Nissan Bluebird 2.0 SLX: probamos una berlina eterna y poco conocida en España

Nissan importó estas berlinas desde Japón entre 1986 y 1988, que destacaron por una terminación de alta calidad que los convierte en casi eternos. Instalémonos a bordo para entender mejor las cualidades de un modelo poco divulgado en España

Ignacio Sáenz de Cámara. Fotos: Classic Lane

Nissan Bluebird 2.0 SLX, probamos una berlina eterna y poco conocida en España
Nissan Bluebird 2.0 SLX, probamos una berlina eterna y poco conocida en España

Hasta 1980, la compañía nipona Nissan apenas era conocida en nuestro país, pero, a partir de que comprase aquel año el 36% de Motor Ibérica y desde 1982 se hiciese con la mayoría del capital, comenzó la transformación. Llegaron a la planta barcelonesa nuevos métodos de trabajo y en enero de 1983 salía de la cadena de producción el primer ejemplar del Nissan Patrol, un todo terreno que se convirtió de inmediato en el 4x4 más vendido del mercado español. Un año después empezaba a producirse la furgoneta Vanette, de tracción trasera y que no tardó en servir como vehículo industrial en una buena cantidad de gremios.

Además, en los concesionarios Nissan también era posible comprar un camión Ebro, la furgoneta Trade o el turismo Cherry Europa GTI, que se puso a la venta desde mayo de 1984. La carrocería de este modelo se construía en Japón, se transportaba a la factoría Alfa Romeo de Cassino y allí se completaba el montaje con el motor bóxer de 1.490 cc y 95 CV tomado de los Alfa Sprint y 33. Sin embargo, las mil unidades que se importaron tenían un precio excesivo y una terminación dudosa, a lo que se añadía la escasez de repuestos en la red de la antigua Motor Ibérica, motivos todos ellos que llevaron a parar su venta en 1986.

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Nissan Bluebird

Así eran los Nissan Bluebird

Como alternativa, los directivos de la empresa optaron en septiembre de 1986 por traer directamente desde Japón las berlinas Auster, que en los mercados de exportación se comercializaban como Nissan Bluebird. Se trataba tres volúmenes que, a partir de 1983, incorporó transmisión al eje delantero, dotado de un motor transversal y que en diciembre de 1985 fue sometido a una reforma estética. Tras su presentación a la prensa española en octubre de 1986, se inició la venta de las versiones Bluebird 1.8 SGX Turbo y 2.0 SLX. Con estas dos variantes, la red Nissan Motor Ibérica pasaba a contar con un turismo posicionado en el segmento medio-alto, que podía promocionar entre los dirigentes de las compañías compradoras de Nissan Trade, Vanette y camiones Ebro.

Aunque de menor cilindrada, la versión 1.8 SGX Turbo estaba alimentada por una inyección Bosch L-Jetronic y rendía 135 CV gracias al turbocompresor. Su equipamiento incluía una suspensión electrónica de dureza regulable y frenos traseros de disco, siendo 2.916.000 pesetas su precio de salida. Por su parte, el 2.0 SLX tenía bajo su capó un motor de 1.973 cc, provisto de un carburador de doble cuerpo y una potencia máxima de 105 CV a 5.200 rpm. El precio inicial de esta variante era 2.510.000 pesetas, una cifra competitiva sobre todo si tenemos en cuenta que aún había aranceles que penalizaban a los coches de importación.

La unidad que aparece en este artículo se matriculó en noviembre de 1988 y lo estrenó Aurelio, quien al verla en el concesionario de Gijón, próximo a su domicilio, no dudó en comprar para sustituir su Seat 131 1600 TC. Siempre guardado en garaje, su primer dueño lo utilizó hasta 2017, año en que dejó de conducir y pasó a ser uno de sus nietos el que llevase al abuelo a los lugares que deseaba visitar.

En 2018, el Bluebird tenía ya 206.000 km y Manuel, gran entusiasta del modelo y propietario de tres Nissan Bluebird, le ayudó a encontrar un comprador, aunque finalmente Aurelio optó por regalárselo a su nieto a la vista de lo bien que conservaba sus otros ejemplares.

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Nissan Bluebird: así es su interior.

Con sus paragolpes pintados en el mismo tono verde metalizado que la carrocería, en el frontal predominan los trazos horizontales y la moldura Nissan al lado izquierdo de la calandra. De perfil se aprecia la línea en ligera cuña de su tercio anterior, seguida de una zona habitable en la que destaca la prolongación de la puerta trasera sobre el paso de rueda. También llaman la atención las faldillas instaladas de serie detrás de las aletas, que protegen de los pequeños impactos y de la corrosión, así como los aireadores traseros, que incluso evacúan el aire caliente del habitáculo cunado se conecta el aire acondicionado. A su vez, la zaga tiene un trazo horizontal, rematado con unos grupos ópticos completos y las únicas molduras que identifican al modelo.

Abrimos la puerta del Nissan Bluebird

Abrimos la puerta del conductor y nos acomodamos en el asiento tapizado en terciopelo, que cuenta con regulación en altura e inclinación y ajuste lumbar del respaldo. También el volante dispone de reglajes en altura y distancia, motivo de que sea sencillo conseguir la postura ideal. El volante de material sintético y con dos brazos incluye dos pulsadores para el claxon, mientras que el cuadro de instrumentación posee un velocímetro graduado hasta 200 km/h, un cuentavueltas cuya zona roja comienza en las 6.000 rpm, reloj digital y dos cuentakilómetros parciales. En el lado izquierdo se sitúan el económetro y el termómetro del líquido refrigerante, acompañados a la derecha por el voltímetro y el aforador de gasolina en el depósito.

Sobre el reposabrazos izquierdo van instalados los mandos de los cuatro alzacristales eléctricos y sus conmutadores de bloqueo, en tanto que el equipamiento también incluye unos retrovisores regulables eléctricamente desde el interior, ajuste de altura de los faros, cierre centralizado de puertas, servodirección y aire acondicionado. Además, tiene sobre el piso del lado izquierdo una palanquita con dos mandos, uno para abrir a distancia la tapa del maletero y otro de apertura del depósito de gasolina.

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Nissan Bluebird.

Ya con el motor en marcha, apenas se oye el ralentí. Y al introducir la primera velocidad sorprenden la suavidad y precisión de la palanca de cambios. Comenzamos a rodar en ciudad y la dirección asistida resulta suave y suficientemente rápida con sus 3,25 vueltas entre topes, sumada a la generosa superficie acristalada y unos retrovisores exteriores que compensan los 4,40 metros de la carrocería. En este entorno urbano, sobresalen la elasticidad del motor y el agradable tacto del cambio, que favorecen una conducción confortable y relajada.

Continuamos el recorrido en una carretera local asturiana, donde el Bluebird muestra un comportamiento subvirador en las curvas, que obliga a anticiparse con el giro del volante. A cambio, la carrocería apenas se inclina y manifiesta una nobleza de reacciones bastante tranquilizadora. Se nota que los desarrollos están estudiados para rodar por autovía; son largos, con una segunda que puede estirarse hasta casi 90 km/h y una tercera demasiado abierta, que invita a practicar una conducción turística. Aun con todo, los discos delanteros ventilados y el reglaje de las suspensiones autorizan una conducción rápida, pese a un escalonamiento del cambio pensado para viajar en vías rápidas sin que el consumo se dispare.

Nos adentramos a continuación en la autopista A-66, donde el Nissan Bluebird avanza suavemente en quinta a 120 km/h, con la aguja del cuentavueltas fijada en las 3.300 rpm. A ese crucero, la rodadura resulta muy agradable, en compañía de un motor silencioso y de las ráfagas que provoca el aire cuando intenta esquivar el parabrisas y los retrovisores. Igualmente mantiene el confort en las curvas enlazadas, mientras que el juego de la cuarta y la quinta se muestra efectivo en las pendientes. También es de agradecer el mullido de los asientos y su estudiada anatomía, que posibilitan una marcha descansada durante cientos de kilómetros. En ese mismo sentido, sobresalen la amplitud del habitáculo y la distancia holgada para las piernas que disfrutan los ocupantes del asiento trasero.

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Nissan Bluebird: su motor.

En definitiva, estos cupos japoneses de los Nissan Bluebird no sólo sirvieron para afianzar a corto plazo la reputación de la firma nipona, sino que también han demostrado con el paso del tiempo la solidez de su terminación y una fiabilidad mecánica que favorece su actual mantenimiento como vehículos de colección. De hecho, se ha creado el Club Coches Clásicos Pájaro Blue, del que forman parte socios cuyos Nissan Bluebird superan los 600.000 km y se conservan en estado impecable. Mc

Ficha técnica del Nissan Bluebird 2.0 SLX (1988)

  • COTIZACIÓN: 2.500 - 800 €
  • Motor: 4 cilindros en línea, bloque y culata de fundición, 5 apoyos de cigüeñal y refrigeración líquida.
  • POSICIÓN: delantera transversal.
  • DIÁMETRO X CARRERA: 84,5 x 88,0 mm.
  • CILINDRADA: 1.973 cc.
  • COMPRESIÓN: 8,5:1.
  • DISTRIBUCIÓN: árbol de levas en culata, correa y 2 válvulas por cilindro.
  • ALIMENTACIÓN: carburador de doble cuerpo.
  • POTENCIA: 105 CV a 5.200 rpm.
  • Transmisión: A las ruedas delanteras.
  • EMBRAGUE: monodisco en seco.
  • CAMBIO: manual, de 5 relaciones.
  • Bastidor: Carrocería monocasco autoportante, de acero.
  • SUSPENSIÓN DELANTERA: independiente, tipo McPherson, con brazos transversales, amortiguadores hidráulicos telescópicos y barra estabilizadora.
  • SUSPENSIÓN TRASERA: independiente, con doble brazos transversales, tirantes longitudinales, muelles helicoidales, amortiguadores hidráulicos telescópicos y barra estabilizadora.
  • FRENOS: discos ventilados/tambores, con circuito hidráulico.
  • DIRECCIÓN: cremallera, asistida.
  • RUEDAS: llantas Mamba de aleación, en medida 5,5-14, y neumáticos 185/70 SR 14.
  • Carrocería: Berlina de 5 plazas
  • BATALLA: 2.550 mm.
  • VÍAS DEL./TRAS.: 1,46/1,46 m.
  • LARGO X ANCHO X ALTO: 4,40 x 1,69 x 1,395 m.
  • PESO EN VACÍO: 1.175 kg.
  • DEPÓSITO COMBUSTIBLE: 60 l. 
  • VELOCIDAD MÁXIMA: 177 km/h.
  • ACELERACIÓN 0-1000 M: 33,6 s.
  • CONSUMO MEDIO: 12,4 l/100 km.
  • PRESENTACIÓN: octubre de 1986.
  • ÉPOCA DE FABRICACIÓN: 1983-1990.
  • UNIDADES IMPORTADAS: 3.615 ejemplares.

 

Nissan Bluebird 2.0 SLX

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