
Encontrarás en el confort general el punto dulce de su chasis porque así lo ha querido Kia, así que olvídate de fuertes sensaciones o de sentir que entre coche y asfalto hay una comunicación muy directa, pero lo que sí consigue el Niro es naturalidad en la conducción, incluso en sus frenos, aplomo y alta sensación de seguridad, cubierto además por sistemas de ayudas a la conducción que pueden presumir de ser, precisamente, eso, ayudas.